tag:blogger.com,1999:blog-20906405742007196752024-03-08T03:13:57.261+01:00Lapso Roma para perderte y encontrarte. Un viaje a través de historias dentro de mi historia.Unknownnoreply@blogger.comBlogger107125tag:blogger.com,1999:blog-2090640574200719675.post-55919147849402891292016-12-14T10:22:00.000+01:002018-01-23T13:44:58.536+01:00Suspendido. En el patio de Palazzo Venezia"Nona me cuenta<br />
que en su huerto vislumbra ya los frutos<br />
que arrancará en septiembre con sus manos.<br />
Nos consuela pensar que no está lejos<br />
el día en que por fin<br />
eso sea lo único que la vida nos mande:<br />
una dulce mañana<br />
cara a cara con la felicidad.<br />
Entonces desearemos<br />
leer al mediodía<br />
la página marcada de un libro ya leído.<br />
No tener que escribir.<br />
No acordarnos siquiera<br />
de que existe la envidia. Que reliquias<br />
adornaran de necios los baúles<br />
mientras madura fruta cultivada<br />
por nosotros trocara esfuerzo por materia<br />
sin dinero, sin asco, sin codicia.<br />
Ni querer ni buscar, únicamente darnos<br />
al arte complicado de vivir la armonía<br />
sin haber malgastado<br />
en lo útil el tiempo de aprender.<br />
Sólo sol y cadencia nutrirán nuestro tiempo.<br />
Tendidos frente al río,<br />
la vida confregada en las arterias,<br />
oiremos aquel íntimo rumor en nuestro pecho<br />
y podremos entonces celebrar<br />
que pudimos tener el mundo en nuestras manos<br />
y lo vendimos al mejor postor."<br />
<span style="font-size: x-small;">(Antonio Portela, Dogos)</span><br />
<br />
Una tarde de otoño, clara y fresca. “Sólo sol y cadencia nutrirán nuestro tiempo”.<br />
Dejando el ruido del tráfico de via del Plebiscito y los grupos de turistas que llenan la acera de <a href="https://www.enroma.com/monumento-vittorio-emanuele-plaza-venezia/" target="_blank">Plaza Venecia</a>, entro en el gran patio del Palacio. Los altos arcos barrocos de la entrada contrastan con las casas medievales y el campanario de San Marco. Una peculiar mezcla de estilos e historias que constituye el cuerpo de piedra del centro de Roma. Cedros y palmeras, grandes bloques de granito de antiguas columnas entre un sotobosque de acanto. Roma quanta fuit! Y lo que fue sigue enriqueciendo rincones maravillosos como éste. Palabras en piedra que nunca cansan y siempre nos esperan para seguir sonando e iluminando.<br />
<br />
“Entonces desearemos<br />
leer al mediodía<br />
la página marcada de un libro ya leído”<br />
<br />
En el centro del patio rectangular una gran fuente representa alegóricamente la república de Venecia.<br />
Me siento un rato esperando a mi amigo Ignacio.<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjL49afu_5D24o_453Nmcsi140WhVL5HYn4ta4HkzVTnGVn7Os3ZvwBiSULbevVu-1uoOK0iIxqWATm1XGhpSLK7oKz3dGNdVmyA3fLz6YqYZS3JUTzdbTi5y2mI8nRAKFwjlWevIq3rqw/s1600/IMG_4185.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjL49afu_5D24o_453Nmcsi140WhVL5HYn4ta4HkzVTnGVn7Os3ZvwBiSULbevVu-1uoOK0iIxqWATm1XGhpSLK7oKz3dGNdVmyA3fLz6YqYZS3JUTzdbTi5y2mI8nRAKFwjlWevIq3rqw/s320/IMG_4185.JPG" width="240" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Patio de Palazzo Venezia - Roma</td></tr>
</tbody></table>
<br />
Observo las casas alrededor del patio. Serán los árboles altísimos que no se imaginan desde la calle, serán las construcciones que hablan de 2000 años de historia. Será el recuerdo de cómo Ignacio es capaz de ver un cuadro pasando de la primera impresión al tema, del tema a la forma de realizarlo, de la forma al material utilizado, de la materia a la mano o manos que lo han plasmado dejando sus huellas. Será el tiempo de la espera que me invita a mirar sin prisa, sin la necesidad de hacer alguna de las mil cosas que siempre están pendientes y nos llaman.<br />
<br />
“Ni querer ni buscar, únicamente darnos<br />
al arte complicado de vivir la armonía<br />
sin haber malgastado<br />
en lo útil el tiempo de aprender”<br />
<br />
El hecho es que sin nadie que me escuchara, sin nadie que me viera, sin nada, me quedé suspendido. Como cuando al ver alguna película o publicidad, un sombrero, las personas que pasan en segundo plano, el tipo de letra de un antiguo cartel, un mueble, unas flores... se vuelven más importantes que el sujeto principal.<br />
Prestando atención al entramado descubro la realidad más sencilla que es el sustrato, la tierra buena de un conjunto maravilloso que aflora. Forman cada uno la realidad, como células vivas, diversas, en comunicación osmótica con las otras. Sin ser arquitecto, sin ser mecenas, sin ser pintor, sin ni siquiera ser albañil. Quien pudiera mirar como un médico el cuerpo orgánico para conocerlo en su maravillosa y pobre miseria de madera, agua, minerales, pigmentos, conociendo sus relaciones, el equilibrio que lo ha ido formando y sobre el que se mantiene.<br />
Ignacio, como un buen médico es capaz de ver y mirar, de descubrir el entramado, los entresijos de un cuerpo de tela, madera y pintura, ver cómo sus partes se integran en modo siempre diverso según su historia y su material, casi genético, que lo hace vivir en un modo particular, configurándolo, haciéndolo tener vida propia.<br />
Ignacio es restaurador y no sólo es capaz de mirar sino de tocar, aplicar los remedios necesarios según el mal, devolver el buen color, aplicar con paciencia el tratamiento, hacer operaciones delicadas que reconstruyan lo que el tiempo o los accidentes han dañado. No dejar nada sin escudriñar ni recoveco inalcanzable.<br />
<br />
“Nona me cuenta<br />
que en su huerto vislumbra ya los frutos<br />
que arrancará en septiembre con sus manos.”<br />
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhiIV2_PNRgN_kas8O1kh24_13Fbiq3Io-r2SDFrmVhThKjYd5ZRbTjtMlUlLC8I7HbBiS4GXgS7Ozp-QJcoiQ7FErgXwnrsy8sTzdJ1pKuI4M32TUoAJCcUqrJdSxnWmTUAxSgHE1x6BI/s1600/ignacio-restaurador.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="238" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhiIV2_PNRgN_kas8O1kh24_13Fbiq3Io-r2SDFrmVhThKjYd5ZRbTjtMlUlLC8I7HbBiS4GXgS7Ozp-QJcoiQ7FErgXwnrsy8sTzdJ1pKuI4M32TUoAJCcUqrJdSxnWmTUAxSgHE1x6BI/s320/ignacio-restaurador.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Ignacio trabajando, suspendido.</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<br />
Sus ojos están acostumbrados a ver, a comparar, a estudiar, a encontrar las soluciones técnicas para hacer que puedan volver a la vida trozos desvaídos, convertidos en fantasmas. Conocer la forma y conocer la materia, el objetivo y el camino para llegar a él, muchas veces sin otras indicaciones que el paso a paso, experimentando con infinita paciencia, observando las consecuencias para elegir el mejor método, con audacia y temor en el intervenir, asumiéndose la responsabilidad de poder equivocarse pero sabiendo que sin intervenir las cosas van siempre a peor. A veces coge un cuadro por los pelos para salvarlo de un mar de olvido con arenas de polvo.<br />
<br />
Hacer, hacer algo, lo que sea, intentando que sea lo mejor. Manteniendo el extraño equilibrio entre gusto y responsabilidad, con el mundo, un rincón, que cuidar:<br />
“podremos entonces celebrar<br />
que pudimos tener el mundo en nuestras manos<br />
y lo vendimos al mejor postor”<br />
<br />
Ignacio hace y con sus manos rehace. Acerca su aliento a la tela cuando sus ojos diligentemente guían su tacto y son ellos los que quieren acariciar, beber, formas y colores. Toca lo que otros nos han legado, alarga el tiempo como una segunda vida. Nada sería si no fuera recordado.<br />
<br />
Nulla fuit, cuius non meminisse velit. Ampliat aetatis spatium sibi vir bonus: hoc est vivere bis, vita posse priore frui.” (Marcial, Epigrama X 23).<br />
<br />
Me doy cuenta de que incluso las penas y errores los puedo querer recordar. No las odio o repudio. Quizás unas manos pacientes sabrán curar las heridas. El bien, nunca solo, que ha sido hecho y que surge, alimenta esa esperanza de que seguiremos teniendo una oportunidad.<br />
Ya lo veo, está llegando y lo saludo.<br />
<br />
“Nos consuela pensar que no está lejos<br />
el día en que por fin<br />
eso sea lo único que la vida nos mande:<br />
una dulce mañana<br />
cara a cara con la felicidad.”<br />
<div>
<br /></div>
Unknownnoreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-2090640574200719675.post-30836643366076554302016-11-16T09:48:00.000+01:002016-11-16T09:48:56.572+01:00Todos los que pasamosGracias a los amigos Roma es siempre un motivo para encontrarnos.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjy0D2s-GTKdnrr7QbiOZBfqwlxvbEfVCXWOKHpOUN6vaNdFFt_qMV7VPqV-ooI3BpRjWOADia4pIHCAGRU48kxWKSaGk4rubTd1Pn2QRx2KXv3D7hnVf_68iemicXdm2D2mx6KYbY0_8o/s1600/visita-literaria.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjy0D2s-GTKdnrr7QbiOZBfqwlxvbEfVCXWOKHpOUN6vaNdFFt_qMV7VPqV-ooI3BpRjWOADia4pIHCAGRU48kxWKSaGk4rubTd1Pn2QRx2KXv3D7hnVf_68iemicXdm2D2mx6KYbY0_8o/s320/visita-literaria.JPG" width="268" /></a></div>
<br />
Al salir de san Lorenzo in Lucina haciendo "un paseo distinto por una ciudad que aún recuerdas", leyendo estas palabras de la poeta Marisa Martínez Pérsico y otros muchos como las de María do Cebreiro en <i>O Deserto</i>:<br />
“Non ama o amor a paz, e ninguén debería falar de amor para falar de nada<br />
que non fose este río, o interrogante estremo da carne que se abre e, aberta,<br />
se desata”.<br />
“O amor pide guerreiros, persoas afeitas<br />
a vivir en condicións estremas ou, pola contra, febles”.<br />
<span style="font-size: x-small;">(Podéis ver el precioso texto integral del poema al final</span>).<br />
<br />
Luego, al volver, me encontré esto:<br />
<br />
<b>Hoy, mientras todos pasáis, sigo aquí</b>.<br />
Sí, tú pasas también.<br />
No me ves ni siquiera cuando extiendo mi mano. Cierto, una mano puede crear complicaciones. Mejor ni mirar, seguir adelante con el paso decidido de quien tiene una cita importante. Total, ya se sabe, uno más, sólo problemas. Todos los tenemos. Yo me afano para solucionar los míos que ya son muchos.<br />
Me paro un momento. Veo que tiene un cartel. El cartel no es una frase cualquiera, pero me doy cuenta de que ha quedado reducido al significado de una marca. Ya puede contener lo que sea, dirá siempre que es un ‘pobre hombre’, la marca de quien no es normal. Tengo que seguir. Ya lo he olvidado.<br />
<br />
<b>Sólo quien se pierde lo encuentra. Está al lado de los perdidos</b>.<br />
Nos encontramos cuando tus pasos te hacen llegar a un lugar cualquiera porque yo ya estoy perdido. Como el sol al que nadie mira a los ojos, como la sombra ignorada pero que al fin te hace tener volumen, la dimesión que no se ve pero se toca.<br />
Perdido y siempre esperando, llamando la atención con mi desnudez colgada. Sin nada. Pasas, ves y no me miras, miras para otro lado. Ni importante, ni necesario, ni bello ni deseable.<br />
Tranquilo. No encarno ningún poder, alzo mis brazos, me entrego. No escondo nada. Ves que no tengo cinturones explosivos ni ases de potencias mágicas en la manga o arcanos conjuros, sabidurías elitarias. No tengo mangas. Solo. Ponte en mi lugar. Pero nadie quiere: ‘Sálvate a ti mismo’ ‘¿por qué no hará algo por sí en vez de estar ahí colgado?’ ‘si quisiera podría haber sido un hombre famoso, rico, poderoso... o al menos llegar a normal’. Me he estropeado porque quise. Si quieres me puedes entender. No estoy más loco de lo que cualquiera puede entender si quiere.<br />
<br />
<b>Si tan mal le va algo habrá hecho o habrá dejado de hacer. La fortuna es así</b>.<br />
Y yo me empeñé en hacer los caminos tortuosos -selva, montaña y desierto- para perderme contigo. Nos encontramos solos para dedicarnos sólo a nosotros. Nos teníamos. Los dos y tiempo para hacer juntos el camino atravesando momentos que parecían eternos infiernos, purgatorios y cielos. De todo ello tenemos experiencia.<br />
<br />
<b>Tú eres mi pintor.</b><br />
Al imaginarme me hiciste incluso hermoso y me lavaste los grumos de sangre. Me retrataste triunfante precisamente cuando estaba muriendo, orgulloso de que mi gloria fuera la de un ajusticiado, un pobre hombre en espera del primer domingo que revolucione la historia. Alguien puede pensar que rechazaste mis miserias camuflándolas de hermosura. Yo sé que miraste y me supiste ver más allá de la náusea, me desvelaste la cándida piel que existe en quien no se esconde y se pone en tus manos. Me llevas como imagen unida a tu pecho, se conmueven tus entrañas acariciándome con un pincel que quiere darme vida, como el toque de un padre-madre que nunca te reniega y limpia las heridas.<br />
O quizás eres de los que se avergüenzan del sufrimiento: demasiado cruel para no ser necesariamente un castigo y una maldición. Quizás eres de los que me convierten en bandera y símbolo de una buena causa, de los que son capaces de convertir mi miserable condición en una obra de orfebrería, un adorno, un cuadro, para dejarme en eso, para poder seguir viendo sin mirarme. Quizás mis manos abiertas pasen a ser el símbolo sangrante de la injusticia y no sólo las mías que esperan encontrar las tuyas.<br />
En cualquier caso me dejo hacer en tus manos.<br />
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjkXhyphenhyphenrPhAra9ZVDzzoi4m5wyspyhjGlkCMiqDOtA6PQwFPwkIelGNwVyt8kePcIlIG0jn0S2NHCR8fPSBolJ41Cq6uFXynWqd4vF5iZO3WwunwH_fF_lCJuYOh4Fg45tkWPGRve6FZ3l4/s1600/crucifijo-guido-reni.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjkXhyphenhyphenrPhAra9ZVDzzoi4m5wyspyhjGlkCMiqDOtA6PQwFPwkIelGNwVyt8kePcIlIG0jn0S2NHCR8fPSBolJ41Cq6uFXynWqd4vF5iZO3WwunwH_fF_lCJuYOh4Fg45tkWPGRve6FZ3l4/s320/crucifijo-guido-reni.JPG" width="225" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Crucifijo de Guido Reni en San Lorenzo in Lucina</td></tr>
</tbody></table>
Te miro, hablo contigo y de ti, y sé que la auténtica interpretación de cualquier palabra no puede prescindir de que tú seas mucho más que todas ellas.<br />
¡Cuántas veces tendré que ver morir este hombre para que ningún otro muera, tampoco yo!<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<iframe width="320" height="266" class="YOUTUBE-iframe-video" data-thumbnail-src="https://i.ytimg.com/vi/Km_BRVggM6M/0.jpg" src="https://www.youtube.com/embed/Km_BRVggM6M?feature=player_embedded" frameborder="0" allowfullscreen></iframe></div>
<br />
<br />
<span style="font-size: x-small;">Texto completo del poema O Amor de María do Cebreiro en su precioso libro “O Deserto”:</span><br />
<span style="font-size: x-small;">“Pasan os ríos ocultos baixo o chan das cidades igual que pasa o amor, que afunde</span><br />
<span style="font-size: x-small;">o corazón dos animais humanos sen que eles saiban nin coñecelo nin nomealo.</span><br />
<span style="font-size: x-small;">E así é como uns o confunden coa fame, outros coa sede, e os máis coa transmisión</span><br />
<span style="font-size: x-small;">de nós en outros: as trabes de madeira, a comida no prato, a calor baixo as sabas.</span><br />
<span style="font-size: x-small;">Mais que sería do amor se fose recoñecido e nomeado? Onde se agocharía</span><br />
<span style="font-size: x-small;">el que naceu para levar no rostro un antifaz e no sexo unha espada?</span><br />
<span style="font-size: x-small;">Non ama o amor a paz, e ninguén debería falar de amor para falar de nada</span><br />
<span style="font-size: x-small;">que non fose este río, o interrogante estremo da carne que se abre e, aberta,</span><br />
<span style="font-size: x-small;">se desata. Nada que poida ser levado pola man a unha culminación.</span><br />
<span style="font-size: x-small;">Nada que teña fin. Nada que se sitúe fóra de si mesmo. A alegría dáse no amor</span><br />
<span style="font-size: x-small;">como otremor na auga. A alegría dáse no amor como o fragor no lume.</span><br />
<span style="font-size: x-small;">Pero nunca é feliz o verdadeiro amor. O amor pide guerreiros, persoas afeitas</span><br />
<span style="font-size: x-small;">a vivir en condicións estremas ou, pola contra, febles. Non tanto para os poñer a proba</span><br />
<span style="font-size: x-small;">como para sacar á luz a súa potencia oculta, que pasa a través del e a través deles,</span><br />
<span style="font-size: x-small;">que non e unha potencia persoal nin sobrehumana. É unha forza de auga.</span><br />
<span style="font-size: x-small;">Pode apagar o lume e ser aire dos peixes, alimentar a terra e corroer o ferro,</span><br />
<span style="font-size: x-small;">facer medrar o trigo e estragar as colleitas. Por iso flúe comigo,</span><br />
<span style="font-size: x-small;">pura paixón do poema, porque eu non nacín máis que para escribir</span><br />
<span style="font-size: x-small;">e ser escrita, porque eu nunca escribín máis que para nacer e ser amada”.</span><br />
<div>
<br /></div>
<div>
<br /></div>
Unknownnoreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-2090640574200719675.post-31842882030480911322016-09-22T09:53:00.003+02:002016-09-22T10:04:59.961+02:00Un nuevo rostro¿Quién eres?<br />
Sin ojos, sin labios, sin ti.<br />
Te imagino como la perfección de una cabeza, un cerebro perfecto, con la fuerza de un cuerpo sólido que viaja en la inercia de un tiempo casi eterno. Cada instante, al pasar, creas tu espacio sin mover ni siquiera el aire que pueda romper el silencio, tu prisión.<br />
Así te encontré, sin ojos, sin labios, sin ti. Pagué al anticuario y te busqué un sitio sin conocerte. Te destiné al nombre tantas veces pronunciado por Adriano. Quizás torrentes de agua o el gran Nilo del tiempo inmemorial velaron tu faz de nuevo, haciéndola desaparecer, robando tu belleza de nuevo como una doble muerte. Eras sólo indicios y lugares, noticias de otros.<br />
Sin tu rostro no pudo convocarte mi memoria: pudiendo ser tantos no eras ninguno. Y vino en mi ayuda la imaginación. Primero el nombre, pero no me bastó. Te puse entonces rostro y escribí tu historia como siempre, imaginando. Paseé por lo que quedaba de la antigua villa haciendo que mis ojos pusieran cimientos sobre las ruinas para luego construir paseos y volver a escuchar las palabras pronunciadas en susurro, algarabía o llanto. Teñí del ocre de los mercados de Trajano mis pupilas para revestirte de calor, de tierra horneada.<br />
<br />
“Ama sin l’insensibile, e non erro:<br />
corre appresso una pietra amante il ferro.<br />
Ma fra quanti dolor l’uom resta avvinto!<br />
Ah, che il mondo è d’Amore un laberinto!”<br />
<span style="font-size: x-small;">(Hasta lo insensible ama y no yerro: corre tras el hierro una piedra amante. Mas ¡entre cuántos dolores queda el hombre enredado! ¡Ay, que el mundo es de Amor un laberinto!)</span><br />
<br />
Inventé tus palabras y necesité tu boca para que las pronunciases. Un parto en el que tus labios se abrían, madres, de los verbos imaginados. Luego, al darte rostro, afinaba el oído porque quería tu voz. Detrás de tu máscara las palabras sin cuerpo parecieron concibir sonidos. ¡Eran tan silenciosos! Pero tenían que ser tan fuertes como para despertar el amor en la insensible piedra. Y así los acompañé con la mirada. Los lancé con ella como una susurrante plegaria al corazón, atados con un hilo que venciera el temible laberinto del vacío. El tú más cercano no está en lo alto sino inclinando el mentón hacia el pecho. Al fin tus ojos -eran míos, te los dí- hablan y acarician.<br />
<br />
“Possente incantatrice è la preghiera,<br />
indegno è di gioir chi si dispera” <br />
<span style="font-size: x-small;">(poderosa encantadora es la plegaria, indigno es de gozar quien desespera)</span>.<br />
<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiI6VSskAmMt6XFTifNvG1GvVT1Sd7Ki5kYsP5M4Qg-pF6gBOcXoeGe5_1asrj92ITN4RvWVLqEy-VAWetbE-0EFBssc9-voCqONyL3D7UUbSmzCahWJ9IX3_LJ4wDjfyz_Uub8gdifok0/s1600/exh_Antinous_Palazzo_Altemps_main_360h_0.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiI6VSskAmMt6XFTifNvG1GvVT1Sd7Ki5kYsP5M4Qg-pF6gBOcXoeGe5_1asrj92ITN4RvWVLqEy-VAWetbE-0EFBssc9-voCqONyL3D7UUbSmzCahWJ9IX3_LJ4wDjfyz_Uub8gdifok0/s320/exh_Antinous_Palazzo_Altemps_main_360h_0.jpg" width="256" /></a></div>
<br />
<br />
No pierdo la esperanza de haberte dado vida. Pero, te lo digo con un grito dentro, aunque no se cumpla, no renunciaré a ser quien te espera. <br />
Sé que mis ojos son sólo dos que escudriñan de cerca y escrutan de lejos por si apareces. Harían falta miles y miles de miradas para convocar a la vida tu cuerpo de mármol, hacerlo temblar con tantas palabras lanzadas como piedras, fundirlo con ascuas ardientes de miradas. Sublimar, haciendo de la piedra aire, voz:<br />
<br />
“Quante stelle nel ciel rimiro,<br />
con tant’occhi vorrei mirarti;” <br />
<span style="font-size: x-small;">(cuantas estrellas en el cielo contemplo, <br />con tantos ojos quisiera mirarte).</span><br />
