viernes, 17 de octubre de 2008

Una Pizza al Taglio

Caminando por la ancha avenida del Viale Regina Margherita, con sus altos plátanos desnudos, notaban la llamada de los estómagos vacíos. Llegaron a Piazza Buenos Aires. Armando le ha dicho que en Roma se la conoce como Piazza Quadrata. La verdad es que no lo parecía. La fachada de la Iglesia Nacional Argentina con sus colores vivos en el mosaico lleno de ovejas y símbolos religiosos le hizo sonreír como ante un dibujo de un niño, sereno y claro tras las encinas seculares.
No quisieron parar en la pizzeria de la plaza, muy concurrida. Siguieron caminando hasta llegar a una pequeña pizzeria en donde servía pizza ‘al taglio’, que se podría traducir como pizza al ‘detalle’. Polidori, era el nombre de la pizzeria y del propietario, un tal Luigi, ancho y alto como un armario, de paso lento y voz bondadosa. A un lado de la entrada una lápida, casi ilegible, recordaba que en aquel edificio había vivido un tal Alberto de la resistencia anti-fascista. Debajo las inevitables firmas que esclavizan los muros, obligándoles a decir palabras ininteligibles.
Eneas escogió un trozo con ‘mozzarella di buffala affumicata e funghi porcini’ y otro de ‘fiori di zucca con asciughe’. Pasta fina, crocante, bien cargada y llena de sabor. Perfecto para ese momento. Un ‘detalle’ en el camino de la jornada.
-A ver cuándo la abren. Hace años que dicen que la están a punto de abrir...y ahí sigue. Sería estupendo poder bajar de casa y dar un paseo por la villa.
-Bueno, tienes villa Paganini, villa Ada, villa Borghese, Torlonia...y también la Albani!?
-Sólo digo que no estaría mal para los que vivimos aquí. Total, para tenerla ahí cerrada y abandonada.
-Te parece a ti. ¿Has visto la entrada de via Salaria? Es estupenda.
-Estos Torlonia. Al final, no llegarán a un acuerdo con el Comune. Sabe Dios lo que piden a cambio.
-¿Sabes? en ella se firmó la rendición de Roma, cuando la ciudad dejó de ser del Papa.
-Al menos entonces había un patrón. Ahora todos mandan en su Roma. Ahí tienes el Enel, con su palacio de tubos y cristal.
Trozos y trocitos de vida y de historia. ¡Qué pizza! Hoy y ayer mezclados, pequeños trozos de una realidad más amplia en la que cada uno participa a su manera y escoge el peso que su glotonería o su hambre le dictan. El tranvía pasa rápido dejando mil chispas que incendian por un momento la calle, pequeñas partes de una gran corriente que recorre la ciudad. Como esa electricidad silenciosa y efectiva, Eneas sentía que en toda la ciudad había una energía que la recorría, que se manifestaba en los más insospechados lugares encendiendo pasiones, discusiones, historias que no se creaban ni se destruían. Todos las transformaban en los pequeños tajos de tiempo que tenían en sus manos.

10 comentarios:

Okzelui dijo...

Hola. Qué grande Roma¡¡

Estuve en Marzo.
En Campo de Fiore, via del pellegrino ceo que se llamaba, la calle que queda en la esquina derecha si te pones igual que la estatua, probé la mejor pizza que he somido en mi vida. Impresionante. No tenía ni nombre, solo el cartel de Pizza al Taglio.

Era simple. su base de tomate y queso, con albahaca y trozos de tomatitos....pero con ese sabor a huerto, a productos naturales que tienen las pizzas en Roma....impresionante. Te lo recomiendo con especial interés.
Así, si algún día la pruebas, o si conoces el sitio y ya lo has hecho, me podrás comparar con otras.

Un saludo y te sigo leyendo, algo inevitable cuando se está enamorado de Roma.

Saludos.

Hyperion dijo...

La conozco, pues paso siempre por allí de camino a la librería de libros viejos en via del Pellegrino. Te haré caso y la próxima vez saborearé allí un buen trozo de pizza, un retazo simplemente bueno de esta Roma. Gracias

okzelui dijo...

Seguro que te gusta. Hazmelo saber.

Creo que nos conocemos al menos de vista. Estuve con unos amigos en uno de los apartamentos que alquilan en la web de enroma.com.