<br />
Te vi sin ti y te di un rostro. Pasaste a ser más mío que tú.<br />
Y ahora me dicen que tú no eres mi tú, sino también otro. <br />
No importa, que no te importe, que sólo quiera estar contigo.<br />
<br />
“O idolo adorato,<br />
io benedico il fato<br />
che d’esserti vicina or m’ha concesso”<br />
<span style="font-size: x-small;">(Oh, ídolo adorado, </span><br />
<span style="font-size: x-small;">yo bendigo el hado </span><br />
<span style="font-size: x-small;">que estar cercana a ti ahora me ha concedido)</span>.<br />
<div>
<br /></div>
<div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg13xOMERyaRf2mXtVmELKFrTyAY5DLxzSRCOvRU1rAlILQVCRra5AEVFBHes2v2Ea4NvgpQyQKKyKDbLKNK4-ALZuxRyu2HlSclnhPFHrXOi4ETfJehZLh-cTOrmn7gnfcQmFdF_NLDHQ/s1600/exh_Antinous_AIC_main_360h_0.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg13xOMERyaRf2mXtVmELKFrTyAY5DLxzSRCOvRU1rAlILQVCRra5AEVFBHes2v2Ea4NvgpQyQKKyKDbLKNK4-ALZuxRyu2HlSclnhPFHrXOi4ETfJehZLh-cTOrmn7gnfcQmFdF_NLDHQ/s320/exh_Antinous_AIC_main_360h_0.jpg" width="283" /></a></div>
<span style="font-size: x-small;">** <span lang="ES" style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">A mediados del s. XVII el principe Ludovico Ludovisi compra el busto de
Antinoo para su coleccion.</span></span><br />
<span style="background-color: white; color: #333333;"><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif; font-size: x-small;">En 1756, el
historiador Winckelmann, visitando la villa Ludovisi anotó en sus apuntes que
aquel Antinoo tenía un 'rostro nuevo'.</span></span></div>
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif; font-size: x-small;"><span lang="ES" style="background: white; color: #222222;">En abril de 1898, C. L. Hutchinson, primer presidente
del Art Institute de Chicago</span> compró en Roma un rostro de joven del s. II
en mármol lunense.<br />
<span lang="ES" style="background: white; color: #333333;">El busto del s. II con su rostro ‘nuevo’ encuentran el ‘antiguo’ rostro. Todo indica que el rostro que está en Chicago pertenía a este busto:
«Antinoo, un ritratto in due parti». Expuestos hasta el 15/1/2017 en Palazzo
Altemps.<br />
</span><span style="background: white; color: #333333;">Textos poéticos de "</span><span style="font-family: "calibri" , sans-serif;">La forza delle stelle" (Sebastiano Baldini) con música de Alessandro
Stradella (1639-1682). </span><span lang="ES" style="font-family: "calibri" , sans-serif;">Aquí podéis encontrar el texto completo <a href="https://issuu.com/elvanden/docs/a_377_booklet_web">https://issuu.com/elvanden/docs/a_377_booklet_web</a>
con una interesante introducción. Y aquí la música:</span></span><br />
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<span style="font-size: xx-small;"><span lang="ES" style="font-family: "calibri" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
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<iframe allowfullscreen="" class="YOUTUBE-iframe-video" data-thumbnail-src="https://i.ytimg.com/vi/7CYV5-Ntg9E/0.jpg" frameborder="0" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/7CYV5-Ntg9E?feature=player_embedded" width="320"></iframe></div>
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<span style="font-size: xx-small;"><span lang="ES" style="font-family: "calibri" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
Unknownnoreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-2090640574200719675.post-84603192684854030422016-07-25T16:43:00.004+02:002016-08-05T11:34:13.525+02:00ContubernalesSalgo de la <a href="http://tuenroma.blogspot.it/2013/02/como-ninos.html" target="_blank">embajada</a> para coger mi bicicleta. Un guardia civil primero y luego un militar italiano de vigilancia ante la entrada me saludan. Varios turistas miran curiosos la gran bandera española y el portal que se cierra detrás de mí mientras siguen comiendo sus helados sentados en el borde del recinto de la gran <a href="http://www.enroma.com/plaza-espana-roma.html" target="_blank">columna de la Inmaculada</a>. Hace mucho calor y me toca subir pedaleando por la cuesta de Capo le Case y luego Via Veneto. Al menos sé que al llegar a casa me espera una buena ducha.<br />
<br />
Mientras pedaleo, al anochecer, recuerdo para no olvidar. Hay lugares y arquitecturas en los que uno se siente como con un buen traje: nada te falta, nada te da fastidio, todo te sienta bien sabiendo que es lo mejor en ese contexto, te permite estar cómodo y con seguridad, es original, se nota, sin saber bien por qué, sin excentricidades; materiales, forma y color en una armonía que hace juego y juega con tus ojos.<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgqSmNjsQj_AaCR9LgneiDTdKRteO2FHi-FCLL6TpL7VOf5YXEQqgHoNz0HmZ8JiojNc0LXgM6C9khpP91oZ_5-yi6vxuPFHUsOUg6IZNBBeet2DdryotcYq6rFY0uX0XAMJ8OQnbh744Q/s1600/embajada-espa%25C3%25B1a.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="258" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgqSmNjsQj_AaCR9LgneiDTdKRteO2FHi-FCLL6TpL7VOf5YXEQqgHoNz0HmZ8JiojNc0LXgM6C9khpP91oZ_5-yi6vxuPFHUsOUg6IZNBBeet2DdryotcYq6rFY0uX0XAMJ8OQnbh744Q/s320/embajada-espa%25C3%25B1a.JPG" width="320" /></a></div>
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La escalinata de entrada de este gran palacio es así y quería retener la sensación, el tacto, de estar allí, subiendo lentamente hace unas horas, bajando aún más lentamente hacía sólo unos instantes. Es curioso como un lugar de paso se quede y me siente tan bien.<br />
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Ya casi se termina la subida. Llego al semáforo ante la embajada de los Estados Unidos. Apoyo un pie en el asfalto y revivo el recuerdo de los pasos amortiguados por las alfombras, la sala en donde estaban dispuestas mesas y aperitivos, el salón de baile con un precioso tapiz que hace de telón de fondo a la mesa desde donde se hará la presentación, saludos, elogios, comentarios, círculos de gente que se conoce y se presenta. De vez en cuando se ve un conjunto matemático único, sin elementos de intersección, para más detalles. Resuena aún el eco de las palabras de la presentación del libro que me llegan desde lejos en medio del tráfico.<br />
<br />
Es entonces cuando me doy cuenta de forma muy viva que esos momentos, -y los otros momentos de mi vida- podrían no haber existido para la inmensa mayoría de eso que llamamos ‘gente’. Para mí era muy distinto y para unos pocos que por ello llamo ‘amores’ con diversos nombres: esposa, hijos, amigos, familiares, vecinos, colegas... Hay momentos en que no ya ante el universo sino ante la inmensidad de Roma, sus gentes, sus historias, me veo como un loco que sigue intentando vaciar el mar con un dedal. Personajes que intervienen con nombres propios en la historia más o menos universal quizás reflexionen sobre el momento en que, antes o después, dejarán su labor, quizás en el momento de dejar la vida. Tal vez piensen sobre cómo la fama y la fortuna los tratará tras ese momento o cómo han llegado, tras un largo camino o improvisamente, a tener un nombre propio que muchos recuerdan y se pasan de boca en boca, de generación en generación. Con el dedal han empujado aguja e hijo bordando su nombre en el agua.<br />
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Verde. Monto de nuevo. Me gusta pensar que llevo en mí una voz –no sé a quien será debida-, que puede contar algunos cientos de historias a algunos que por trabajo, amistad o familiaridad, por estar cerca podrán escuchar. Palabras de viento y emociones que duran unos minutos, que se recuerden quizás unos años, pero que harán que vivan una cierta vida esos nombres. Les daré un cuerpo de palabra para que se vuelvan historia en mi pequeña pero única y vital vida. Una vida que es tal porque también puede pronunciar palabras que no llevan nombres sino el aliento de mi pedalear, una sonrisa, un simple ‘hasta luego’ o ‘acuérdate del pan’. Esas son palabras más comunes pero con tantos apellidos que son imposibles de contar. Parece que la fama y la fortuna pasean sólo por valles llenos de espectáculos y excentricidades, de riquezas o dolor y sólo en algunos casos, casi siempre con la ayuda de los siglos, lograsen alcanzar cimas desde las que divisar lo que quisiéramos fuesen los mejores retratos de nuestra humanidad.<br />
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Via Boncompagni. Termina la cuesta. Hay momentos en que los compañeros de viaje te traen historias que merecen su arte, que lo inspiran, que lo mueven haciéndose siervos y señores de fama y fortuna. Me lleno de alegría al recordar a Isabel Barcelò con su <a href="http://mujeresderoma.blogspot.it/" target="_blank">Dido, Reina de Cartago</a>, luchando también ella para que su voz pudiera vencer la crueldad de un destino que parece inexorable. Con ella recordé una preciosa imagen del manuscrito Virgilio Vaticano, otra palabras anónima que desde el s. V sigue contando e invitando a contar la historia de esta mujer. ¡Cuánto me emocionó cuando la contemplé! Una simple imagen: entregada, sencilla, sin oropeles ni firma pero seguramente pronunciada con una fuerza que fortuna y fama no han podido borrar. Creo que ambas, paseando, eligen y dejan detrás historias como rescoldos de olvido tras la hoguera del presente. Creo que hay personas que saben soplar las ascuas, con paciencia, como Carmen en su <a href="https://hesperetusa.wordpress.com/" target="_blank">Bosque de la larga espera</a>.<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhnmfTivy-KNh5JM4bCyg7RtmOF1yQJdX7BZkmFqg5aS7eJUX_xXND24hkAiUegXzBo_ZLeIuswURvohSYCwDTxzfwMua5-sP3qm5SbornldZc7IHVWPQpVSlIUn6ukYb1o063jn6vYgc4/s1600/muerte-dido.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="318" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhnmfTivy-KNh5JM4bCyg7RtmOF1yQJdX7BZkmFqg5aS7eJUX_xXND24hkAiUegXzBo_ZLeIuswURvohSYCwDTxzfwMua5-sP3qm5SbornldZc7IHVWPQpVSlIUn6ukYb1o063jn6vYgc4/s320/muerte-dido.jpg" width="320" /></a></div>
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Llego a Piazza Fiume. <a href="http://tuenroma.blogspot.it/2007/02/roma-no-es-tan-grande-en-cuanto.html" target="_blank">Sulpicio</a> me espera. Once años tenía cuando murió en el s. I y no salió del silencio hasta la apertura de piazza Fiume destruyendo parte de las murallas, haciendo encontrar su sepulcro e incluso dando nombre a una calle. La fortuna puede cambiar todo pero necesita palabras para ser eficaz y perdurar dando la mano a la fama. Nadie mejor que Séneca para hablarnos de ella. Recordaba grosso modo sus palabras a Lucilio en las que lo alababa: supo ver que todos somos ‘con-siervos’ ya que la fortuna es un motivo más que nos une, aunque pudiera parecernos lo contrario. Más tarde, al llegar a casa las busqué. Me había olvidado de su belleza:<br />
“Libenter ex iis qui a te veniunt cognovi familiariter te cum servis tuis vivere: hoc prudentiam tuam, hoc eruditionem decet. 'Servi sunt.' Immo homines. 'Servi sunt.' Immo contubernales. 'Servi sunt.' Immo humiles amici. 'Servi sunt.' Immo conservi, si cogitaveris tantundem in utrosque licere fortunae.” (Epist. Luc. XLVII). “Con placer he sabido por los que vienen a tu casa que tú vives familiarmente con tus siervos: esto es lo propio de tu prudencia, de tu erudición. Siervos son, es más, hombres. Siervos son, es más compañeros. Siervos son, es más humildes amigos. Siervos son, es más, con-siervos si consideras que en igual modo se concede a ambos la fortuna.”<br />
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Contubernales. Esta palabra no niega la distinción, pero afirma con fuerza que ambos están en la misma batalla, frente al mismo enemigo, con las mismas armas, con igual fortuna. En ese momento, cuando volente o nolente, tocan las tubas de la vida llamándonos, poco importan las diferencias que haya, sea por condiciones sociales, por legislación, por cultura, por creencias, edad, sexo... en cada época cambian, pero aquí estamos: contubernales. En servicio, compañeros si se tercia, de juergas y de luchas, en las que el único apoyo es quien está a tu lado, sea quien sea, para no caer.<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhISaJDGPzeqJfAwkcDLRzIGsqciYprG0tn6yDOyIcnO20JPzY5RJXc6nDdMOmlQqKT8bSk9G4QH8Ow6u0OEp14PQ2QD34nFJboITGs6HqTDuivPP8Aq82QEGBdq9LqNI5rmJXxh5haAWc/s1600/tapiz-embajada-roma.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhISaJDGPzeqJfAwkcDLRzIGsqciYprG0tn6yDOyIcnO20JPzY5RJXc6nDdMOmlQqKT8bSk9G4QH8Ow6u0OEp14PQ2QD34nFJboITGs6HqTDuivPP8Aq82QEGBdq9LqNI5rmJXxh5haAWc/s320/tapiz-embajada-roma.JPG" width="262" /></a></div>
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Hay veces en que nos quedamos sin pareja, para bailes y lucha. Impar. Sin igual. “Quinta Vox Inconsonans”. Recuerdo estas palabras escritas en un tapiz misterioso que se halla apenas dejas el gran salón con baldaquino de la embajada y te adentras en las salas del palacio. En este coro, en esta sinfonía, se puede desentonar. Ser solista, tañir a destiempo, dar la nota mientras golpeas con tu martillo sin que se cree belleza o armonía, o quizás aceptar las leyes de una música que es más que una técnica, es el sonido de los engranajes armonizados del mundo, como intentaba decirnos Boecio.<br />
Solo. Como cuando era niño y sin mirar atrás corría por el pasillo oscuro hasta entrar en mi habitación, subo por las escaleras y entro en casa. La oscuridad no tiene apellido ni nombre, lucha contra o por la fortuna y la fama que pasan. Escucho que me llaman, que hay un acorde en el que, sin voz, mi nombre suena: ya puede zarpar Eneas para su destino que yo viviré aún a precio de no ser cantado por el poeta.<br />
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<iframe allowfullscreen="" class="YOUTUBE-iframe-video" data-thumbnail-src="https://i.ytimg.com/vi/UdWu0k5cMtE/0.jpg" frameborder="0" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/UdWu0k5cMtE?feature=player_embedded" width="320"></iframe></div>
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Unknownnoreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-2090640574200719675.post-47620304834023391502016-07-08T16:56:00.000+02:002016-07-11T13:56:29.075+02:00ExuberanteQuizás Michelangelo tenía razón. Quizás había algo en la leche de su nodriza que le había hecho probar el gusto del trabajo de escultor. Hay razones que a veces no pasan por la razón sino que se quedan como un recuerdo aparentemente de otra vida, un sabor o un olor que nos parecen entrañables. Quizás su nodriza, casada con un cincelador, le había transmitido un cierto sabor a polvo de mármol unido a su leche, determinando lo que luego sería su trabajo. Quizás se lo tenía mamado.<br />
Lo que sí es cierto es que nada en los primeros tiempos de nuestra vida, si mal no recuerdo, da tal satisfacción y produce efectos tan beneficiosos como mamar. Si el cordón umbilical queda en lo escondido de una relación ‘a ciegas’ cuando llega el momento de dar el pecho y recibirlo se aclara todo, todo se hace explícito, más sentido, con sonido, tacto, gusto: exuberante. Tras el parto, este es el momento de la ratificación de un pacto que los hombres sólo podemos contemplar pues los protagonistas han pasado de la sangre a la leche, no sin grandes sacrificios.<br />
En algunas zonas y períodos de la historia algunos hombres, por celos de este pacto especial, quisieron reducir al mínimo esta fase de la lactancia ya que por un cierto tiempo los excluía del poder absoluto sobre la prole mientras la mujer era imprescindible, dueña, y se entregaba en modo tal de satisfacer un placer vital que iba más allá del deseo sexual.<br />
Antes de seguir adelante tengo que decir que no es el calor de Roma en estos días el que me inspira estas palabras. Sí, yo también sonrío con un guiño pícaro pero no he querido renunciar a poner por escrito y, por tanto, pensar un poco, en varias circunstancias que en esta historia romana mía me han acompañado últimamente.<br />
En primer lugar, tanto en Roma como en Madrid, dos sobrinos míos a los que he visto recientemente, ambos a punto de cumplir 2 años, con sus manitas buscaban la seguridad de la teta materna. Quizás son detalles de vida íntima que no vienen al caso, quizás pueden interesar a analistas comportamentales –seguramente más preocupados por mí que por los niños- o quizás son dos momentos en los que esa búsqueda y ese ‘eureka’ han despertado mi atención. Mirar y no sólo ver este encuentro, especial y cada vez más raro, entre una madre y su bebé. Un encuentro que he vivido lo más cerca posible en cuanto padre pero sobre el que seguramente no había vuelto a pensar desde hace demasiado tiempo.<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiojwgNgJZEivjEtixFUeIryXa1JQrDWkzQr3_oN-U94DCYGyZB5Xc8fddZ-lR5XCaX9iBDW2SToCVUtBRYPPT3cCdqjYi4PqYqylYTPqQ4tg-X7JNt61ACyfErzNxMhZQSvBFdGHMQF3k/s1600/Adriano-Cecioni-La-Madre.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiojwgNgJZEivjEtixFUeIryXa1JQrDWkzQr3_oN-U94DCYGyZB5Xc8fddZ-lR5XCaX9iBDW2SToCVUtBRYPPT3cCdqjYi4PqYqylYTPqQ4tg-X7JNt61ACyfErzNxMhZQSvBFdGHMQF3k/s400/Adriano-Cecioni-La-Madre.jpg" width="255" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">'La Madre' de A. Cecioni en la GNAM de Roma</td></tr>
</tbody></table>
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En segundo lugar, una escultura. Hace un par de días, una tarde tórrida, tras un paseo buscando el fresco de <a href="http://www.enroma.com/villa-borghese.html" target="_blank">Villa Borghese</a> llegué hasta la <a href="http://www.enroma.com/museos.htm" target="_blank">Galleria Nazionale di Arte Moderna</a>. Allí me encontré con ‘La Madre’ del escultor toscano Adriano Cecioni. Los rostros, las manos que sostienen y reclaman, el pecho descubierto, me hablaban de nuevo de ese pacto exuberante. Un prefijo, ex, que refuerza el participio activo del antiguo verbo uberare: fertilizar, producir, hacer fértil (en su forma transitiva) y también ser fecundo (intrasitivo). Una vida que se personifica en forma de ‘uber’, ubre, que se derrama, que habla de abundancia, de una tierra fértil que mana leche y miel porque es fértil y hace fértiles a los que la pueblan. No basta el poder de concebir sino que inmediatamente se requiere el poder de alimentar, de hacer crecer. No basta el inicio escondido de la vida sino que hace falta que se despliegue en una historia en donde el aire, el sol, los sonidos puedan confirmar que somos pobre y maravillosamente mamíferos. No es sólo un hecho de clasificación biológica, no es una limitación de la que prescindir, no es una práctica retrógrada de tiempos con menos cultura sino una condición de la que partir para poder estar bien plantados en este mundo, habiendo des-ayunado por primera vez ubérrimamente, con caricias y leche.<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhIzDTiMOKK7JLH-X0MBBQFC5z4wVqf0oE3cswQPHzbPhogpghLmExf9kfVVpGsgjACOm75b7ihiiQKYwKGeI04rTXZN_Qiy9j-nk7VAoufjRZwmxznIqWfohQsasV9W9feqy3toIO-G0M/s1600/800px-Caravaggio_-_Sette_opere_di_Misericordia_%25281607%252C_Naples%2529.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhIzDTiMOKK7JLH-X0MBBQFC5z4wVqf0oE3cswQPHzbPhogpghLmExf9kfVVpGsgjACOm75b7ihiiQKYwKGeI04rTXZN_Qiy9j-nk7VAoufjRZwmxznIqWfohQsasV9W9feqy3toIO-G0M/s400/800px-Caravaggio_-_Sette_opere_di_Misericordia_%25281607%252C_Naples%2529.jpg" width="260" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Sette opere di Misericordia, Caravaggio, en el Pio Monte della Misericordia de Nápoles</td></tr>
</tbody></table>
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A todo ello, inevitablemente, se ha sumado Caravaggio al que parece que nada de lo humano se le haya escapado y que se divierta haciéndomelo notar. En el fresco de la sala de la GNAM mientras observaba el vuelo del niño ante su madre, me acordé del cuadro de ‘las 7 obras de misericordia’ que contemplé durante un reciente viaje a Nápoles. En la parte derecha del cuadro encontramos una escena que puede parecer rara para nuestros días pero que era un clásico desde tiempos de Valerio Máximo y que el genial pintor utiliza para acumular dos obras de misericordia: Una joven de nombre Pero está ante los barrotes de una celda en donde se encuentra su padre Cimon, condenado a morir de hambre. Ella lo salva dándole de mamar y, cuando las autoridades lo descubren, en vez de condenarla consigue que su piedad suscite la de los jueces. Fértil y fertilizadora caridad. Misericordia y abundancia, imagen de la caridad, de la ‘pietas’ romana y de cómo se entiende en forma radical el ‘dar de comer al hambriento’. En este caso, todo tiene tintas fuertes pues la acción parece algo innatural: una hija en actitud vigilante y temerosa que alimenta a su padre indefenso, un viejecillo que no inspira ternura aunque sí compasión, y lo alimenta no con pan o frutos sino con su leche ya que no se podía acercar a él con ningún alimento. Es como si viéramos la astucia de un diseño que nos da la capacidad para llevar y dar vida puesto en acto sólo con la llave del amor, con nuestra decisión de darnos más que con la de dar algo.<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjgronvYRW5cCMqm03lEwSvwMvSCxQgukVoELxLG5ssT07tT6zsxQA5ig_iASl681sybMPHcrOzFJ8szxQAORA75Zv2ODbsuChdORzquPQn2XCdnTA1iBPllFn7kUxtQLXuI1kdvT2C75Y/s1600/orazio-gentileschi-riposo-fuga-egitto.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="253" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjgronvYRW5cCMqm03lEwSvwMvSCxQgukVoELxLG5ssT07tT6zsxQA5ig_iASl681sybMPHcrOzFJ8szxQAORA75Zv2ODbsuChdORzquPQn2XCdnTA1iBPllFn7kUxtQLXuI1kdvT2C75Y/s400/orazio-gentileschi-riposo-fuga-egitto.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Riposo durante la fuga in Egitto, O. Gentileschi, Kunsthistorisches Museum de Viena.</td></tr>
</tbody></table>
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Me siento, por suerte se puede en este museo. Una visita, con manjares hermosos, es como una comida y a falta de triclinios... Sin embargo, al hacer esta pausa noto el cansancio del día bochornoso que ha comenzado demasiado pronto. Con el sueño, sueño, y me veo como aquel san José durmiendo a pierna suelta durante la huida a Egipto en el cuadro de Orazio Gentileschi. Él consigue dormirse en cualquier posición, ni se da cuenta de lo que está pasando a su lado. Imagino que habrá sido un día agotador también para él que ya no es un jovencito. Al fin han llegado a un lugar un poco resguardado y, sin más miramientos, descarga el burro a prisa y corriendo, y se echa a dormir. ¡Qué ausencias dolorosas! Casi un emblema de la condición masculina: no nos enteramos cuando ella concibe o dormimos cuando lo alimenta. Mientras el sueño tranquilo y beato vence a José, María se derrama en una de las poses más bonitas que recuerdo, símbolo de poder delicado, de sólida suavidad, de recostada energía, de carne celestial. Una postura que me habla de cómo no sólo el cielo es capaz de su via láctea, sino también la boca de un niño. Un camino lácteo hacia Egipto y hacia el poniente recordándonos desde entonces que nada de lo nuestro es vano, que también Jesús recibió las caricias y la exuberancia de la vida para hacerlo hombre, antes que el dolor y la sangre lo demostrasen también de otro modo más cruel aunque no más real.<br />
Miro de nuevo ‘la Madre’ y no me parece una mujer encadenada a una obligación fisiológica, aunque imagino lo que podría suponer como esfuerzo y dedicacion criar un hijo a finales del s. XIX... y también hoy. Este cuerpo de mármol no tiene recuerdo de los dolores mensuales, del parto, de los pañales, trapos y ropas lavados sobre el pilón rugoso, de los trabajos para ganar alguna moneda, de la logística del ahorro, de los fardos, del desprecio o los odios, de las violencias por parte de quien pretende reducirla a una cosa o una propiedad. Esa segura exuberancia o ubérrima seguridad de estar en pie con el niño en sus manos o reclinada descansando en un suelo más digno que un trono, se trasluce, mana, aparece en estos momentos para decirnos que está ahí, que está siempre, que vence queriendo las viejas condenas que muerden su calcañar.<br />
Según me cuenta mi madre, y si mal no recuerdo, tomé muy pronto el biberón –ella tuvo pocos momentos de descanso en su camino- y aunque a veces lamenta el no haber podido darse más, sé que lo hizo en tantos modos entregándose siempre en esa exuberancia que acompaña al amor y hace crecer la vida. <br />
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Unknownnoreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-2090640574200719675.post-16314341371607091572016-06-23T12:12:00.001+02:002016-06-23T12:31:31.432+02:00Nervosío o Puerta MetroniaNo es fácil encontrar una casa o un lugar en el que experimentar la libertad de entrar y salir. Eso sí, cuando lo encuentras se nota y casi siempre en forma de alegría.<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj8tQ6vSQmM0CdKhJ4g36Yv-UkZZ-rpbWLOvUN4W3Rd57stg4fxfQSRJv67qgkvTcCQEIZuR8hZ77LwJ4J253PykrBw4IjIYk8ClyqtDxWCENijxHYveXvVNknfmL_ydv-bCbvFkPJ1lt8/s1600/alcaparras-puerta-metronia-roma.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj8tQ6vSQmM0CdKhJ4g36Yv-UkZZ-rpbWLOvUN4W3Rd57stg4fxfQSRJv67qgkvTcCQEIZuR8hZ77LwJ4J253PykrBw4IjIYk8ClyqtDxWCENijxHYveXvVNknfmL_ydv-bCbvFkPJ1lt8/s640/alcaparras-puerta-metronia-roma.jpg" width="176" /></a></div>
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-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¡Aquí estoy! – dijo Raquel con una ‘o’ larguísima, como pronunciada en un extremo de un túnel que comunicase con el centro de la tierra. Una ‘o’ que esperaba respuesta, que buscaba un eco y que recibió inmediatamente la caricia de Nata estregándose desde los bigotes hasta la punta de la cola junto a su tobillo.<br />
Cada vez que ella salía para un viaje un nudo se me formaba en el estómago, sólo en parte deshecho por la alegría con la que atravesaba el dintel. Cada vez que entraba, un bálsamo de aceite, agua y viento me tocaba. Al recibirlo me daba cuenta de la sequedad, sequía y calma chicha que se habían ido acumulando en mis jornadas, sin darme cuenta, como el polvo del camino. Ella volvió y ha vuelto a salir.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Hoy me he encontrado con Gaia en Porta Metronia y luego hemos ido a pasear hasta villa Celimontana.<br />
Mientras me hablabas yo iba orzando. Ráfagas de viento surgían de tus brazos, de tu caminar, contundente. Y yo te miraba, te buscaba como la proa el viento.<br />
Una casa es un puerto, pero como un capitán celoso que no toca tierra, estás deseando navegar. Una puerta está hecha de una luz verde y otra roja pero el alba y el atardecer, las puertas del tiempo, no admiten dinteles ni techos si quieres contemplarlos, aunque arrecien corrientes y vientos.<br />
Entre la relativa seguridad del puerto y la abandonada tranquilidad del que vive surcando la superficie de aguas profundas y un cielo que es océano impenetrable para nuestra barca de tierra, tú escoges afrontar la condición de marino: siempre a merced para avanzar con inteligencia y sin prisa. Así, con viento contrario como hoy, vas de bolina, buscando el viento pero no demasiado, zigzageando. El viento empuja de refilón, jugando con la quilla que resiste. Se va adelante, con la tensión de la habilidad, aunque parezca que vamos hacia otro lado. La meta cuesta cuanto se quiere y a veces se llega por caminos tortuosos.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¡Qué tráfico junto a la muralla en Puerta Metronia! Estaba muy cerca del Celio y de la tranquilidad de via di Porta Latina, pero justo allí había un cruce con un tráfico infernal: sirenas de ambulancia que iban hacia el hospital de la Addolorata, ríos de coches que bajaban hacia el Eur saliendo de la ciudad y los que subían para ir hacia San Giovanni y el centro. Y yo, plantada, esperando. Así que hice una foto.<br />
Volviste y has vuelto a salir pero antes habías tenido un momento de ‘nervosío’. Así lo llamas. Algo indecible a lo que pones nombre, de lo que puedes hablar, que describes, haciéndose de esta forma menos temible. A ti, a quien tanto te gusta ser narrador omnisciente, te asusta lo que no puede decirse.<br />
Me has enseñado la foto. Metronia nunca fue una auténtica puerta de ciudad, sino una portezuela, una pequeña comunicación de servicio con los campos de los alrededores. La tapiaron en época medieval para hacer pasar un pequeño reguero: el Agua Mariana. Y así estuvo durante siglos, una pared entre campos de un lado y del otro, hasta que el tráfico del s. XX hizo que se abrieran nuevos arcos en las murallas para comunicar con el barrio Appio Latino y sus calles de preciosos y evocadores nombres: Metaponto, Iberia, Pannonia, Luni, Galazia, Acaia... En la foto aparece el tráfico que ahora la flanquea y una planta de alcaparras florecidas en estos días. Tu mirada no fue hacia las lápidas medievales que anuncian los trabajos de restauración, ni se fijó en el arco tapiado de la antigua puerta sino en unas alcaparras que cubrían los ladrillos.<br />
Te sorprendió la belleza de sus flores, la increíble acrobacía de permanecer suspendida en misteriosos intersticios de la muralla, sin agua, descolgándose como una exhuberante cabellera en esta espalda de la ciudad bronceada como barro cocido.<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh7M9hZDlNi-SJplH2L5K1pYRbkpB-nXEDY_Ip-CNqkw7iTtpHAzJSKgbc3e7_DrZ0RqV9GYnCHnTZVOmTC8fEu8Rn8eytJBwj-T9faDUgJlKHBPLEsd7Z9gtnCEefXExoph_eqmLp7Y6c/s1600/puerta-metronia-roma.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="264" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh7M9hZDlNi-SJplH2L5K1pYRbkpB-nXEDY_Ip-CNqkw7iTtpHAzJSKgbc3e7_DrZ0RqV9GYnCHnTZVOmTC8fEu8Rn8eytJBwj-T9faDUgJlKHBPLEsd7Z9gtnCEefXExoph_eqmLp7Y6c/s320/puerta-metronia-roma.JPG" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Puerta Metronia</td></tr>
</tbody></table>
<br />
Te he visto salir con paso decidido sin volver la vista atrás. Poco después me has enviado un mensaje: el ‘nervosío’ había dejado paso a un sentimiento de contricción por haber malgastado el tiempo de estar juntos. Siempre después de zarpar se ven las cosas de otro modo pero no por ello se vuelve atrás. Ni sería bueno dejar la travesía ni muchas veces se puede. A veces te echarías de cabeza en el mar del tiempo para regresar y decir una palabra justa, para intercambiar una mirada, para balbucear algo.<br />
Una puerta puede ser un puerto y un puente, el muelle en el que esperar con ansia y en donde saludar en el último momento para estar más tiempo, más cerca, de quien sale. Libertad para entrar y salir...pero ¡cuánto me gustaría que lo hiciéramos juntos! Mi puerto vendría conmigo.<br />
Intento imaginar el sabor intenso de las alcaparras y surge el recuerdo de las jornadas de pleno sol, de tierras calizas y áridas, de una tostada con anchoas y vino fresco. En un momento, preciso e ideal, el sabor de su amargura salada de lágrima verde se vierte para convertirse en gustoso complemento, agua y calor que se liberan. Frutos que llevan muy lejos el sabor de las raíces engarzadas en roca, en la puerta que abandonamos y nos espera.<br />
Esta mañana, cuando salía, mi alma alcaparra se ha quedado agarrada a la puerta, en los entresijos de tu silencio.<br />
<div>
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Unknownnoreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-2090640574200719675.post-49395180916406329082016-06-09T15:37:00.000+02:002016-06-15T16:45:16.742+02:00Úrsula o la pazza gioiaAyer antes de la tormenta nos tomamos una tónica.<br />
Ayer sentados en la mesa de siempre me contaste tu viaje a Nápoles, me hablaste de la gran sala dedicada al último cuadro de Caravaggio, de aquella Santa Úrsula que te esperaba con su dolor y su fuerza, en pie mientras recibe la herida mortal.<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhmcbZH5u8A2RjSqcvDnuEnvElJjqRSg3RPDD936Vtf5acZsLgZj6k3LfW3MtA74sjPAlAmksj5Ud2bx9TE_yK6P9Jr-qZtFqLU8lC1Rg2Zr0Vi_Cx9SlaEPaTFt2MuAlQRn1NIC4on2uI/s1600/caravaggio-santa-orsola.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="223" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhmcbZH5u8A2RjSqcvDnuEnvElJjqRSg3RPDD936Vtf5acZsLgZj6k3LfW3MtA74sjPAlAmksj5Ud2bx9TE_yK6P9Jr-qZtFqLU8lC1Rg2Zr0Vi_Cx9SlaEPaTFt2MuAlQRn1NIC4on2uI/s400/caravaggio-santa-orsola.jpg" width="400" /></a></div>
<br />
El cielo pulcrísimo de hace unos días y esta ciudad en silencio conmocionado fueron la sala del martirio de otra mujer, Sara, siempre a manos de un hombre que decía quererla.<br />
Ayer mientras hablabas del palacio Zevallos de Nápoles, imaginaba once mil vírgenes formando un extrañon ejército de caminantes sin más armas que su belleza y la fuerza de una decisión. Poco me importa que en realidad hayan sido unas cuantas chicas martirizadas a 11 millas de Colonia. Hay una larguísima procesión de mujeres, once mil y más, que escapan, que viajan peregrinas hasta la propia <a href="http://www.enroma.com/" target="_blank">Roma</a>, para no doblegarse a voluntades de dominio con máscara de amor. Roma es una meta preciosa o metáfora de una meta, Espérides o Edén, en donde todos deberían poder leer al revés su nombre: Amor. Pero esta es otra Roma, pues en estos días, en una noche, bajamos en ella hasta el último rincón del último círculo infernal de la mano de la más diabólica locura de quien no tiene más fuerza que la de aniquilar la vida al no poder conquistar la voluntad.<br />
Ayer, justo antes de la tormenta, imaginaba la locura de esta chica en las islas británicas que por mantener su decisión de no casarse y sabiendo que esto sería pretexto para una guerra, inicia su peregrinaje atravesando Europa. No sé por qué o sí lo sé, pero reconocí dos mujeres que, sorteando siglos, en el mismo camino la acompañaban: Beatrice y Donatella, las dos mujeres protagonistas de la última película de Paolo Virzì. Una ‘pazza gioia’, una alegría loca o locura de alegría, ante una vida que tiene un manantial de dolor en forma de hombre que las usa y tira. Su historia no es inconsciencia sino fuga, un último remedio para encontrar juntas un lugar nuevo construido por ellas con cemento de complicidad y risa, un caminar perdidas para tener una casa donde vivir con sus locuras, miedos, historias y dolores. Dos mujeres, dos amigas, que se unen a las once mil, y acompañan a Sara, una más de aquellas que se encontraron solas ante su asesino.<br />
La fuerza de Úrsula en el siglo IV, de su viaje, de su resistencia ante Atila -encarnación de la violencia, que la mata al no poder poseerla- ilumina la sala, la noche en via della Magliana en Roma, la tarde antes de la tormenta y las palabras de Hildegarda convertidas en música dedicada a ella. Norte y sur unidos por estas mujeres.<br />
Ayer, solos antes de que nos echaran para cerrar, Hildegarda de Bingen hacía oír su voz poética, enamorada, valiente, deseosa de belleza, interesada a todas las maravillas de un mundo que la ilusionaba a inicios del s. XII. Nada la dejaba indiferente en su curiosidad y maravilla: medicina, música, literatura, pintura, filosofía, con la locura de quien se entrega con pasión a seguir la hermosura. Algunos se escandalizaban porque su alegría y libertad daba envidia. Y la envidia, como bien sabes, entristece como nubarrones. Oímos el primer trueno y gruesas gotas querían herir la tierra.<br />
Ayer no queríamos decirnos ciao, cuando el tiempo pasó a nuestro lado como un remolino de polvo y polen. El tiempo se nos fue y entre nuestras manos quedó su herida. Úrsula luminosa como la luna, ya un cuerpo celeste, sorprendida en el lado oscuro de la vida, contemplando su pecho hendido del que parece surgir de nuevo sangre y agua. 75 años antes de que Caravaggio pintase este cuadro, Angela Merici, tras un largo peregrinaje hasta Jerusalén, escogió a esta mujer como inspiración para su proyecto de educación dedicado a las chicas jóvenes. Y así nacieron las ‘ursulinas’ y Úrsula -¿quién se lo habría dicho?- pasó a ser patrona de las maestras, de las que tienen el coraje de guiar once mil chicas en un peregrinaje por la vida.<br />
Ayer, ya demasiado tarde, por tus palabras volvió a abrirse la herida de Úrsula, Sara, Beatrice, Donatella y Angela. Entré contigo en aquella sala del palacio Zevallos y no dejó de sorprenderme cómo Caravaggio imaginó al terrible Atila como un hombrecillo de expresión apenada, un paisano entrado en años, ajado, que bien pudiera ser cualquier vecino del barrio o del pueblo. Alguien que no sólo no asusta sino que a veces no notas al pasar a tu lado. Le quité la armadura y me di cuenta de que Atila no era nada de especial sin ese arco: basta poco para poder, en la más cruel de las injusticias, destruir lo que no se posee. Gigantesco daño con mísero acto. Miré las manos de Úrsula y podían ser las de una madre amamantando, modelo para una representación de la caridad, médico que reconoce y cura, compositora que desentraña un cuerpo de innumerables teclas, testigo de que la libertad se aferra a la vida mientras en pie contempla como se va.<br />
Ayer volví a casa con paso lento, como quien vuelve de madrugada deseando que el sueño haga decantar las emociones y los sentidos. Ayer disfruté de una ‘pazza gioia’ al saber que sólo el querer que no nos deja a solas con nuestras miserias, que va más allá de la posesión y el interés, es capaz de guiar dos u once mil doncellas hasta donde quieran.<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<iframe allowfullscreen="" class="YOUTUBE-iframe-video" data-thumbnail-src="https://i.ytimg.com/vi/n9uMd1ap51A/0.jpg" frameborder="0" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/n9uMd1ap51A?feature=player_embedded" width="320"></iframe></div>
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Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2090640574200719675.post-78555051301647953702016-05-25T15:04:00.000+02:002017-10-02T16:18:54.993+02:00Ávila en RomaQuerido Iván:<br />
<br />
Quizás te resulte extraño que te escriba, sobre todo cuando se supone que estas palabras tendrían que llegarte desde el más allá, un lugar en el que ya no creo -lo vivo- y en el que tú aún no crees. No importa, ya verás.<br />
Te escribo porque no se me ocurre nada mejor. Podría haber hablado en sueños, resonar en tu imaginación como un déjà-vu, angustiarte como una premonición, haberte hecho encontrar un tesoro olvidado para que siempre me fueras grato. No lo sé, quizás aún haga algo de esto, pero mientras tanto te escribo, intentando que mis palabras empiecen a hablar de mí. No me malinterpretes. No se trata de nada trascendental o terrible, es un simple pasatiempo, el único tesoro que ahora poseo en gran cantidad.<br />
Una coincidencia me hizo estar en tu camino. Ni siquiera te diste cuenta. Mientras estabais en <a href="http://www.enroma.com/plaza-navona-roma.html" target="_blank">Plaza Navona</a> alguien dijo mi nombre, casi en un susurro, de pasada, pero lo suficientemente claro como para que reviviera en forma de fama. No es fácil tener cuerpo de palabra, es un cuerpo ligero, escurridizo, más inútil que semilla en pedregal. Escuché mi nombre, quizás el eco, y eso me basta.<br />
He conseguido ser muy parco, te lo aseguro, y ahora me doy cuenta. No tengo problemas de tiempo así que puedo concederme el lujo de pagar todo con la moneda más valiosa y que a mí no me cuesta nada. Ahora me doy cuenta de cuántas energías, combustiones y horas mortales –esas que sí cuestan como bien sabía Momo incluso en el limbo de su mundo inventado- horas convertidas en utensilios, alimentos, viajes, adornos, cobijo, competiciones y arte.<br />
<br />
Sí, soy viejo y creo que por eso soy flexible, que en mi opinión no es una cosa poco importante. No pongas esa cara de sorpresa. Dicen que cuando uno es joven es flexible pero yo diría que la flexibilidad se adquiere estando a remojo en el tiempo. Quizás la debilidad del niño se pueda confundir con la flexibilidad pero a medida que se recubre con el vigor físico, se muestra en toda su dureza. No digo que sea mala o buena esta dureza, sino que poco a poco aprendes a mecerte con el viento antes que a resistirlo. Todo para seguir bien plantado.<br />
Cuando decidí construir la capilla en el <a href="http://www.enroma.com/trastevere-roma.htm" target="_blank">Trastevere</a> ya estaba dedicando más energías a desenmarañar la madeja de las ocupaciones, intereses y relaciones que a dar tijeretazos. Los vientos pueden venir de tantos lugares, a veces combinados con lluvias o sequía, puedes estar a merced de la fortuna que actúa misteriosamente intentando cambiar tus pasos. Una puerta que se cierra, un viaje que no hiciste, un amor que no se cruzó en tu camino y parece ser la dueña absoluta del tiempo contra la que nada se puede hacer. Nada en diagonal. Déjate llevar por la corriente sin perder de vista la meta. ¿Oportunismo, flaqueza, hipocresía? El límite es muy sutil. Yo prefiero mirarme desde fuera, cada día, como en un escenario. ¡Cuántos papeles interpretamos y cuántos somos!<br />
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<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi4ut832yb4jtU2lctCDkcSHp_DCmoRl-qi-m0LJHV-6WTNhHDkcUl8xNq5LC5ByRfRe8L2diGssB6-Vda0r18df_jEjTz0dndmFOu1vhxsKUSTQAFGxIcmtKcG9msu4OjBS1Im6MoadCA/s1600/palazzo-avila-via-monte-giordano-2.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi4ut832yb4jtU2lctCDkcSHp_DCmoRl-qi-m0LJHV-6WTNhHDkcUl8xNq5LC5ByRfRe8L2diGssB6-Vda0r18df_jEjTz0dndmFOu1vhxsKUSTQAFGxIcmtKcG9msu4OjBS1Im6MoadCA/s400/palazzo-avila-via-monte-giordano-2.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Portal del palacio de la familia Avila en via Monte Giordano 2, Roma</td></tr>