Estuvimos en Vicolo delle Orsoline.

Isabel Barceló Chico dijo...

Esa librería de viejo, ¿no será por casualidad la Grotte dei Libri? Tengo una foto bastante buena de la fachada de la iglesia Argentina, con sus encantadoras ovejitas... Y también recuerdo haberme asomado a la Villa Torlonia por una de sus rejas (lamento no recordar si era por la vía Salaria)a través de la cual se veían unas grandes estatuas. Como puedes imaginarte, les saqué unas fotos... Me encanta venir por aquí, porque me siento como en casa. Saludos cordiales.

Anónimo dijo...

¡BUAH! ¡QUÉ PASADA, NO, CHICOS? PUES SI SEGUÍS ASÍ, DENTRO DE POCO, DE MIRAROS EL OMBLIGO, YA NO SERÉIS CAPACES DE VER NADA DE VUESTRA PRECIOSA ROMA. ¡DESPERTAD!

"EL ESPÍRITU DE BREOGÁN!

Hyperion dijo...

Para mí, al menos, Roma no se queda fuera. Eneas es un tipo que viaja sobre todo dentro de él. Al escribir no quiero ni pretendo mostrar Roma sino compartir experiencias muy personales. Siento que a mi querido 'espíritu de Breogán' lo que aquí está escrito le desate su espíritu justiciero. Se ve que este 'sueño' al menos ha hecho despertar su descontento. Gracias por las críticas.

Hyperion dijo...

Roma como una casa común que nos hace compartir lugares. Podría ser una buena difinición de esta ciudad.
A lo mejor algún día coincidimos mientras entras o sales.
Y hablando de casas, Okzelui, si has estado en Vicolo delle Orsoline con la Sra. Morici, es probable que nos hayamos visto o escrito a través de www.enroma.com en donde trabajo. Espero que te haya gustado esa casita en el corazón de Roma.

Anónimo dijo...

Yo he estado en Roma. Fue el verano en que hubo el terremoto que se cargó parte de las pinturas de la iglesia de Padua. Tuve que hacerme un "tour" con parejitas de recién casados. Fue de lo más gracioso. El primer día estaban que se comían con los ojos y el tercero tenían unas ojeras que les llegaban hasta los co...colodrillos! Eso. Lo pasé fenomenal. Conocí a unos chicos fantásticos que me llevaron de copas por la zona de la Plaza Navona, me perdí en la Vía del Corso y vino en mi rescate un 'madero' guapísimo (para mí que destinan a los jóvenes al centro como reclamo turístico porque parecen todos actores porno gays) cuando estaba a punto de meterme en un chino a preguntar cómo se llegaba a la Fontana di Trevi, también me perdí en las catacumbas de San Pedro o San Pablo o uno de ésos y me encontré siguiendo a un gato, porque pensé: el gato irá a buscar comida, supongo, y yo tengo hambre. Debe ser hora de comer. Acerté. Bueno, acertó el gato.
Me subí en un bus el último día para acabar de gastar el abono que había comprado como buena turista responsable con las arcas municipales (los guías nos decían que podíamos pasar de todo e ir de gorra) y me dejó a tomar por saco al lado de un centro comercial a las afueras a las 23:00h sin un alma en millas a la redonda. Otro busero que iba de retirada se compadeció de mi triste situación y ofreció acercarme al centro. Cuando me bajé vi sobre mi cabeza el puente del tren que lleva al Vaticano y me dije: ¡ay, mi madre! ¿y dónde estoy ahora? Así que me puse a patear como alma que lleva el demonio y cuando por fin llegué al hotel eran las tres de la madrugada. En la recepción un cartel rezaba: "el grupo de Santiago saldrá con la guía Maribel mañana a las cuatro de la madrugada rumbo a Pompeya para una visita a las ruinas. Comida en Capri. Se ruega puntualidad". Creí morirme. Pero desde luego, fui puntual.

Anónimo dijo...

¡AH! NO. EL TERREMOTO ERA EN ASÍS. COMO TODO ES LO MISMO.

Andrea Doria dijo...

Con tu descripción pude trasladarme a Roma, me gusta tu estilo para escribir. Me permites hacerte un blog amigo en mi blog. Saludos desde Colombia, con ganas de Roma.