</tbody></table>
Mi casa se ha convertido en una pensión para pintores. Por las mañanas nos despiertan las campanas de San Simeón y San Judas en Monte Giordano, a la sombra de los aún poderosos Orsini. Y pensar que mi antepasado Diego Ávila compró dos casuchas en esta zona con la pequeña fortuna que le dejó en depósito un amigo antes de emprender un viaje hacia oriente. Su amigo nunca volvió. No sé cuánto le costó a Diego quedarse en Roma renunciando a su vida y orígenes hispanos, pero de lo que estoy seguro es de que se hizo romano muy rápido. En esta ciudad no puedes andarte con medias tintas.<br />
Las campanas, las golondrinas, la ciudad se despierta hoy para ti como para mí entonces. Contigo oigo las voces del mercado en Piazza Navona, llena ahora de artistas y turistas. Sin ser rico tenía rentas suficientes para poder dedicarme yo también a la pintura y a alojar al Gherardi y a otros pintores de la Accademia.<br />
Sé que conoces muy bien las callejuelas del centro. Como hiciste tú el otro día, a veces me encontraba paseando por el simple placer de ir admirando, escuchando los relatos de algún amigo que me ponía al corriente de las últimas novedades, de las últimas obras o de alguna que aún no conocía.<br />
Ven conmigo, demos dos pasos juntos, ahora te cuento algo de mí.<br />
Roma a finales del s. XVII sigue creciendo a pesar de los permanentes vientos de guerra en Europa. Tan cerca y tan lejos. Allá en el Norte la dos hijas de Jacobo II al final han conseguido echar al padre. Dejó Inglaterra para refugiarse en Francia. Ahora reina Guillermo III, el Orange marido de María que rápidamente ha borrado de un plumazo la Declaración de Indulgencia y ¡adiós la libertad de culto a los católicos! Aunque te parezca raro las cosas van así en estos tiempos. Quizás sea por eso que últimamente su Santidad anda un poco pachucho. No creo que pase de este año. Pero bueno, ese es otro cuento y otro escenario. Siempre me voy por las ramas.<br />
¿Te acuerdas? Muy cerca de mi casa está la estatua del Pasquino. Por allí paso todos los días. El rey Sol no la ilumina, aunque muchas piedras se muevan con su dorado poder. Un poco más allá dejo alguna moneda en las manos de los niños que siempre rondan ante santa María dell’Anima, pero muchas más dejé en las manos del Gherardi para que hiciera una capilla en Santa María del Trastevere. Una enorme alegría verla terminada, aunque a veces me oscurezco con una sombra de orgullosa vanidad.<br />
Una locura dirás. Sí. Yo también lo pensaba. Por nacimiento recibí dones, educación y herencia. Escuchando a Miguel de Molinos –parece que ahora no es santo de la devoción de su Santidad- ¿cuántas veces me interrogué sobre cual era el modo de comportarse de un buen cristiano? Seguir el estudio de las ciencias, de la reflexión, de la teología o dedicarme al cultivo de las artes, quizás profundizar en la administración y hacer carrera -podría haber sido un buen contable para los Orsini o incluso en la cancillería papal, ¿no crees?- o podría dar todos mis bienes y zarpar hacia tierras lejanas. Quizás hubiera sido más cómodo, más proficuo para sabe Dios quien. Pero como me has recordado tú, me he decidido por el pincel y seguir con la vida cotidiana romana. Bueno, cotidianamente romana, un poco San Jerónimo, asceta y literato eremita, un poco actor mundano en el palco de esta plaza del mundo, centro de mi propio círculo con radios de tiempo, lugar e intereses. Y así salió mi capilla. Me lo he gastado todo, todo lo que no gasto en pinceles, en alojar a estos bohemios, en mantener la casa y que al menos no les falte de comer a los chicos de via dell’Anima. Ayer me dijeron que uno ha ido a parar a Tor di Nona y tendré que ir, esperando que salga pronto antes de que la humedad y los golpes lo dejen mal parado o más seco que los cappucini de la Inmaculada.<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgcE_C_iIdi8M9uz4c-QmzD7nn78uKamPbsK9xLxd4N8WwC7sztkNQY5v5f3r7sUhSp4sxTs07QI5kqrbDwZfvLtr1NoKQC_nkPq45b_4_Py09Vp8FeC5nC40ExlaJhEjynSU2-pMT2bZY/s1600/capilla-avila-santa-maria-trastevere.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="256" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgcE_C_iIdi8M9uz4c-QmzD7nn78uKamPbsK9xLxd4N8WwC7sztkNQY5v5f3r7sUhSp4sxTs07QI5kqrbDwZfvLtr1NoKQC_nkPq45b_4_Py09Vp8FeC5nC40ExlaJhEjynSU2-pMT2bZY/s320/capilla-avila-santa-maria-trastevere.JPG" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Lucernario en la capilla Avila en Santa Maria in Trastevere</td></tr>
</tbody></table>
Antonio, el Gherardi, me entendió perfectamente. ¡Cuántas veces paseábamos juntos! Y aunque no era arquitecto se las ingenió para crear esta galería del tiempo y la vida, abierta hacia el cielo, hacia la luz pero también creando sombras y este san Jerónimo al fondo, asceta en el escenario.<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgrMImCd-KmBWeAi1Kca8aX7USrhjGmK5cHLF_yoed_RIttMTAno6dmndiwEpSsURV7zCP15reS0psFR421us53rGWt_hiFHspbi3hMKfOK7X8gdvbyHvxdjg3Es3OzhUQJSRLnl3i37UI/s1600/capilla-avila-roma.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="257" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgrMImCd-KmBWeAi1Kca8aX7USrhjGmK5cHLF_yoed_RIttMTAno6dmndiwEpSsURV7zCP15reS0psFR421us53rGWt_hiFHspbi3hMKfOK7X8gdvbyHvxdjg3Es3OzhUQJSRLnl3i37UI/s320/capilla-avila-roma.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Galería de la Capilla Avila en Santa Maria in Trastevere</td></tr>
</tbody></table>
El otro día, tú te quedaste a la entrada de <a href="https://www.enroma.com/santa-maria-sopra-minerva/" target="_blank">Santa Maria Sopra Minerva</a> charlando con aquel joven que estaba pidiendo. Podrías haber entrado a pesar de la cara de pocos amigos que tenía la persona que, sin saludar, os amonestaba sobre las reglas para entrar. Escogiste. Un signo, una palabra, una posición. Yo, en tu lugar, también habría podido quedarme, darle mi tiempo, incluso algo de dinero, quizás todo. Escogemos constantemente y yo escogí a veces cosas opuestas, la entrega de no dejar todo lo recibido y al mismo tiempo romper también yo mi frasco de perfume carísimo. Aceptación de lo moral o socialmente correcto como imposición o libremente, tanto que en otros casos no lo acepté por ciega rebeldía o conciencia. Sólo puedo decir ahora que intentando querer.<br />
Con el tiempo estoy aprendiendo a ser flexible y a ver tantos matices, lo heroico de vivir lo cotidiano desafiando la real posibilidad de dejar todo incluso por el más altruista y noble motivo.<br />
¿Qué es mejor, más humano?¿qué es lo que siento como imperativo? Cuándo como soldado viajaba arriesgando mi vida en pos de un ideal por el que luchaba sin paga pero gastando todo, o luchar con los pinceles junto a monte Giordano en una callejuela de Roma, aceptando que no pasaré a la historia ni siquiera como el Gherardi que sólo mi capilla hable de mí. Por experiencia será difícil que la voz de alguno de los chicos de via dell’Anima pase más allá de su vejez. Aunque para mí ya sería mucho haber ayudado a que alguno llegue a viejo.<br />
Sirva esta carta como recuerdo y deseo de nuevos encuentros, de más tiempo para seguir conversando sobre cosas inútiles que pueden cambiar la vida, esa única que tenemos, especial, irrepetible. Y cuando no haya tiempo, sea un motivo para no dejarse morir, para no dejar de vivir.<br />
<br />
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<iframe allowfullscreen="" class="YOUTUBE-iframe-video" data-thumbnail-src="https://i.ytimg.com/vi/977o_pc9u-U/0.jpg" frameborder="0" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/977o_pc9u-U?feature=player_embedded" width="320"></iframe></div>
<br /></div>
Unknownnoreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-2090640574200719675.post-66970900875395139592016-05-05T16:46:00.000+02:002016-05-06T09:16:35.571+02:00¡Puertas!<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="background: white; color: #252525; font-family: "arial" , "sans-serif"; font-size: 10.5pt;">“QUI SCIT
COMBURERE AQUA ET LAVARE IGNE FACIT DE TERRA CAELUM ET DE CAELO TERRAM
PRETIOSAM” **<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="background: white; color: #252525; font-family: "arial" , "sans-serif"; font-size: 10.5pt;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjVrKFtBUZ6RiyvA7wC4mHyc118KLlgknc0y-GlfSygXMgwv5FYSzHpP5HOjI3zssCgAaIS8mnhOVpkMogcG2mOHvkWRsTufTCpJiphcLzBqwYqL0x73AGxmFdme7Pvt4XyAnyucF1xkeo/s1600/puerta-magica-plaza-vittorio-roma.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjVrKFtBUZ6RiyvA7wC4mHyc118KLlgknc0y-GlfSygXMgwv5FYSzHpP5HOjI3zssCgAaIS8mnhOVpkMogcG2mOHvkWRsTufTCpJiphcLzBqwYqL0x73AGxmFdme7Pvt4XyAnyucF1xkeo/s400/puerta-magica-plaza-vittorio-roma.JPG" width="400" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="background: white; color: #252525; font-family: "arial" , "sans-serif"; font-size: 10.5pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="background: white; color: #252525; font-family: "calibri" , "sans-serif"; font-size: 11.0pt;">Hago arder agua <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="background: white; color: #252525; font-family: "calibri" , "sans-serif"; font-size: 11.0pt;">mientras fuego se lava. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="background: white; color: #252525; font-family: "calibri" , "sans-serif"; font-size: 11.0pt;">Un ruego enciende<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="background: white; color: #252525; font-family: "calibri" , "sans-serif"; font-size: 11.0pt;">y el perdón baña.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="background: white; color: #252525; font-family: "calibri" , "sans-serif"; font-size: 11.0pt;">Abro tu puerta,<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="background: white; color: #252525; font-family: "calibri" , "sans-serif"; font-size: 11.0pt;">un beso,<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES" style="background: white; font-family: "calibri" , "sans-serif"; font-size: 11.0pt;">sale de un salto<br />
tierra al cielo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES" style="background: white; font-family: "calibri" , "sans-serif"; font-size: 11.0pt;">Llueve entonces,<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES" style="background: white; font-family: "calibri" , "sans-serif"; font-size: 11.0pt;">arrojado paraíso,</span><br />
<span lang="ES" style="font-family: "calibri" , "sans-serif"; font-size: 11.0pt;">y entra en la tierra <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES" style="font-family: "calibri" , "sans-serif"; font-size: 11.0pt;">preciosa, capaz de vida.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES" style="font-family: "calibri" , "sans-serif"; font-size: 11.0pt;">** Una de las inscripciones en la puerta mágica en Piazza Vittorio, Roma. "Quien conoce cómo arder el agua y lavar el fuego hace de la tierra cielo y del cielo tierra preciosa".<o:p></o:p></span></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2090640574200719675.post-61555839962325034002016-04-22T16:00:00.000+02:002016-04-22T17:08:45.938+02:00Una gataSí, realmente me gustan los gatos. En Roma me los encontraba cada tarde en los jardines.<br />
‘Como una gata’ Me había aconsejado el cardenal D’Estrées, embajador de Francia en Roma viendo un atardecer en villa Medici.<br />
Aterida de frío, a pesar de estar a finales de mayo, recordaba la música de los salones y las conversaciones de la lejana vida de anteayer. El alba se alzaba calma y favorable para navegar, benévola con el sol que jugaba con sus corceles descubriendo la costa recién amanecida. Durante la noche 14 galeras habían recibido la orden de zarpar para impedir su fuga pero ella no lo sabía. El condestable Colonna, esa misma mañana, había exigido audiencia con el embajador de Francia, enfuriado y al mismo tiempo lanzando acusaciones veladas sobre el apoyo del rey de Francia a la fuga de su mujer. Roma contemplaba entre resignada e interesada, casi divertida, cómo las vicisitudes de sus habitantes iban a producir consecuencias con resonancias en toda Europa: correos, encuentros, pagos, cobros, sobornos, soldados con ruidos de armas, juegos de poder entre el papa, el rey de Francia, el de España, viejas rencillas e intereses, e incluso batallas...y tanto, tanto de qué hablar desde la última taberna junto al Tíber hasta los salones del Quirinale.<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjpBVeTcJEIhTmRTlT4J2_bGY-IjGU13BJkvUX-7YjmRiIJ2lvAucWw40AWdl4R8nqhbn9F6FC8dNAH9WmyImOYgSKwlvQjgigC5oTtPC-3y-AMcSf708dNPnxulldlh9IWXuj3uS6LsLc/s1600/piranesi-puerto-ripetta-roma.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="210" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjpBVeTcJEIhTmRTlT4J2_bGY-IjGU13BJkvUX-7YjmRiIJ2lvAucWw40AWdl4R8nqhbn9F6FC8dNAH9WmyImOYgSKwlvQjgigC5oTtPC-3y-AMcSf708dNPnxulldlh9IWXuj3uS6LsLc/s400/piranesi-puerto-ripetta-roma.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Piranesi, grabado representando el puerto de Ripetta en Roma.</td></tr>
</tbody></table>
<br />
“El señor Condestable Colonna acaba de salir de aquí y me acaba de contar una aventura que con toda seguridad no os parecerá menos rara y sorprendente que a mí. Su esposa y madame Mazarin salieron el domingo por la tarde en una carroza tirada por seis caballos. Todos en casa pensaban que habían salido hacia Frattocchie en donde se encontraba su marido. Sin embargo, al día siguiente, al regresar el cochero, les ha comunicado que habían tomado a escondidas el camino de Civitavecchia. Hacia las 10 de la noche, habían encontrado una pequeña barca que las esperaba. Monseñor puede imaginar en qué estado de estupor y dolor ha quedado su excelencia el Condestable.<br />
Yo lo he visto lleno de dulzura y palabras honestas con la intención de hacer reflexionar a su esposa sobre todos los aspectos del caso, explorando todos los caminos que pueden y deben obligarla a regresar junto a él. Y ya que se imagina que ella irá a Francia y allí tomará tierra en Marsella, me ha pedido que os escriba para que la retengáis y así darle tiempo para que reflexione y él pueda llegar, haciéndole conocer mejor su corazón y sus sentimientos.” *<br />
Cuando al fin me llegó el salvoconducto enviado desde Francia por el caballero de Lorraine supe que tenía la protección y el apoyo del rey ‘contra las maquinaciones de tu esposo’ y pude empezar los preparativos del viaje. Menos mal que mi dolor le resultó sincero y cumple su palabra de ayudarme. Buen embajador tuve. No será tan favorable en sus luchas e intereses el D’Estrées... Una gata. A muchos, a muchas, les gustaría.<br />
Sin reivindicar, sin necesitar nada sino alguna caricia de vez en cuando, sin palabras, sin hacerse ver, serena y elegante sin saber ni querer saber, sin entender de los asuntos que van más allá de su huerto y de su plato lleno con lo que ella prefiere. Quizás esta es la idea de ‘gata’ que les interesa. Falsa por falsos. Y del hijo que acaba de tener la ilustre marquesa Paleotti no hablan pero de mí estarán diciendo de todo: que quiero estar siempre al centro de la atención, tener admiradores rendidos a mis pies, la peligrosa libertad de invitar y ver a quien me plazca, que tal alevosía va contra las leyes cristianas y de las naciones, que sabe Dios cómo tengo al rey embrujado. Quizás todo ello sea verdad, pero sé que hay más verdad que esto y con gran dolor lo sé. Dejo tanto atrás como el que está al borde de morir.<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhStDqOuvFxM30nahnJOmOF_urLlc3F29VE-RNxkxp7Dfr-inXUrvYOoL-tBDeSEkOrt4XVFvgkrWDao_aJYv-v2ziIiq4Zu00W9x9NcaczMrtUXWFDrLe4JXjTdip_alsU_ynoxu5xZ_Q/s1600/sala-grande-Galleria-Colonna.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="246" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhStDqOuvFxM30nahnJOmOF_urLlc3F29VE-RNxkxp7Dfr-inXUrvYOoL-tBDeSEkOrt4XVFvgkrWDao_aJYv-v2ziIiq4Zu00W9x9NcaczMrtUXWFDrLe4JXjTdip_alsU_ynoxu5xZ_Q/s400/sala-grande-Galleria-Colonna.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Sala grande del Palacio Colonna en Roma</td></tr>
</tbody></table>
<br />
Sí, me gustan los gatos precisamente por lo que no tienen de ignorancia borreguil. Parece que tener los ojos cerrados, fingir, no saber, e incluso ronronear sean ideales prácticos como si la irracionalidad e inconsciencia fuera una garantía de felicidad. Al máximo, para no destruir la ardua sabiduría de renunciar a la razón, se podrían aceptar como oráculos y fuentes del conocer los últimos correveidiles. Tranquila, no te metas en líos, sé tolerante, así es la vida, mano izquierda. ¿Ahora, en mi caso, es esto prudencia o dejar de lado la razón? ‘He venido a traer la espada’ y al mismo tiempo ‘envaina tu espada’. Y en la paradoja de ambas está para mí, la verdad, ahora.<br />
Me gustan los gatos, sí, pero por sus finos sentidos, aguzados y alerta, incondicionados, no por la modorra que los deja satisfechos.<br />
¿Qué pasa? Mi fiel Pelletier está discutiendo. Lo que imaginaba. Ante los ‘peligros’ que corren estos desgraciados pretenden más dinero o nos tirarán por la borda. No hay nada que hacer.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Pelletier, es inútil que invoques a los santos o el respeto de lo acordado. En mi arcón están las cien pistolas, regalo del cardenal Colonna. Vosotros, sabéis qué es lo que tengo y que sólo esto puedo daros. Lleguemos a Marsella rápido y evitemos los peligros para todos que el rey de Francia puede ser generoso y también terrible.<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<iframe width="320" height="266" class="YOUTUBE-iframe-video" data-thumbnail-src="https://i.ytimg.com/vi/cHTnwuGn48c/0.jpg" src="https://www.youtube.com/embed/cHTnwuGn48c?feature=player_embedded" frameborder="0" allowfullscreen></iframe></div>
<br />
<br />
<br />
*Carta del cardenal D’Estrées al obispo de Marsella, en <i>Correspondance administrative dous le règne de Louis XIV</i>. Deping 8. IV page 540. Vol. verts C.<br />
<div>
<br /></div>
Unknownnoreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-2090640574200719675.post-80244402375455840782016-04-19T17:10:00.001+02:002016-04-19T17:24:22.329+02:00Junto al antiguo puerto de Trajano.La eternidad ya la tengo, el tiempo no.<br />
Esto que sabía, hoy lo he sentido.<br />
No es importante cómo ha llegado a formarse esta certeza, quizás todo empezó por alguien, o es fruto de intentar explicar lo que he ido viendo, o por lo que luego he pensado. Ahora no es importante saberlo, lo he sentido, y parece que todo cobra sabor, sabor de nueces.<br />
Se está acabando esta carrera alocada. Ya me he cambiado la ropa. Con la velocidad y el camino mal cuidado ha sido bastante complicado. Ahora ya puedo volver a ser la mujer a quien esperan.<br />
El tiempo se acaba, corre con el sol poniente. Ya veo su reflejo sobre el lago de Trajano, allí donde dicen que atracaban las naves otrora. El tiempo con su corriente lenta, quiere también ponerme arenas movedizas, lodos, hacer que el curso cambie discurriendo sinuosamente. El tiempo y el Tíber han alejado el mar ¡Cuánto lo añoro! Casi como el sabor a nueces. ¿Cuándo llegaré? Tarde. El deseo es tanto que hace nacer el miedo. Noto que aún viviendo en cada instante no poseo nada. Sea cuando sea, un después sin final vendrá.<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiHP6k0aKEe60U6MqjhJvigB74W1M6KI-9SeEDhAx7HMo9iof-Y984wfPk4Em5mNv0qJ2byl_hWk8fpNz3TME00r2mxPnJ2noU-QeXmEF5OO5xODRAp9R_tPgJ2U5AmTNb4CqPXCUIXj7s/s1600/porto+di+traiano.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="230" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiHP6k0aKEe60U6MqjhJvigB74W1M6KI-9SeEDhAx7HMo9iof-Y984wfPk4Em5mNv0qJ2byl_hWk8fpNz3TME00r2mxPnJ2noU-QeXmEF5OO5xODRAp9R_tPgJ2U5AmTNb4CqPXCUIXj7s/s400/porto+di+traiano.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Puerto de Trajano a finales del s. XVI</td></tr>
</tbody></table>
<br />
Sin embargo, no sé si dentro de un instante quien me tendría que esperar aún estará allí, en el lugar pactado. No sé si el barco estará preparado o simplemente me robarán al vernos en tan poca compañía. No sé cuando Luis, rey sol que como al astro nada se le esconde, sabrá de mi fuga efectiva qué sentimiento despertará en él la noticia. Sé que conoce mis planes pero en este tiempo ¿qué habrá cambiado en él?¿qué podrá cambiar mientras dure el viaje que vendrá, si vendrá? ¿qué harán los Colonna, mis hijos, el papa, el embajador de Francia? En este tiempo no hay lugar. Ahora no queda un momento para seguir siendo la misma María Mancini. No hay vuelta, aunque al final vuelva, será para siempre luego. Ahora ya se fue.<br />
Sabor de nueces, áspero e intenso, en la boca, en la garganta, en la boca del estómago. El tiempo viaja conmigo en mi carroza y está impaciente por darme un beso. Siempre espera y nunca llego. Sabor a nueces, polvo y mar.<br />
Ojalá tenga tiempo para saborear lo que siento y no sólo la certera eternidad.<br />
<div>
<br /></div>
Unknownnoreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-2090640574200719675.post-53668876434930532422016-03-16T13:22:00.000+01:002016-03-16T13:27:23.284+01:00Una AuroraEntrando estoy fuera. Entrando se rompieron los muros.<br />
También yo podría salir de este tiempo, de estos lugares llevada por rápidos corceles. Dejar así lo que no tengo, fuerzas para cambiar mi viejo amor envejecido.<br />
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjj_3Pm_fPTlEeWlbyLurkqjgh6D1jpA-GTm1aTDNH8Ff2tOFVp5BAQfMg1FDUOhOgeWgYM9uABGylvjOccMxJodZVXVW92Hk6SVNTi_uqRM8BAzKH-TwfBNKrIqqoWxiCUt8dLIsiDEJA/s1600/aurora-ludovisi.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="260" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjj_3Pm_fPTlEeWlbyLurkqjgh6D1jpA-GTm1aTDNH8Ff2tOFVp5BAQfMg1FDUOhOgeWgYM9uABGylvjOccMxJodZVXVW92Hk6SVNTi_uqRM8BAzKH-TwfBNKrIqqoWxiCUt8dLIsiDEJA/s400/aurora-ludovisi.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Aurora Ludovisi</td></tr>
</tbody></table>
<br />
María había entrado en el Casino de los Ludovisi una tarde soleada a finales de mayo de 1672. Desde tiempos de Gregorio XV, papa de la familia Ludovisi, sus jardines se habían convertido en un maravilloso lugar de encuentros y paseos. Para María, incluso tras el matrimonio con un Colonna y tener a disposición otros jardines, aquellos eran su lugar preferido en la ciudad. El Casino Ludovisi, esa casa de campo construida como una isla y un simple refugio para vivir mejor la belleza del jardín, siempre la había atraído desde su regreso a Roma.<br />
El Guercino y el Tassi habían iluminado esta sala hace más de 50 años rompiendo con su pintura el bajo techo. Con ellos entró Eos y allí se quedó: el blanco, el rojo y el naranja de esta aurora briosa como ejemplo de un inicio constante. Con su arte rompieron los muros haciendo que entrara el viento, el movimiento, un ‘¡afuera!’ en este espacio que se te mete dentro. Empezar, emprender, una A capital para cada día.<br />
Mañana también ella abriría el día corriendo a caballo hacia un tiempo nuevo. Dejaría atrás las cosas viejas. Empezaría de nuevo, aceptando el camino y que un día llegaría una noche sin aurora.<br />
-No, no me das pena, Titono.<br />
Bajo el velo que cubría al viejo imaginaba las facciones de su marido. El matrimonio con Lorenzo Onofrio fue impuesto como un trato de estado por parte de su tío, el cardenal Mazzarino, para romper un amor imposible entre el poderosísimo rey Luis de Francia y ella. Aún sentía las náuseas del largo viaje alejándose de Versalles y las terribles fiebres en Italia.<br />
Un poco de aire, un cielo y plantas convertidas en un regalo para recuperar el tiempo de los inicios, un paraíso, unas espérides que para ella estaban cerca de París. Ella sentía el perfume de las flores, del rocío, derramados, frescos, con una claridad que iluminaba sus proyectos, el futuro de un tiempo nuevo que se abría, poco o mucho que fuera, ante ella. Tantas cosas no podía cambiar, pero ahora sabía que algo nuevo nacía para ella.<br />
<br />
Su matrimonio que había nacido con el miedo y una relación hecha de educados protocolos, poco a poco había dado lugar a chispas de pasión e incluso momentos de ternura. Cuantas cosas se comparten, se aprenden, se aceptan. ¿Conformismo, resignación o adaptación? Lo cierto es que ella no sólo había sobrevivido sino que había disfrutado del tiempo, con una libertad extraña para la época y que todas envidiaban imitándola o difamándola. Habían nacido tres hijos. Y, sin embargo, había llegado el tiempo en que no compartía el lecho con Lorenzo desde hacía meses. Una decisión que había tomado y comunicado hablando abiertamente con él dejando al descubierto unas infidelidades que parecían normales, disculpables para todos menos para ella.<br />
Decían que el amor rejuvenece, que el tiempo no importa. En cambio, para ella, como le recordaba Eos y Titono, el amor en diversos momentos de su vida le había traído dolor en forma de distancia resquebrajadora. Primero renunciando a lo que quería y no podía ser, luego renunciando a quien no la quería y pretendía ser marido sólo en apariencia.<br />
<br />
En el cielo de la sala Eos parecía tan feliz. Por una parte pertenecía a un tiempo de titanes, de fuerzas impetuosas, hija de Hyperion. Por otra, podía permitirse la debilidad de elegir libremente, subyugada por esa fuerza del amor hacia un mortal.<br />
Eos había elegido y había obtenido un amante sin tener en cuenta los cambios. Esa aurora de encarnadas mejillas había pretendido un amor eterno haciendo inmortal a Titono, sin considerar que no es importante sólo el final sino sobre todo el tiempo del camino. No importa que el vínculo dure para siempre si se transforma en una condena. Titono enamorado, siempre detrás, sin morir pero cada vez más viejo, sin fuerzas, recordando cada mañana a Aurora una miseria que ya no soportaba. Su tiempo no era el suyo, no había sintonía, sin acorde, curiosamente sin ir a tiempo ni sonido. Y eso que no se arregla en el tiempo no se arregla con la eternidad.<br />
Ella, una de las graciosas ‘mazzarinette’ no había elegido –afortunadas las pocas mujeres que puede escoger- y había obtenido un marido siendo consciente de los cambios lentos o rápidos que van sucediendo.<br />
Lorenzo nunca fue su dios pero no por ello su desilusión fue menos grave ni menos fuerte su determinación. También ella, como Eos, daba la nota buscando la sinfonía, desgranando su tiempo.<br />
<br />
Ahora, viendo esta Aurora –parece feliz en su condena y dolor matutino-, salgo de nuevo al jardín para respirar a pleno pulmón. Tierra de Lúculo, jardín maravilloso que vive, que necesita mil curas, agua y luz de esta Roma con la que pronto, muy pronto, romperé.<br />
<br />
Corred caballos hacia el poniente y el mar llevando mi dolor y esperanza. Quizás encuentre de nuevo a mi sol, mañana.<br />
<div>
<br /></div>
Unknownnoreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-2090640574200719675.post-32698841578604706162016-03-01T10:54:00.002+01:002016-03-14T09:30:46.173+01:00Locuras<br />
Una invitación a contemplar este cuadro, a entrar en la historia de Juan Gilaberto Jofré, en la Valencia de finales del s. XIV e inicios del XV... y en nuestras locuras. En este callejón...<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjDTPkYzhckhqjsKkfFHS1MOZcAHcdsyNvvmChJc4AL4tmCC4aFmHRAd4pq3hlcLb_mJmIbaexCKmgJ572TonSKLp9fAiQEa5u0SK5aCAIRTUqgNrNBv4HI9k7RaV0j2LFlPtDZpd7olj4/s1600/Sorolla-1887-El-padre-Jofre-protegiendo-a-un-loco.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="313" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjDTPkYzhckhqjsKkfFHS1MOZcAHcdsyNvvmChJc4AL4tmCC4aFmHRAd4pq3hlcLb_mJmIbaexCKmgJ572TonSKLp9fAiQEa5u0SK5aCAIRTUqgNrNBv4HI9k7RaV0j2LFlPtDZpd7olj4/s400/Sorolla-1887-El-padre-Jofre-protegiendo-a-un-loco.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">El padre Jofré protegiendo a un loco. Obra de J. Sorolla como trabajo final durante su estancia como becario en la Academa de España en Roma 1887</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
Yo nunca estuve loco del todo, aunque poco a poco ese todo se va haciendo más pequeño. Al menos, así parece. </div>
<div class="MsoNormal">
Hubo un tiempo en que nadie me escuchaba. Estaban todos muy serios cuando trataba cuestiones de filosofía del derecho o sobre las bases éticas de las leyes. Incluso yo estaba serio. ¿Quién lo diría?</div>
<div class="MsoNormal">
Hubo un tiempo en que sólo tenía ideas raras o excentricidades pero yo no era el raro. Me querían más o menos y yo me quería seguramente más que ellos. Era un tipo. Podía decir mentiras o verdades sin pensar que por decirlas se convertiesen en verdades o mentiras. </div>
<div class="MsoNormal">
Eso sí, las verdades parecían tales cuando eran un recuento cruel y despiadado, lista de cadáveres que sumía el tiempo en una especie de rigor mortis. Las mentiras en cambio viajaban sobre pies alados, inaferrables, juguetonas y pillas. Era importante no mirarlas a los ojos como tú haces ahora. </div>
<div class="MsoNormal">
La verdad parecía una historia sin palabras y sin personas: restos de hechos. La mentira eran los hijos que vendrían, reciclados, reconvertidos, rehechos. Por eso decidí que mis mentiras nunca podrían ser verdades y que las verdades tendrían que progresar, moverse y hacerse livianas.</div>
<div class="MsoNormal">
Hubo un tiempo en que podía explorar las mil posibilidades de utilizar mis sentidos y mi cuerpo jugando a sentir el tacto de las superficies con la nariz, percibir la vibración del sonido con las yemas, gustar el sabor del agua, fresco como la corriente que entraba en mis oídos al sumergir mi cabeza en un riachuelo. Con dos trazos de color creaba un mundo porque sabía que el otro tenía ya su creador. Y era bueno.</div>
<div class="MsoNormal">
Ahora, mientras me encuentro en este callejón, no soy alguien al que la naturaleza tema mientras vivo y sé que un día algo de ella no morirá definitivamente conmigo. No, ahora veo que la naturaleza no perderá nada conmigo porque todo quedará reducido a naturaleza, a un producto, siguiendo las leyes de conservación. Cualquier otro lo podrá hacer, cualquier otro podrá ser yo, ocupar un lugar con materia en movimiento, en este o cualquier otro tiempo. </div>
<div class="MsoNormal">
Por eso, no hace falta nada para estar loco. No se trata de ser un bicho raro sino todo lo contrario. Es mi locura: no existe la normalidad. Esa es la norma. ¿Por qué la tuya o la otra o la que nos mantuvo como carcamales durante siglos y siglos? Salgamos de la prisión de la rima y el endecasílabo, del cuerpo y del vestir, de las leyes o el razonamientos, de la mismísima palabra para ser al fin libres, no importa si muertos pero libres, todo por la libertad o todo por mi pueblo o todo por nada, es igual. Se puede dar todo como kamikaze o mártir y ¿quién distingue entre ambos?</div>
<div class="MsoNormal">
Soy un loco y soy libre. Yo soy el que decide entre ambos. ¡Qué maravilla! A partir de esta revelación, cada vez que veo el reflejo de mi imagen me parece que corresponde con lo que quería, con lo que los otros esperan ver. Acomodante, con el aspecto de subversivo, libre pensador, artista o extravagante. No puedo humillarme ante las convenciones sociales y quiero que mis actos tengan los mismos derechos que las instituciones seculares, el mismo reconocimiento legal. No sólo soy Napoleón sino que, porque lo soy, quiero que todos lo reconozcan. Y acabo siéndolo. ¡Qué fuerza popular! Recito el papel de un dios que juega a tomar las semblanzas de un humano, engañando para reírme de las tristes historias, para quitar importancia a los pobres placeres, para luego escaparme más allá del tiempo.</div>
<div class="MsoNormal">
Pobres locos: los locos de un tiempo encerrados, maltratados, sucios y fuera del mundo, endemoniados sin razón e imprevisibles. Harapientos y malnutridos, nauseabundos y poseídos de espíritus malignos. Dignos de pena o de risotadas de escarnio. Y aún hay gente que se descerebra para entender algo ¿por qué no se ríen conmigo? Que los lleven a una estructura donde ya alguien se ocupará o mejor ¿Por qué no siguen las tendencias virales y brillan durante segundos ante el público atónito? Es hora de estar a la última de palabra y cuerpo. En las toneladas de imágenes y sonidos ya no hay palabras, no se notan, y tampoco hay locura. La locura es un imprevisto intolerable. La locura es tolerar cualquier cosa como un imprevisto.</div>
<div class="MsoNormal">
Virtualmente ya no hay locos que tiren piedras, ni locos que simplemente contemplen, ni locos que se interpongan con gesto temerario y severo, ni locos postrados. ¿A qué sí? ¡Dime que tengo razón!</div>
<div>
<br /></div>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<iframe allowfullscreen="" class="YOUTUBE-iframe-video" data-thumbnail-src="https://i.ytimg.com/vi/VHRdFILo_Yw/0.jpg" frameborder="0" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/VHRdFILo_Yw?feature=player_embedded" width="320"></iframe></div>
<br />Unknownnoreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-2090640574200719675.post-38293931462166145102016-02-05T15:59:00.000+01:002016-02-05T16:00:13.840+01:00Niña, Roma<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj4WEu5YK1AfnLvCebzB_MhEnty0qxELbZfy6Pcz9cbYT6Y82Xtwz_yaxPRe9AEMRQYeDX4qJWtwoyPriwAK9p6uMCr7G-lIN3KeFvFycsefttP7KIviXjxH4cPR3ws-GXsWLpSATR71NM/s1600/sorolla-en-italia.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="277" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj4WEu5YK1AfnLvCebzB_MhEnty0qxELbZfy6Pcz9cbYT6Y82Xtwz_yaxPRe9AEMRQYeDX4qJWtwoyPriwAK9p6uMCr7G-lIN3KeFvFycsefttP7KIviXjxH4cPR3ws-GXsWLpSATR71NM/s400/sorolla-en-italia.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Niña italiana con flores. J. Sorolla. Cuadro pintado en Roma durante su estancia como joven artista becario</td></tr>
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No me miras de frente aunque sabes de mi presencia.<br />
Estás concentrada en la belleza de unas flores que no has tenido que pagar, una belleza que puedes sentir sin tener que comprarla. Y ellas son bellas ahora, por tu tacto, por tu mirada satisfecha, por tus labios que esbozan una sonrisa.<br />
Cabellos desordenados, piel morena y no muy limpia pero sobre la que el sol consigue posarse iluminándola con reflejos cálidos. Una curva suave junto a tu cuello es la luna menguante, encendida en la noche de tu pelo. Luna sobre el Palatino devuelto al sueño del tiempo.<br />
Silenciosa aunque con una voz que proviene de las callejuelas, de los juegos y algarabías de estar al aire libre. Voz bronceada y oculta.<br />
Hablas y te escucho con una palabra que eres tú, que coincide contigo. Sólo tú te puedes decir sin traicionar lo que eres. Quizás las flores lo traduzcan en lenguaje de savia y perfume pero yo no soy capaz. Te me escapas. Trazos como lazos y mechones que siguen indómitos el primer viento.<br />
Te alimentas de la blancura, olor, forma de las flores mientras pasas hambre. Y como el hambre te apareces en la vida cotidiana, doblando una esquina de cualquier calle. Podrías ser cualquiera pero eres siempre tú.<br />
Niña, te quiero imaginar, dejando atrás el tiempo, sin saber cuál es la medida colmada de lo que puedes sufrir y sobre todo el fardo de cuánto harás sufrir –te aseguro que pesa-, niña con el vestido en jirones pero el alma de una pieza, ligera.<br />
Niña y Roma.<br />
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Unknownnoreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-2090640574200719675.post-28575219010818924662015-11-23T11:52:00.000+01:002015-11-27T09:37:32.698+01:00Antes de leer, mirarEran las 9 de la mañana y tras muchas dificultades conseguí vestirme. Al salir a la calle yo era un forastero, un poco menos común. Personas que durante años veía en el barrio pero que a malas penas me respondían a un buenos días, me preguntaban qué me había pasado, nos reconocíamos siendo capaces de hablar, notando el timbre de la voz y nos mirábamos por primera vez, quietos en la acera.<br />
Ritmo de pasos de cojo, sincopado. Me convertí en un tocador de timbales, con una partitura de tiempos y espacios dilatados, una presencia a ritmo diverso, bajo, sin necesidad aparente, un fondo. Ví lo que el día anterior no existía para mí aún estando allí. Había un arcén de hojas amarillas caídas de los plátanos al margen del sendero limpio de los caminantes comunes que superaban el mínimo de velocidad. Para avanzar jugaba arrastrando las hojas descubriendo que el otoño me esperaba en ese borde del camino. En los pasos estrechos los viandantes me evitaban para no chocar. En todo momento era la presa elegida para los cazadores que al fin podían apuntar para lanzar sus preguntas deteniendo mi cuerpo herido.<br />
Cansado y dolorido al fin me acogió Alessandro. No sólo me llevó en su taxi sino que vio mi mirada y hablamos del tiempo. No del frío, el viento o las nubes de este cálido otoño, sino de la necesidad de tiempo para vivir. Era un taxista un poco menos común, que no quería ir corriendo de un lado a otro para hacer el mayor número posible de servicios. Un taxista al que la crisis le había hecho dejar su empresa y 18 horas de trabajo al día para trabajar 8 horas siendo capaz de hacer otras cosas, buscándolas. Al llegar ante San Pietro in Montorio aparcó el taxi y decidió que iba a entrar en esta iglesia. Estando en Roma había decidido contemplarla, dejando espacio y tiempo para recibir tiernas huellas, dedicándose a la sensual experiencia de emocionarse. Yo, tras subir la escalinata cojeando apoyado en su brazo, fui testigo, lo vi y también sonreí, y seguimos hablando cómplices en un susurro, intentando descubrir en la oscuridad del interior las formas y colores que nos regaló Sebastiano del Piombo.<br />
Eran implacablemente las 09,50. Mirar significa no ver todas las cosas, ni verlas completamente. Significa notar, hacer surgir alguna, cambiar el ritmo llano escalando o sumergiéndonos en las simas de la realidad. Alessandro se quedó no sé hasta cuando. Quería también visitar el contiguo Tempietto del Bramante, algo que ningún cliente le hubiera podido pagar o que siendo mucho más rico o famoso, tendría dificultades para contemplar, con esa mirada correspondida de amante cómplice, sin vergüenza pero con tacto, sin prisas pero con hambre, íntimos. Así los dejé, sinvergüenzas, Alessandro y el Tempietto, desnudos, sin telas ante sus ojos.<br />
Hace falta tiempo para mirar y para mirarse. Sin embargo hay personas que han acostumbrado sus ojos a mirar: en un momento, mirándome y no sólo viéndome, Ángeles Albert me brindó su brazo para bajar unos escalones y me hizo traer una silla para tener el pie en alto. La directora no se había olvidado de este músico del fondo. Redoble de timbales para introducirnos en el maravilloso salón de los retratos.<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhcytxEeDBg6J8PO54MY-4hYWdcGD9zHUk7y3RPveZyITC6O34xBCqHTeT7IX2GnPhKHLa35KwRKr1iP7aiukLXbtgz6szT2qMLS5oWoQz4zrFE8gQ34Hl4mbHjddXp1barsMerEUuQm5o/s1600/valle-inclan.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhcytxEeDBg6J8PO54MY-4hYWdcGD9zHUk7y3RPveZyITC6O34xBCqHTeT7IX2GnPhKHLa35KwRKr1iP7aiukLXbtgz6szT2qMLS5oWoQz4zrFE8gQ34Hl4mbHjddXp1barsMerEUuQm5o/s400/valle-inclan.jpg" width="297" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Portada del nuevo libro de Joaquín del Valle-Inclán</td></tr>
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Joaquín del Valle-Inclán se acercó para saludarme, preguntándome qué me había pasado y ofrecerme su libro, recordando mi petición del día anterior: ‘lo que es no es como es, sino como lo recuerdas’. Percusión en lenta cadencia, recuerdos que se hacen historia en la pluma de una persona que quiere y da tiempo para escuchar, para mirar, sin el ansia de rendir cuentas o ponerse medallas, con la paciencia reverente de quien sabe que la realidad es mucho mayor de lo que podría decir. Una de las pocas personas, además, en las que el tema de su conversación no es él mismo. Revivo su voz pausada y un poco trémula bajo un sombrero demasiado grande. Mi memoria hace ser lo que fue y quizás también lo que no fue sino sólo para mí.<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjG1LnDWCAHYpTtkvXRe0xXPzLx3pooXTy_0d9pGxA7oQQj4MuKZ8SP-KRakFJpB-ghxQzxQqnjF3T3uV_RH_9BWI1EuYmnwFynR8A5hHr5wYF_TQ6UsGGIkxZL5xfXqU1oBGlwC9hpGWs/s1600/valle-inclan.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjG1LnDWCAHYpTtkvXRe0xXPzLx3pooXTy_0d9pGxA7oQQj4MuKZ8SP-KRakFJpB-ghxQzxQqnjF3T3uV_RH_9BWI1EuYmnwFynR8A5hHr5wYF_TQ6UsGGIkxZL5xfXqU1oBGlwC9hpGWs/s400/valle-inclan.jpg" width="298" /></a></div>
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Sentado al fondo de la sala, pierna en riste, acogí sin levantarme la sonrisa sincera y los dos besos de Patricia. A mi lado estaba la <i>Zona de Obras</i> que compré en su librería por sugerencia de Nico.<br />
Hay un diseño que en algunos momentos consigo ver e incluso mirar contemplando con distancia los hilos de este tapiz o las teselas de este mosaico. He tenido que subir hasta esta colina, hasta esta torre, hasta el fondo de la sala, hasta mirarme con la nuca de Jano, para notar los colores y formas de las palabras de Leila Guerriero que poco antes había leído: ‘La gente es mucho más que aquello que hace –un escritor es mucho más que un hombre que escribe-,pero, hundidos en las cenagosas aguas de la especialización, solemos perderlo de vista’. Y aquí lo encontré. El libro de Leila, Paticia, Franciso Xavier con su Cuadrante, José María Paz, Juan María Alzina que nos convocó... todos hilos que me indicaban la dirección de un encuentro, ondulando con los vientos de mi querida Coruña. Otras veces había recordado a Valle-Inclán, director de la Academia, escritor que vivía <a href="http://www.enroma.com/" target="_blank">Roma</a>, pero ayer me encontré con él.<br />
Nos hicimos capaces de mirar donde otras sólo veíamos. Capaces de reconocer su voz como familiar, sus lugares como vividos. De la mano de Dianella Gambini, paseamos por los paisajes italianos del marqués de Brandomín y con nosotros venía Ramón del Valle-Inclán. Dianella nos invitaba a tender el oído y asomarnos a varias rendijas -que bonita palabra en italiano 'spiraglio'-: salones, jardines, capillas, colinas, calles y las palabras que resonaban en ellos, confirmando su presencia, como en aquella callejuela de Gaeta. Detalles en los que ella nos hace escuchar la voz del escritor, viajar a su lado en un itinerario por Italia que sería mucho más de lo que sabemos que dijo o escribió.<br />
“Qui sine peccato est vestrum, primus in illam lapidem mittat” Hace falta mirar y no sólo ver para descubrir bajo el fango la posibilidad de una veste inmaculada. Divinas palabras, paradójicas siempre, considerando la pobreza de la tinta oscura, de la voz cálida pero evanescente, y la existencia de las personas comunes o menos que comunes, las que podamos imaginar como más abyectas o más santas. También hoy, un día cualquiera, mal y bien se mezclan. Un pequeño grupo de personas lo revivimos, mirando, escuchando, con los ojos y el corazón bien abiertos. Yo, a ritmo de cojera, para aprender a ir más lento de lo normal, menos de los comunes.<br />
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Unknownnoreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-2090640574200719675.post-11833274931462226522015-09-21T17:01:00.000+02:002015-11-27T09:39:27.228+01:00Leones y ratonesEn el uso de la iconografía animal el león siempre ha sido símbolo del imperio, de la fuerza indiscutible, de quien nada teme y es temido por todos, un símbolo heredado y pasado como amuleto incluso en los lugares en donde estos felinos eran sólo míticos animales de tierras lejanas. Combatir como un león -de ahí legión- indicaba el valor de quien es fuerte y no sólo como héroe que al final sucumbe sino para sobre-vivir.<br />
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<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjU75xIn5PtObwPmtOVrLce6tjmPjqiCi8cO2o9T0xFM_Tp9Kw-6hRmTlpD-ZDBAahItmxjDnNCqVDSHncQvxFPDX5N1jTJhjvbLXXQyBkyuxtKvfrQCdLL-l0FyNxBnLIlJgkDDFEXeqs/s1600/leon-museos-capitolinos.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="216" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjU75xIn5PtObwPmtOVrLce6tjmPjqiCi8cO2o9T0xFM_Tp9Kw-6hRmTlpD-ZDBAahItmxjDnNCqVDSHncQvxFPDX5N1jTJhjvbLXXQyBkyuxtKvfrQCdLL-l0FyNxBnLIlJgkDDFEXeqs/s320/leon-museos-capitolinos.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><a href="http://www.enroma.com/museos-capitolinos-roma.html" target="_blank">Museos Capitolinos</a></td></tr>
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Esopo -tenía que ser griego-, en una de sus fábulas lo hace co-protagonista junto con un ratón. Esopo los hace hablar a ambos y nos cuenta sus peripecias para indicarnos que ni siquiera el león puede verse libre de peligros. La magnanimidad que mostró ante los más débiles en el pasado (el ratón) puede verse recompensada con un tratamiento similar en el futuro: al final el ratón conseguirá roer la cuerda que lo ataba. También podría ser que no, que el ratón fuera vengativo y se alegrara ante el aprieto en el que se encontraba el temido león. El perdón se hace perdonar, aunque sin hacerse ilusiones.<br />
La historia nos enseña que grandes imperios se han derrumbado, que nada permanece inmutable, ni la fuerza, riqueza o poder, en la vida de un individuo y en la de las naciones. Y, sin embargo, hay momentos en que esa fuerza, como ante el ratón, se convierte en clemencia y magnanimidad, reportando salvíficos beneficios, primero porque ensancha el alma haciéndola ligera, y luego quizás recogiendo frutos cuando llegue la dificultad.<br />
La historia nos habla de luchas, de vencedores y vencidos, de fuerzas en las que siempre el pez más grande se come al pequeño, siendo una cuestión sólo de tamaño, de músculos o capacidad destructiva. Incluso el pequeño ratón si se encuentra con la ocasión de ser león puede ser mezquino. No es cuestión de razas.<br />
Sin embargo, hay momentos difíciles de la historia en los que un león puede encarnar una sabiduría que, sin oropeles ni demostraciones de potencia, pueda ser admirada más incluso que la fuerza devastante. En ese caso el león se muestra frágil, puede ser atacado, vapuleado o criticado por no aplicar las maneras fuertes, pero al mismo tiempo, su confianza y fuerza van más allá de su propia miseria y de la miseria de quien esá a su merced. ¿Tenemos sólo nuestra prestancia física, nuestra belleza externa, nuestra riqueza contingente o hay algo más que nos puede hacer estar seguros, algo que nadie pueda arrebatar? Esclavos que hacen de pedagogos, mujeres y hombres capaces de adoptar hijos, nueva vida, un legado, en pueblos venidos de lejos. Sin hijos propios, cuando el tiempo ha pasado o el tiempo llega al final, al viejo león sólo le queda confiar en la fuerza de un ánimo que se ha hecho grande (magno-ánimo), de una corriente que pasando todas las épocas, con mil meandros y ojos, reaflore siempre y nos acerque a lo mejor que el hombre podría ser.<br />
¿Jóvenes aún o ya iniciando la vejez? No lo sé. Sólo espero que en cualquier edad no perdamos esa mirada confiada de quien, conociendo los peligros, para conservar la vida la defiende, lucha, pero no la encierra por miedo a perderla.<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhFWQgG2yrfMwqtwaPna0_ykQlhAxwT1nXxbWgzjmTYAZWP0Zya8R7D-S1zk6Im15z6sORTAlLlYJwFLpTYMB9YoT1dZiOgmBQWQ7TWqWItHfFaPP3FHolOkvx72LnsVGlbiiq_Q7I27Zs/s1600/leone.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhFWQgG2yrfMwqtwaPna0_ykQlhAxwT1nXxbWgzjmTYAZWP0Zya8R7D-S1zk6Im15z6sORTAlLlYJwFLpTYMB9YoT1dZiOgmBQWQ7TWqWItHfFaPP3FHolOkvx72LnsVGlbiiq_Q7I27Zs/s320/leone.jpg" width="244" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Leon Magno se encuentra con Atila obra de A. Algardi. <a href="http://www.enroma.com/visitamuseosvaticanos.htm" target="_blank">Basílica de San Pedro</a></td></tr>
</tbody></table>
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<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEikaLBk6Jm6JFgoEmZVlzzLvp6z-IgEfL9UcYL6ID3FD8ncQqHKmo1NTnll67PAzW7Q7BoA44PytxRQULb3cvGX0g5c-nfWNmljzmJ58UiEyLkD61Z3gvp_W-EIn0uRiAXcP-lbc4wNnfU/s1600/encuentro-leon-magno-atila.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="179" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEikaLBk6Jm6JFgoEmZVlzzLvp6z-IgEfL9UcYL6ID3FD8ncQqHKmo1NTnll67PAzW7Q7BoA44PytxRQULb3cvGX0g5c-nfWNmljzmJ58UiEyLkD61Z3gvp_W-EIn0uRiAXcP-lbc4wNnfU/s320/encuentro-leon-magno-atila.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Leon Magno se encuentra con Atila, obra de Raffaello. Museos Vaticanos </td></tr>
</tbody></table>
Unknownnoreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-2090640574200719675.post-58791681146324638732015-09-18T15:42:00.000+02:002019-10-21T11:31:33.863+02:00Una línea de sombraNo es una casualidad que encontrando a Antonello haya saludado a Joseph Conrad, Ludovica Albertoni, Antonio Muñoz, a Maria Mancini e incluso a Manuel Godoy. ¿Y de dónde salen? Es lo que os quiero contar esta vez.<br />
Antonello tiene una voz amable y pausada al teléfono. Una voz de una exquisita educación y sobre la cual viajaban en orden y concierto frases claras, con la armonía musical de una sintaxis aparentemente espontánea y bien construida, propia de una educación en la que las formas eran parte del contenido. Fue un placer citarme con él al día siguiente en el número 2 de Piazza Campitelli.<br />
Dejando el tráfico de via del Teatro di Marcello llegué a una plaza que constituye otra de las múltiples islas de la ciudad. Tiene forma de rectángulo irregular delimitado por varios palacios del s. XVII y uno de los ejemplos más imponentes de fachada barroca en la iglesia de Santa Maria. No podía faltar una bonita fuente diseñada por el omnipresente Giacomo della Porta.<br />
Al llegar al número 2 veo que corresponde al palazzo Albertoni Spinola, una de esas maravillosas cajas en las que albergar mil cachivaches, preciosas joyas de recuerdos, cientos de historias y de paredes multiformes construidas y reconstruidas durante más de dos mil años.<br />
Fue preguntarle al portero por la libreria ‘Linea d’ombra’ del señor Antonello y recibir la sensación de la brisa del mar. Hasta ese momento en el que pronuncié en voz alta el nombre de la librería, no habían aflorado los recuerdos de las sensaciones vividas mientras leía el maravilloso relato de Joseph Conrad <i>The Shadow Line: A Confession</i>. Fiel a su misión de consejero y celoso vigilante, el portero me observó unos instantes y luego me indicó que la librería se encontraba pasando la puerta que se abría al final del patio del palacio.<br />
Tras las sombras del patio, tras la línea de sombra de la puerta, lucía el sol. Una línea que era mucho más sutil y vanal de la narrada por Conrad pero que no dejó de recordarme las ilusiones, los sueños y responsabilidades de quien inicia a surcar los mares de la vida como capitán, al fin, de su propio velero: dejando un mundo de posibles para encontrar lo propio.<br />
Antonello, charlando con su hijo, sentados ante la puerta del local, son los únicos letreros de esta Linea d’Ombra. Un apretón de manos y poco después me entrega el opúsculo de Antonio Muñoz titulado ‘<i>Sinonimi del dialetto romanesco: novanta modi per dire imbecille</i>’. Mientras mis manos recogen el libro él se da cuenta que mis ojos vagan por las estanterías. Sonríe y me deja curiosear indicándome la zona dedicada a los libros sobre Roma.<br />
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<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhjzIqqz7eHA3IDmPb6akjaSodIJrgmwJckPQ88IUbYap-nzh9Cxbn674dZlHrTxBrXlMGxV4zdlaB84g3b_zfO-_DkO9AoPYQYMrGmDKmuZ8Wnz8kNZYFmcqUeYF6KP_fla3xHjVJ6Uxk/s1600/antonello-libreria.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhjzIqqz7eHA3IDmPb6akjaSodIJrgmwJckPQ88IUbYap-nzh9Cxbn674dZlHrTxBrXlMGxV4zdlaB84g3b_zfO-_DkO9AoPYQYMrGmDKmuZ8Wnz8kNZYFmcqUeYF6KP_fla3xHjVJ6Uxk/s320/antonello-libreria.JPG" width="239" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Antonello en su Linea d'Ombra</td></tr>
</tbody></table>
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Allí, en la línea de sombra de la estantería me encuentro con Maria Mancini. Ella, desde el año pasado, es un personaje que me saluda cada dos por tres desde los rincones más inopinados de esta ciudad. Siguiéndola he ido viajando por la corte más fastuosa de Europa en el s. XVII pero también en sus caminos más oscuros. Me he adentrado en la vida de su tío el cardenal Mazzarino, del joven Luis XIV enamorado de ella, de su matrimonio con Lorenzo Colonna, sus hijos y su fuga para recorrer Europa con una de sus hermanas. Una mujer hermosa y de gran carácter que de vez en cuando tengo el placer de saludar por las calles de Roma. Juraría que incluso me guiñó un ojo desde la fachada de San Anastasio.<br />
Abrí el libro y esta vez lo que leí sobre ella, escrito por el mismísimo Voltaire, me decidió a comprarlo para conocerla más.<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgbeQCMonsIN27W6X6XG6IHuAX_USG_j5UTn75zZKlhub27-tn9gd1GKHXD7EeNfpQp1vpfARgrG_6BybonDmucpTm2SnTU5bO0_e04HPJmtQIh5TkP2tR_TqCiif67LlWt_6_Q-FZVx44/s1600/Voltaire-marie-mancini.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="Maria Mancini y Luis XIV" border="0" height="109" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgbeQCMonsIN27W6X6XG6IHuAX_USG_j5UTn75zZKlhub27-tn9gd1GKHXD7EeNfpQp1vpfARgrG_6BybonDmucpTm2SnTU5bO0_e04HPJmtQIh5TkP2tR_TqCiif67LlWt_6_Q-FZVx44/s320/Voltaire-marie-mancini.JPG" title="Maria Mancini en texto de Voltaire" width="320" /></a></div>
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No podía quedar retratada en esas palabras como una mujer-circunstancia, una ocasión para que se mostrase el gran ánimo del Rey Sol. Esta no era la Maria Mancini que yo había saludado y seguido aunque fuera de lejos, desde la otra acera de la calle del tiempo.<br />
“La próxima vez que vengas te enseño el depósito, es un gran salón en este mismo palacio.” Con esta frase Antonello me dio el cambio. Me había hecho un descuento pero también un anuncio, rentable para ambos. Saludé a ambos, padre e hijo, con la promesa de volver pronto.<br />
Al salir noté varias puertas abiertas hacia el patio y el pasillo de entrada, todas ellas precedidas del letrero Work in Rome, con interiores bien iluminados y de muebles modernos. Siguiendo atávicas costumbres, antes de consultar el oráculo de Google, le pregunté al portero. Me dijo que el patio se había convertido en un ir y venir de gente pues lo había ocupado esta empresa que se dedicaba al alquiler de espacios laborales compartidos. Por horas, días o meses puedes tener tu sala o simplemente tu escritorio con vistas al patio del palazzo Albertoni Spinola. Albertoni, Albertoni ¿de qué me suena? Claro, ¿como no caí antes? Roma se divierte a jugar al escondite. Este vez la vi. Panda por Ludovica.<br />
Se escondía en el Trastevere pero su apellido no se me borró de la mente, ni su historia, ni su imagen convertida en una maravillosa estatua del Bernini. Ludovica Albertoni es otra mujer, otra gran historia que muchas veces queda eclipsada como si también ella fuera una simple circunstancia, como si fuera sólo el nombre de una mujer hecha inmortal por el gran Gian Lorenzo. Ir más allá de su piel de piedra no es fácil, precisamente por ser una piel tan hermosa y llena de significado. En el caso del éxtasis de Santa Teresa, en la iglesia de <a href="https://www.enroma.com/santa-maria-della-vittoria/" target="_blank">Santa Maria de la Victoria</a> en Largo Santa Susana, la gran mujer castellana consigue, al menos para algunos, no quedar encerrada en su imagen y hacerse palabras, cobrar vida, tacto. No así en el caso de Ludovica en el que su existencia de mujer casada, madre, viuda y protagonista de la vida romana a finales del s. XV e inicios del XVI queda resumida en un movimiento fijo, encarnación estática en la piedra de un éxtasis yacente.<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg1Lt5gL1r7e2-Q883iaNrl-Ue88wh4daMxz-shej6QTzUyU0t3K4JNQabxEEa6NcV8jKwQCc3HGQqwL-UCrDlIDlwMT0Tjg8MAQI6Ugxkp2KF6cgYN7n8lUgSzsVLCLklFXKs0-gbXERw/s1600/ludovica-albertoni-roma.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="239" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg1Lt5gL1r7e2-Q883iaNrl-Ue88wh4daMxz-shej6QTzUyU0t3K4JNQabxEEa6NcV8jKwQCc3HGQqwL-UCrDlIDlwMT0Tjg8MAQI6Ugxkp2KF6cgYN7n8lUgSzsVLCLklFXKs0-gbXERw/s320/ludovica-albertoni-roma.JPG" width="320" /></a></div>
<br />
Volví a contar en este juego del escondite. Cada paso un número. 20.<br />
Estaba de nuevo en la plaza, miré la fachada del palacio con ojos nuevos, imaginando las historias de las familias que lo habitaron, reformaron e incluso afearon con el último piso, añadido como un pegote, una costumbre impuesta con la nueva Roma de una Italia al fin unida y con una gran especulación edilicia para convertirla rápidamente en una capital. Poco antes de que el Papa dejara de ser monarca de los Estados Pontificios, este palacio fue propiedad de Manuel Godoy. Tras Trafalgar, Fontainebleau y el Motín de Aranjuez, Godoy y Carlos IV llegan a Roma dejando atrás mil peripecias e intrigas en tierras francesas. Aquí el otrora omnipotente ministro compra la preciosa Villa Celimontana, al lado del <b><a href="https://www.enroma.com/monumentos-roma/coliseo-roma/" target="_blank">Coliseo</a></b>, la reforma y sigue tejiendo sus redes diplomáticas, sorteando la animadversión de Fernando VII, viviendo en la ciudad del Papa su relación con Pepita Tudó primero de forma más o menos clandestina y luego dando inicio a una nueva etapa de su vida con el matrimonio celebrado por el cardenal Bartolomeo Pacca. Dejando el título de Principe de la Paz pasa a ser Príncipe de Bassano y el cardenal Pacca, a su vez, se convierte en huésped de Godoy en el palazzo Albertoni. Hagan juego, señores, hagan juego. Poco después se irá a París abandonando sus posesiones. Rien ne va plus.<br />
Lugares de Roma que convocan antiguas historias, personajes que siguen mirando desde sus ventanas. Basta un libro, un patio, un portero, Antonello, una línea de sombra... y nuestra imaginación para devolverles cuerpo, pasión y palabra a los que sólo eran nombres, una imagen y datos.<br />
<div>
<br /></div>
Unknownnoreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-2090640574200719675.post-12767068951337027892015-07-03T17:34:00.000+02:002015-07-03T17:38:28.248+02:00Agua y fuego en Santa Maria in Via<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Incendio es envidia. Llamas que no
calientan sino devoran. Agua, más agua.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">La noche entre el 26 y 27 de
septiembre de 1256 las aguas se desbordaron. Sucedió aquí, cerca de la actual
via del Corso, la antigua calle ancha de entrada en la ciudad desde el norte. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">-¿Qué sucede? ¿Qué es todo este
alboroto?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">-Eminencia, venga. Esta pasando
algo muy extraño.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Mientras el revuelo de los siervos
y vecinos sigue aumentando, el cardenal Capocci se dirige a las caballerizas
guiado por el diácono que lo ha despertado.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">La cuadra y el patio están llenos
de sombras, como si se tratase de una fiesta de pueblo. Al principio el
cardenal pensó que se trataba de un incendio pero no, ni humo ni llamas sino el
sonido de una corriente, como de fuente abundate. Pronto nota sus pies mojados
y todos los asistentes que corren chapoteando en una extraña danza de fuegos y
agua, con una emoción más de sorpresa que de miedo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Todos dan voces, entran y salen,
buscan algo sin saber qué. Al entrar en la caballeriza el cardenal tropieza en
dos criados que casi lo tiran. Más gente que va y viene. Iluminadas con un
farol que mantienen en alto dos mujeres llaman su atención. Están quietas,
arrodilladas junto al pozo, utilizado para abrevar los animales mientras la
tierra vomita por esa boca una marea de ondas brillantes y oscuras. No les
importa el agua que sale a borbotones mojándolas casi hasta la cintura. Guiado
por ellas ahora se da cuenta. Ahora la luz del farol alzado le hace mirar lo
que sólo veía. Como una palabra no proferida y necesaria, como un bocado
indigesto el agua que intentó ahogarlo ahora lo expulsa. En la superficie de la
boca del pozo baila una especie de ladrillo colorado.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Esa noche el cardenal Capocci era
simplemente Pietro. Había tardado mucho en dormirse preocupado por todo,
sumergido en los cálculos de ecuaciones de una recta imposible: los Savelli que
lo apreciaban por interés y que con igual interés tenían que ser
correspondidos, los tejemanejes de Riccardo Annibaldi, las heridas en el
costado que estrangulaban su reposo a cada vuelta en el lecho ciñéndolo
estrechamente o ‘cinguliendo’ pues realmente el nombre de aquella ciudad de
Cingoli se le quedó grabado a fuego como su dolorosa derrota –demonio de Federico-,
la segura certeza de no poder retirarse como san Antonio en su gruta, estrecha
y sinuosa, alta, para llevarse consigo sólo lo necesario ¡cuántos puntos de una
parábola que tiende al infinito! ¿Quién sabe? Quizás allí no lo alcanzase la mirada envidiosa que busca matar su risa pensando que fuese la voz de su púrpura.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Pietro se agacha con dolor. Agua
hasta las rodillas. Alarga su mano ante lo que va tomando forma de una gruesa
baldosa colorada. Al cogerla parece pesar mucho y reconoce un rostro familiar.
María lo mira con sus grandes ojos, serenamente, como si nada hubiera ocurrido.<o:p></o:p></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgTJRZHOmsTAeCKjRdmxSDTpy4rCXYdoMRmatqmD6iWecUWZ81rlrmBfqM9QxinYaBBphMpkCcDZtqCoQLP60B-6dSadnlN1a4WbDdsoKoJAtmHvQFGjcr9AfCqcvJgijAdOGKXqd01Yo4/s1600/santa-maria-del-pozo.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgTJRZHOmsTAeCKjRdmxSDTpy4rCXYdoMRmatqmD6iWecUWZ81rlrmBfqM9QxinYaBBphMpkCcDZtqCoQLP60B-6dSadnlN1a4WbDdsoKoJAtmHvQFGjcr9AfCqcvJgijAdOGKXqd01Yo4/s1600/santa-maria-del-pozo.jpg" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">De repente la noche se hace
silenciosa. El agua deja de desbordarse, cesan las carreras y hasta los
relinchos, contagiados todos por esa mirada apenas iluminada por el farol que
siguen teniendo alzado las dos mujeres. Noche de fuego y agua. Agua y barro
cocido, agua y piedras que han rodeado el pozo, los ojos mirando desde una piel
de barro. Brotan maravillas en una noche ante las que asombra el mismísimo Alejando
IV. Tras unos días el papa visita el patio, la cuadra y el pozo se deja mirar
por los ojos que brillaron ante el fuego entre las aguas. El mismo que
disfrutaba con los razonamientos y saber de Buenaventura, Alberto y Tomás,
podía asombrarse ante hechos con un significado que iba más allá de su porqué.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Los pozos se hicieron fuentes,
quedaron ocultos creciendo la ciudad en altura y perdieron su misterio
convertidos en grifos que manaban aguas lejanas y cristalinas, sin tener que
buscarla en las venas que riegan sus térreas entrañas. El omnipresente Giacomo della Porta empieza a dejárnoslo cubierto por su arte, tantas manos, tanta historia que se desvelan en un simple vaso de agua.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Esos ojos hicieron que el pozo
siga abierto, siga siendo lo que era antes convertido en un símbolo ahora. Vasitos de plástico han sustituido cuencos y en su blanca sutil
modernidad parecen no invitar ya a la imaginación, a la fe que sigue o anticipa los
milagros, milagros pronunciados con palabras con cuerpo inaferrable del agua o del fuego. Y es que allí, curiosamente en este lugar se guarda
también la memoria de la Madonna del Fuoco que unos devotos trajeron desde
Forlí. Agua y fuego 'in via'. Humo, vapor, humedad, gotas, cenizas, son mensajeros, sujetos que cambian su naturaleza para subrayar el contorno de unos ojos de
mujer.<o:p></o:p></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjxvCBf0BMRLm4fd5e0CXRDf8jZDD3wjb3eCIc80bt8w7cc0JyU388mqy8QLlFEZ0S97kEaUc1Mz_Rf8kVuLczg-3tSqAaFJm7IGmCvJvnndRJpsoYfMhVkmQNwHU_SJ8TCF8H-yDJRajQ/s1600/santa-maria-in-via.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjxvCBf0BMRLm4fd5e0CXRDf8jZDD3wjb3eCIc80bt8w7cc0JyU388mqy8QLlFEZ0S97kEaUc1Mz_Rf8kVuLczg-3tSqAaFJm7IGmCvJvnndRJpsoYfMhVkmQNwHU_SJ8TCF8H-yDJRajQ/s320/santa-maria-in-via.jpg" width="213" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;"><br /></span></div>
Unknownnoreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-2090640574200719675.post-24911145721787108012015-05-25T16:49:00.001+02:002015-05-25T20:00:50.798+02:00Roma, un mar de aventuras<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Hace unos años contaba historias por la noche a mis niños. Ahora que son chicos de vez en cuando aún me permiten sorprenderles con algún relato. En esos momentos atan como un anzuelo mis palabras y, atentos a no marearse con el vaivén de las olas iniciamos a perseguir con paciencia, dando hilo, esa historia que ha picado en este mar romano.</span><br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br />
Ésta es una de ellas.</span><br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br />
Todo empezó una bonita tarde de primavera junto a la Pirámide de Roma. En ese momento el sol intentaba sonrojar su piel de mármol recién lavada y yo paseaba solo recogiendo recuerdos. La pirámide, ya vacía, sigue conteniendo el recuerdo de Caio Cestio que a finales del s. I a.C., en plena moda egipcia tras la conquista romana, la quiso construir como cápsula para viajar más allá del tiempo. Pero esta es otra historia y esta casi se nos escapa. Espera, espera. </span><br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhX0GivuWlviG9pqM7ya2OCPj_zQSAohhCrNZTXTrpgL60WPrw5ZTI6PD45Y5v7BqoQ5qcRkEdO0ypUSYDRU7PdV4XzT8SaFr2sGqI75_dp8jJmGNCW6yyOJXsPnto2FhHUaCjUBn2Xcl4/s1600/cementerio-acatolico-roma.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><img border="0" height="234" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhX0GivuWlviG9pqM7ya2OCPj_zQSAohhCrNZTXTrpgL60WPrw5ZTI6PD45Y5v7BqoQ5qcRkEdO0ypUSYDRU7PdV4XzT8SaFr2sGqI75_dp8jJmGNCW6yyOJXsPnto2FhHUaCjUBn2Xcl4/s320/cementerio-acatolico-roma.jpg" width="320" /></span></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><a href="http://www.enroma.com/visita-cementerio-acatolico-roma.html" target="_blank">Cementerio Acatólico</a> con la Piramide Cestia</span></td></tr>
</tbody></table>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br />Paseaba tomando apuntes e imágenes en la tranquilidad de un pequeño cementerio que empezó a extenderse a la sombra de la pirámide desde el s. XVII, un cementerio un tanto especial: allí se enterraban, al principio sólo de noche, las personas que no eran católicas, oscuridad de la tierra y el cielo. </span><br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Mientras las sombras se extendían y se acercaba el momento de irme me pareció ver a lo lejos una chica que me hacía señas agitando en su mano una especie de corona. Fui hacia el lugar en donde me pareció verla. Me acerqué a paso rápido hasta que la ví, sentada ahora en el borde de una tumba, entre dos pequeñas columnas con los nombres de quienes allí descansaban. Para acercarme caminaba ahora despacio intentando que mi respiración y pasos emocionados no destruyeran el silencio evocador pero al mismo tiempo con la sensación de ser un cazador felino que no separa la mirada de su objetivo. </span><br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">El aire fresco de la tarde arremolinaba sus cabellos cortos y su largo vestido. Al oir mis pasos sobre la gravilla –no tengo precisamente el paso de mi gata- se puso en pie y me miró. </span><br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">- Buenas tardes. Saludé al llegar junto a ella. </span><br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">- Es una buena tarde y será una bonita noche. Me dijo.</span><br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">- Eso parece. </span><br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">- Dentro de poco van a cerrar, ¿lo sabes? </span><br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">- Sí, me estaba yendo cuando vi que me hacía señas. Esa es una corona de laurel como la que llevan los recién licenciados ¿verdad? </span><br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">- La he traído como un recuerdo para ellos, pero yo no hice ninguna señal. Lo dijo mirándome como si me conociera de toda la vida. Luego se dio media vuelta y dejó la corona sobre una lápida en el centro de la tumba monumental. Luego me tendió la mano mientras se despedía diciéndome: </span><br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">- There are more things in heaven and earth, Horatio, than are you suspect your Philosophy... Espero que aquí descubras algunas. ¡Qué pases una buena tarde! </span><br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Me quedé allí plantado no sabiendo qué hacer, sin acompañarla hasta la salida aunque hacia allí me habría dirigido de no haberla encontrado. Junto a la corona me di cuenta que había un sobre. Furtivamente me agaché y luego me lo metí en el bolsillo. No resistí la tentación. Eso sí, esperé un poco en respetuoso silencio y justo cuando mi reloj indicaba las 16,30 me encaminé hacia la salida. </span><br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br />
Al llegar a casa abrí el sobre lleno de curiosidad. </span><br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">"No dejes de recordarme. Déjame siempre, al llegar la tarde, tu recuerdo hecho laurel que con su perfume evoque la eterna gloria y la perecedera humanidad. Nunca olvidaré la ilusión con la que me acercaba sigilosamente siendo niño para asustarte mientras estabas apoyada en una columna del porche de casa en Virginia, tu mirada hacia océano y tu vestido flotando hacia el río York, ondulando sobre la brisa salada. El tiempo no pasó en vano y para hacerme hombre de mar me fui, me embarqué listo para cientos de borrascas al saber que vendrías conmigo, Gloria. Esperando, imaginándote en cada puesta de sol, recorrí las Antillas, vencí la fiebre amarilla, me convertí en comodoro y luché contra los piratas del mar de la China... y luego, mucho más ¿te acuerdas de nuestras aventuras en los ríos Bermejo y Paraguay a bordo del Water Witch? Incluso mi hijo Juan me acompañaba entrando por las venas de estos ríos, aventuras de lugares que eran mi herencia sin propiedad. Nos adentramos en lo más profundo de esta tierra fuerte recogiendo sus formas en datos e imágenes, trazando para ti y para los que quisieran seguirnos, los caminos fluviales allí donde no había límites. Juan quedó allá y yo te seguí. Me llamabas. Sabía desde dónde pero no hasta dónde, entregado siempre, hasta donde quisieras.</span><br />
<pre style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><span lang="ES"><span style="background-color: white; font-size: 11pt;">
</span><div style="background-color: white; font-size: 11pt;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi_mQ-9Yyv-9CcoADzB3tdRcBJfPlmBznlKkRiw8ME6PI45W6KFHQczCVqZsNh3rwlTZz9NgN5qO_i5xyFqktdzcQcJvk0wrj5rngraLicn4xV0JAnWYCmBgdwcipWVtrfAFj3Tr3Cv4ys/s1600/stonewall.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="237" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi_mQ-9Yyv-9CcoADzB3tdRcBJfPlmBznlKkRiw8ME6PI45W6KFHQczCVqZsNh3rwlTZz9NgN5qO_i5xyFqktdzcQcJvk0wrj5rngraLicn4xV0JAnWYCmBgdwcipWVtrfAFj3Tr3Cv4ys/s320/stonewall.jpg" width="320" /></a></div>
<span style="background-color: white; font-size: 11pt;">
</span><div style="background-color: white; font-size: 11pt;">
El Stonewall entrando en el puerto de El Ferrol</div>
</span><span style="background-color: white; font-size: 11pt;">
</span></span></pre>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Con orgullo volví a la desembocadura de mi querido York para verlo teñido de roja sangre, una corriente que se extendía y llegaba al océano. ¡Qué tempestuosa Guerra Civil! Sin norte, perdido en mi sur, te buscaba con los ojos ofuscados, doloridos por el esfuerzo. </span><br />
<div>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br />Un muro de piedra me separaba de ti. Esta iba a ser mi misión. Mi barco Stonewall más que navegar tendría que ser un obstáculo, una frontera excluyente, un muro de contención de esa marea azul y una lama que cortase el cuerpo de anaconda que bloqueaba los estados confederados. Un barco de piedra, un paredón. Qué palabra fea, muerta, si no tiene vida, si no se hace pared, si no adquiere dimensión, vivienda, para acoger sin encerrar. </span></div>
<div>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Crucé el océano para hacer que navegase por primera vez este muro que no conocía, que aún estaba en los astilleros y del que tanto me habían hablado. Llegué a Bordeaux y el barco ya no era mío. Yo estaba solo y el Sur también. El Norte había extendido bien sus relaciones en ese fatídico mes de febrero de 1864 y Francia había vendido mi barco, nuestro muro y ariete, a Dinamarca. </span></div>
<div>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Con tu ayuda –seguro que estabas detrás- conseguí que el gobierno danés nos lo vendiera en secreto. Salimos del puerto corriendo y a escondidas pero nos perseguían los azarosos vientos de la fortuna y el océano. Tuvimos que refugiarnos en el puerto de El Ferrol. Mientras, en el cercano puerto de La Coruña estaban las fragatas unionistas Niagara y Sacramento para vigilarnos. Eso sí, nos vigilaban a distancia porque su estrategia era siempre más compleja: mientras yo estaba solo, prisionero en mi barco, su embajador en Madrid obtenía el apoyo del gobierno español para impedirnos la salida del puerto, reteniéndonos en cuanto nos habían declarado 'piratas'. Formalmente España no apoyaba a ninguna parte beligerante. Tú y yo enjaulados en nuestro muro de piedra, como un gigante atado con sutiles hilos. </span></div>
<div>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">O salíamos o a nada serviría haber llegado hasta allí. Llegó la noche del riesgo y zarpamos. Salimos como si fueramos una lanchita de pesca, parecía que todos dormían y nuestra mole, nuestros motores de vapor, eran sólo sombras, puros sueños saliendo del puerto sin que nadie osara dar una alarma, sin querer despertar nuestra realidad que podría tener forma de cañones Armstrong de 300 libras. Y fuimos un sueño. </span></div>
<div>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Volamos. ¿Te acuerdas? Con una mirada de angustia por lo que nos esperaba y de satisfacción por haber conseguido nuestro objetivo ¿Conseguido? Teníamos lo inmediato, lo que creíamos que era una de nuestras metas, el pasado, con la esperanza de un futuro. En pocos casos, y menos para nosotros, el futuro es una consecuencia lógica o buscada, límpida y uniforme. Damos pasos, causa-efecto-causa-efecto, confiando que siempre habrá un suelo bajo nuestros pies. Muchas veces no es así. Y lo poco que teníamos hizo agua. Perdimos la guerra y nuestros esfuerzos resultaban ahora un regalo para el vencedor. Intentando escapar de este futuro ingrato dejamos el barco en Cuba al gobierno español. Ineludible. Ese gobierno que dentro de poco entraría en guerra con los Estados Unidos pudo hacer un impresionante regalo al gigante que acababa de nacer. Te encogiste de hombros, te vendaste los ojos y me diste la mano. </span></div>
<div>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Nos fuimos de nuevo a Argentina, derrotados pero sabiendo que allí estaba Juan y contando con buenos amigos, encuentros de otros tiempos que nos muestran otros campos donde caminar y que salen de la chistera del destino. Uno de ellos, el general Urquiza muy amigo del presidente Mitre, me propuso ser su socio para hacer de esta maravillosa tierra el lugar de nuestros esfuerzos. </span></div>
<div>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"></span><br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"></span></div>
<div>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Tú seguías mirando hacia el río, soñando el mar, en surcos que se cerrasen borrando toda huella, sembrando sólo rutas. Y volvimos a surcarlo al ser asesores de la nueva marina militar argentina que se estaba formando con Sarmiento. Viajes de ida y vuelta con Europa, comercio, construcción de naves... hasta establecerme en la recién nacida Italia abriendo una puerta que haría de Argentina meta de tantos italianos. Sueños, necesidades de dos naciones jóvenes que el mar unió con sendas de espuma y relaciones, palabras que viajaban poniendo suelo a tantos caminos. En la tierra que me acoge dejo las mías, para ti, para que las hagas volar con mi memoria." </span><br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"></span><br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"></span></div>
<div>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"></span><br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;"></span></div>
<div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgtuviq4efHJgHynn-NrDZYmZs9EJHmnqSxCStD3q_qiDf8WO9H28h9FJTt66b0IzfO3qFO0T2QiBM5h8uyXe6oE8evPyb89_0FAq-t6Izbs8clc2Zd9B9S8IYIpzkWMXz02ZBxA9SW960/s1600/TJPage-tumba-roma.JPG" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgtuviq4efHJgHynn-NrDZYmZs9EJHmnqSxCStD3q_qiDf8WO9H28h9FJTt66b0IzfO3qFO0T2QiBM5h8uyXe6oE8evPyb89_0FAq-t6Izbs8clc2Zd9B9S8IYIpzkWMXz02ZBxA9SW960/s320/TJPage-tumba-roma.JPG" /></span></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="text-align: start;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif; font-size: small;">Tumba de Th. J. Page y su familia</span></span></td></tr>
</tbody></table>
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Al día siguiente volví al cementerio a primera hora de la mañana para devolver el sobre que había llegado hasta mi orilla de pescador como un mensaje que había viajado por el mar del tiempo dentro de una botella. </span><br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Ella está allí, con su corona de laurel, el rostro compungido mirando hacia el cielo, implorante. Ella es un sueño petrificado que ayer se hizo sensible en palabras y vida. Hoy es fantasma de piedra de una vida con nombres escritos sobre el agua.</span></div>
Unknownnoreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-2090640574200719675.post-49681227757699065722015-04-14T15:18:00.001+02:002015-04-15T15:25:31.805+02:00Una tarde en Librería<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">“Hoy Roma era un cementerio de
paraguas ¿te has dado cuenta?”. Así me saludó Nico al vernos en la Libreria
Spagnola de Piazza Navona tras el temporal del día pasado. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Un poco después me encontré con
Antonio que me decía que esta vez la lluvia era como la de Génova, venía
lanzada en oblícuo con flechas de viento.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Hay tardes, como la de ayer, en
que Roma pasa por la centrífuga. La ciudad se convierte en una playa tras un
temporal en donde el viento ha llevado y dejado restos, recuerdos náufragos
arrastrados por la inclemencia. Es un ambiente extraño en una ciudad
plácidamente instalada en su tierra, con raíces milenarias de callejones,
criptas y cimientos agarrados a las orillas del Tíber.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Ayer fue una tarde para los
encuentros, para verter el tiempo, lo único que tenemos y lo único que
entregamos. Todo lo demás vuela como frágiles paraguas para depositarse durante
unas horas aplastados sobre los sampietrini.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">La Libreria Spagnola de Piazza
Navona es un vagón de estrecho pasillo y vista maravillosa. Ante mí, en vez de
raíles y horizontes se abre una perspectiva única de la Fuente de los Cuatro Ríos
de Bernini, como el recuerdo de una meta de la que nos separan pocos metros, siempre
inalcanzable y estimulante. Él ha conseguido traer el mundo a esta plaza con su
escultura y en este vagón podemos viajar por los ríos impresos para recorrerlo.
Es más, cada estantería es una ventanilla por la que contemplar miles de mundos
en letras, lugares físicos y del alma. Colores, imágenes, títulos convierten la
librería en un ‘Lugar donde se calma el dolor’ utilizando el título de un libro
de César Antonio Molina como cartel de una estación.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Desde el primer saludo a Nico y
Patrizia, el tiempo se convierte en moneda para encuentros. En medio de las
ocupaciones cotidianas en las que el reloj mide el ritmo de los hechos aquí cuenta
vidas. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Al fondo, nuestro sitio, haciendo
del pasillo un lugar más amplio donde quedarse. El vagón se pone en marcha para recorrer en esta ocasión lugares de España en Roma. Nos saluda Gabriel García Márquez desde sus caricaturas, decenas de imágenes para contar su rostro, su carácter, pañuelos en la sala de exposiciones de Piazza Navona cuando empezamos a movernos. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Viajamos en esta ocasión para encontrar, para
visitar personas (Ferlosio, Reverte, un soldado en la batalla de Guadalajara...), a veces con un saludo fugaz y cómplice, otras veces para
quedarnos escuchando la vida que corre, otras para dialogar compartiendo
experiencias. Son visitas impagables, que van más allá de la obligación o la
compasión: damos nuestro tiempo que es vida actual, caliente, para derramar
este tesoro único, reconociendo el valor de los que encontramos y que nos esperan. Es poco y es
todo: nuestro billete para el viaje.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Llegamos a la última estación: Palazzo
Vidoni. Bajamos para contemplar la llegada de Carlos V a Roma. Lo vemos
mientras saluda al Papa Pablo III Farnese en una habitación decorda por la
escuela de Perin del Vaga para la ocasión. Me doy cuenta que hemos pasamos de nuestro
vagón a una sala con preciosos techos de artesonado en donde podemos incluso escuchar
al actual ministro de la Pubblica Amministrazione que da disposiciones para
hacer frente a las protestas sobre la nueva ley. Transformaciones increíbles de
este viaje en el vagón-librería. Desde lo alto de la sala Trajano, Carlos y la
personificación del Imperio intentan llegar a la inmortalidad en sus imágenes
mientras viven en el calor de nuestras palabras. No les damos nuestro tiempo para corresponder a su espera sino porque con él recogemos naúfragas huellas que nos permiten hacer nuestra su historia.<o:p></o:p></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEga0fzglEdwFZuu2SVm2Z1CokN5IU57HmVwMcIsF12m4kDbZRMPdWwxye7Af8bmjJcuvmvb0I2V2FgxXb1fbl1J3w0nIAP4WycSgA0rRfpQT-KURU2w1S5qFMha-AecWW5p3LaT1E7D8tQ/s1600/palazzo-vidoni-roma.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEga0fzglEdwFZuu2SVm2Z1CokN5IU57HmVwMcIsF12m4kDbZRMPdWwxye7Af8bmjJcuvmvb0I2V2FgxXb1fbl1J3w0nIAP4WycSgA0rRfpQT-KURU2w1S5qFMha-AecWW5p3LaT1E7D8tQ/s1600/palazzo-vidoni-roma.JPG" height="261" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: x-small;">Sala de Carlos V en Palazzo Vidoni</span></td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;"><br /></span></div>
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: IT;">El jefe
de estación ya tiene la bandera alzada. Volvemos a nuestro vagón deprisa dándonos
cuenta de que ya es de noche. Entramos en el último momento cuando Nico ya está cerrando la puerta. Ahora todo se prepara para el reposo. Dentro de poco se apagarán
las luces y el vagón seguirá su viaje moviéndose sólo en el tiempo. Nos
esperan a nosotros sueños y otras historias que quizás podamos contar siendo nuevamente
viajeros literarios. </span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; text-align: justify;">Capeamos el temporal que pasa impetuoso.</span>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2090640574200719675.post-67555669176349914622015-02-04T11:59:00.000+01:002015-03-24T16:38:45.014+01:00Puerta San Sebastián<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Una puerta es un mapa. Una aldaba,
la ilusión que traemos al llegar junto a ella.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Puerta San Sebastián es una de las
más hermosas de Roma, un límite para indicarnos que la via Appia deja los
campos, las memorias del viaje, para entrar en casa, en la urbe, en un lugar
diverso e incluso diría en un tiempo distinto. Es el primer contacto, una mano
que saluda como bienvenida y que se alza bien en alto despidiéndose cada vez
que volvemos la vista atrás.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Acercarse a este lugar como meta,
para quedarse, parece un sin sentido pero en este caso lo tiene. Esta puerta
construida en las murallas del s. III, reconstruida en tiempos del emperador
Honorio, abandonada como el resto de la muralla como un vestido demasiado
grande -tanto había disminuido el cuerpo de la ciudad-, recuperada por los
desvelos de Nicolás V, nos invita a quedarnos para contemplar, como ella, a los
pasantes, renunciando por un momento al camino para ser piedra del dintel.<o:p></o:p></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg7EngEDUEtWiUsSoesJMMSWXxK0UMoYqXK5Oew1Ds22OFDUovWkM9yZiBoHHvDZpFcXV0d_lz_ddqUzVApn_REByx_JIgWnLfq37i22h67ofVtBbZXHdWQdZHnuVfptHIlP16M0tkdu98/s1600/Puerta-San-Sebastian-Roma.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg7EngEDUEtWiUsSoesJMMSWXxK0UMoYqXK5Oew1Ds22OFDUovWkM9yZiBoHHvDZpFcXV0d_lz_ddqUzVApn_REByx_JIgWnLfq37i22h67ofVtBbZXHdWQdZHnuVfptHIlP16M0tkdu98/s1600/Puerta-San-Sebastian-Roma.jpg" height="300" width="400" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Durante mucho tiempo bueyes y
carros serán nuestros compañeros. La ciudad que da nombre a un imperio, con sus
miles de callejuelas y la algarabía de gentes, no se podía permitir el lujo de
los ‘grandes medios de transporte’. Desde antes de la primera hora del día ya
vibran en esta puerta voces y sonidos de mercaderes, soldados, viajeros de todo
tipo, mendigos y paseantes, clientes y esclavos, artesanos que prestan sus
servicios en la ciudad. La via Appia contiene miles de memorias de sus pasos en
sus lastras de piedra y en las piedras sepulcrales que la bordean. Memorias que
como rayos de luz se difunden desde la grandiosa Roma mirando hacia el sureste.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Si la Jerusalén celeste tiene 12
puertas y la Jeresalén terrena está tan lejos, destruida y luego bajo el poder
árabe, <a href="http://www.enroma.com/" target="_blank">Roma</a> se convierte en una nueva Jerusalén cristiana, meta de peregrinos y
lugar donde reside el poder de las llaves. Unas llaves dobles y una doble
puerta: pasando por las puertas de Roma se hacía experiencia del paso a la Ciudad
Santa. Si un pobre pescador o un trozo de pan podían celar tantos misterios,
esta puerta que introducía a la pobre realidad de una ciudad reducida a grandes descampados con
impresionantes ruinas, unas pocas casas junto al río y unas cuantas basílicas,
seguía invitando a descubrir las huellas de lo divino. Roma pasa de ser símbolo
de la grandeza humana capaz de inmensas obras, capaz de vencer distancias y
tiempo, a ser símbolo de cómo en la historia, tras destrucción y abandono, se
puede encontrar lo eterno.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Un arcángel esculpido en la parte
interior de esta puerta habla de enviados celestes en medio de luchas terrenas.
Güelfos contra gibelinos que combaten el 29 de septiembre de 1327. Más que una
simple lucha entre partidarios del imperio y del papado, un espejo de la
realidad: la compejidad de los intereses y decisiones de cada día, de los
humanos afanes, nuestro tiempo, nuestra vida ¿para qué? Los ‘Colonna’ romanos
capitaneados por Giacomo Ponziano, gibelinos, contra los güelfos del rey de
Nápoles Roberto de Anjou, todos entregando sus vidas no por ideales abstractos
sobre la autoridad del que gobierna, sino por la concreta realización de un
reino que perdure más allá de nuestras luchas. Tanto los que vencieron ese día
–los romano-gibelinos- como los güelfos invocaron al arcángel Miguel en el día
de su fiesta. En el silencio del ángel en piedra ha quedado convertida la
ilusión de hacer partidarios de nuestras luchas entre las milicias celestes.
Silencio de aceptación de nuestras pobres ilusiones.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">“Attollite portas principes
vestras et elevamini portae aeternales et introibit rex gloriae” resonaba el salmo
mientras la puerta engalanada se convertía en arco de triunfo para la entrada
de Carlos V, destructor de Roma y defensor de la iglesia romana, nuevo César
que casi todos querían tener lejos pero que todos querían ver, personificando
esta Roma, esclava y señora.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<iframe allowfullscreen="" class="YOUTUBE-iframe-video" data-thumbnail-src="https://ytimg.googleusercontent.com/vi/GK0EpFKLd38/0.jpg" frameborder="0" height="266" src="http://www.youtube.com/embed/GK0EpFKLd38?feature=player_embedded" width="320"></iframe></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Como una puerta, como un breve
momento de equilibrio entre realidades que une y separa, así fue el
renacimiento en Roma antes del famoso Sacco de 1527. Un pasaje, un momento de
esperanzas que miran hacia delante y memorias que miran hacia el camino andado.
Un espacio que tiende a ser línea, de la anchura de un dintel, y no morada
espaciosa.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">La puerta, queriendo tanto a la
ciudad, extendió sus brazos uniéndose con un arco del acueducto antoniniano. Nació entonces una especie de patio, cuenca de una mano que acoge o aprieta según el
caso. Nada se pierde. Y para no perder este arco la memoria y el arte lo
engalanan asociándolo, en este caso, al tanto querido Druso, le dan un nombre y
una historia. El agua que pasaba inaferrable sobre este arco nos trae ahora su
recuerdo. Y así esta construcción sin ser de la época de Augusto pasa a ser una
memoria de su época dorada, de una persona que había encantado al mismísimo Octavio,
y que nos da la bienvenida a su ciudad a su casa, a la que nunca volvió tras su
campaña germánica.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Un personaje que siempre quiso
vivir al límite fue un tal Ettore Muti... y eligió la puerta para construirse
su apartamento de aventurero futurista cuando volvía a Roma. Ettore como pocos
encarna en sus vivencias la locura de un tiempo y las contradicciones de los
héroes que viven en las gestas sucumbiendo en las cotidianas batallas, viviendo
para para tocar el límite sin querer cuestionarse ni para qué ni por qué. Vivir
en la cuerda floja, en el breve tiempo y espacio de una vida-puerta.<o:p></o:p></span></div>
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: IT;">Desde una
de las ventanas del actual Museo delle Mura contemplo un panorama maravilloso
que llega hasta la Villa dei Quintilli y me invita a ascender hasta los
Castelli. Me siento guardián de la torre ante un verdeante desierto de los
tártaros y viajero de las mil y una noches. Exóticas notas de música vienen del
oriente, sabio y sensual como la voz de Scheherazade, traídas desde Persia por
la antigua calzada. Allí, como aquí, las historias prolongan la vida y las
puertas conducen a maravillosos encuentros.</span><br />
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: IT;"><a href="https://www.youtube.com/watch?v=Y2YTZO4cXqA&list=PLePsIYyhjO7ZomkR_aiVKoDaOPfIATuRI&index=7" target="_blank">Vista del Museo delle Mura en Porta San Sebastiano (Roma)</a></span>Unknownnoreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-2090640574200719675.post-37638991852922651242014-12-08T20:16:00.001+01:002015-06-04T11:56:10.703+02:00O lo mejor o nada<span lang="ES" style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif; mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif;">A todos nos pasa. Hay pequeñas
cosas con las que no somos capaces de transigir. Y aunque las llamemos manías
no queremos renunciar a ellas. Son como pinceladas con las que dejamos
constancia de nuestra originalidad, una firma que nos impide caer en el
anonimato.</span><o:p></o:p></span>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif; mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif;">A veces son fruto de nuestras
costumbres, otras veces una especie de ritual mágico, otras el inicio de
recuerdos asociados a sensaciones o experiencias que queremos reevocar o que
rechazamos. Reconocerlas en uno mismo se considera humildad o autoconciencia;
aceptarlas en los demás es benevolencia y capacidad de comprensión. Ambas cosas
son siempre más difíciles pero menos peligrosas si se cambian los
destinatarios: reconocerlas en los demás o aceptarlas en uno mismo.</span><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif; mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif;">Reconozco, pues, humildemente,
confiando en vuestra benevolencia, que en mí este mal es especialmente agudo y
se manifiesta en numerosas ocasiones, sobre todo por el contexto italiano en el
que me encuentro. Por la calle, a pie, en autobús, en coche o incluso en
bicicleta; hojeando tranquilamente el periódico, abriendo una página de
Internet o en el libreto de una ópera, no consigo que mi mirada pase sobre un anuncio
sin prestarle atención, sin caer: un caso. Imagino que comprenderéis las graves
consecuencias que esto conlleva en la vida ordinaria, pudiendo constituir un
peligro público amén de arriesgar mi pellejo. A veces me encuentro casi boquiabierto
ante un cartel y al pasar no sólo veo frases y colores: los miro, los leo, sonrío
o me enfado con ellos, me sorprendo ante las inscripciones y placas que
encuentro en las calles de Roma y todas las hallo interesantes: lo que digo, un
caso.</span><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif; mso-ansi-language: ES;">En la sugestiva Piazza delle
Cinque Lune un brillante vehículo plateado, iluminante sobre un fondo negro,
estaba acompañado por el lema ‘The best or nothing’. </span><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif; mso-ansi-language: ES;">Cinco son las lunas que iluminan
la historia de esta plaza, cinco lunas que brillan en el escudo de la familia Piccolomini y que ondean como
estandartes de antiguas luchas entre güelfos y gibelinos pero también que dan
luz a su lema ‘et Deo et hominibus’ como en el caso del cardenal Giacomo
Ammannati Piccolomini: dedicado a Dios y a los hombres en esa paradoja tan característica
del Renacimiento en Roma. Muy cerca de la piazza delle Cinque Lune, en la zona
de influencia de la familia, este cardenal tenía una casa que luego dejó en
herencia a una famosa cortesana, Fiammetta. Realmente le había dejado toda su
herencia... pero era demasiado y resultó fácil ‘corregir’ un testamento
aduciendo que literalmente el pobre Giacomo tenía los sesos sorbidos por la
belleza y dotes de Fiammetta. </span> <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif; mso-ansi-language: ES;">Hoy son nuestros sentidos los que
quedan ofuscados por la claridad encerada y metálica de esta luna de automóvil inmóvil.
Poseer o ser poseído: mostrar el poder en las personas y cosas sobre las que
ejercitarlo y al mismo tiempo necesitarlas para sentirse potente.</span><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif; mso-ansi-language: ES;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgLNsgqJLIStB423Ckp3JenaYom2M4wli_3p07u4Mc3m_9dzK4WOplIwIEIbKTKNuXeMhDWuWrB3vUD6RctmBGIk5qdyq9B6qburN2Os7CGEFD0Wg29BhxUgb5oWSjrSdAIUVvttHXZgpE/s1600/Salome-Tullia.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgLNsgqJLIStB423Ckp3JenaYom2M4wli_3p07u4Mc3m_9dzK4WOplIwIEIbKTKNuXeMhDWuWrB3vUD6RctmBGIk5qdyq9B6qburN2Os7CGEFD0Wg29BhxUgb5oWSjrSdAIUVvttHXZgpE/s1600/Salome-Tullia.jpg" width="256" /></span></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif; mso-ansi-language: ES;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif; mso-ansi-language: ES;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif;">En la cercana iglesia de San
Agustín, en donde asistían a misa muchas cortesanas, estuvo enterrada –o lo
está sin que se sepa bien dónde tras las reformas realizadas- Tullia d’Aragona, cortesana y poeta, bellísima
por lo que vemos en el cuadro de Moretto da Brescia: su mirada
segura, determinada y un poco irónica, sin ira, su rostro limpio, sin más adornos que en el marco de su peinado, su elegancia en el vestir no sólo con riqueza sino
con la delicada suntuosidad de las pieles que parecen acariciarla. En este cuadro presta su rostro y figura nada menos
que a Salomé ‘QUAE SACRU IOANIS CAPUT SALTANDO OBTINUIT’. Un
poder no pequeño que la hace miserable y grande: al servicio de un poderoso y
con un poderoso que la sirve. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif; mso-ansi-language: ES;">Puede que Tullia no fuera la mejor,
pero seguramente no era nada. Tampoco era una mera encantadora de descerebrados
lujuriosos. La imagino bajando de su magnífica carroza -aún estaban lejos las prohibiciones de Sixto V en esta materia- ante la escalinata de S.
Agustín, orgullosa en su lucha por salir adelante y prosperar en un mundo muy
difícil, como siempre lo ha sido, para las mujeres. </span><br />
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif;">Hoy otra mujer nos está esperando apoyada en el dintel de su casa dentro de San Agustín. Lena, la prostituta, amada amiga de Caravaggio que ahora es María. Lena le ha dejado su rostro, su carne, a la Virgen si no desde siempre, sí para la posteridad, para nosotros. Una encarnación artística en la que el inmaculado lienzo no desdeña asumir la materia de color, la forma de un caduco y maravilloso cuerpo, con un alma creada por las manos, el sentir y pensar de Caravaggio. </span>Atrevimientos del querer que crea.</div>
<br />
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif;">Para mí este es el lugar donde la iglesia se hace casa, también para pecadores con los que el Maestro no tiene reparos en compartir manjar y presencia. En esta iglesia, Tullia, Fiammetta, Lena tenían su casa y este cuadro es un dintel en el que se anuncia su presencia: la Virgen, casa del Dios que la habita recibiendo de ella su calor, su vida en sangre; la casa de Loreto, casa de vida familiar en la que crecer en sabiduría y gracia, en silencios de trabajo y vida cotidiana, un lugar al que volver tras las bulliciosas jornadas entre palacios y vida cortesana; la casa que acoge a los que peregrinan en el tiempo: sucios, cansados del camino y los años. Una casa que luego, ya sin tiempo, sin espacios ni paredes, en la sombra de lo infinito, se ensancha con innumerables moradas inimaginables. En esta casa se enamoró Dios de la humildad de una chiquilla. Todo se hace nada dependiendo en todo de una nada de mujercita que es todo para él. Atrevimientos del querer que crea.</span><br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh4H3jZktHSLv3BxEVmWWGN2ieZRaCuA-K3KkYGiBkmClpaDO5S6qG0j8w2luuRop37_gvjJOtPMMiNdirg1GOCKbx8c9Mzz_DUaZ0mASwzL4l9Iul7HFG-jHU8ek_aae6EDR1DCJYYwdw/s1600/madonna-dei-pellegrini-caravaggio-roma.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh4H3jZktHSLv3BxEVmWWGN2ieZRaCuA-K3KkYGiBkmClpaDO5S6qG0j8w2luuRop37_gvjJOtPMMiNdirg1GOCKbx8c9Mzz_DUaZ0mASwzL4l9Iul7HFG-jHU8ek_aae6EDR1DCJYYwdw/s320/madonna-dei-pellegrini-caravaggio-roma.jpg" width="192" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Madonna di Loreto o de los Peregrinos en la Iglesia de San Agustin</td></tr>
</tbody></table>
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span>
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif;">Tullia se sienta en los primeros bancos. Todos la pueden ver sin tener que torcer el cuello, sin dejar aparentemente de prestar atención a los oficios. Viendo su elegancia de haber formado
parte de las ‘honestas y de buena familia’ su lema podría haber sido un “Ad
meliora”, escogido entre los clásicos que la habían acompañado en su formación
y que hacían de su compañía y conversación una dote en aquel entonces muy
apreciada. Aspirar a lo mejor para no caer en la nada sabiendo que en ese
camino se pasa por muchos momentos en que parece que lo mejor e incluso lo
bueno esté muy lejos. Aspirar a lo mejor me parece mucho más interesante y deseable que pensar de poseerlo o considerar nada lo demás.<o:p></o:p></span>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif; mso-ansi-language: ES;">En esta tarde invernal, ya de
noche, retomo mi camino hacia la estatua que conmemora la Inmaculada, la sin
mancha, ella sí única mejor, con la luna a sus pies. Dejo atrás las 5 lunas que me hablan
de Fiammetta y Tullia, de una época de amantes amadas, paradójicas, pero nunca
dobles. Me acompañan las palabras de esta cortesana poeta en las que noto el
coraje de asumir el dolor y el rechazo como consecuencias posibles de lo que hace:
<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif; mso-ansi-language: ES;">-“si yo lo hice que perdida toda
esperanza mía<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif; mso-ansi-language: ES;">en guerra eterna de vuestros ojos
viva”- <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif; mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif;">mientras sigue esperando, confiando,
en que sus hechos no le impidan alcanzar la meta y que “sea dulce el fruto de
mi bello deseo”.</span><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif; mso-ansi-language: ES;"><span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif;">Sus palabras, firmadas por su
mirada de Salomé, auténticas aún en su limitación para comunicarnos todas sus
complejas vicisitudes, son por eso las mejores:</span><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif;">S'
io ' l feci unqua che mai non giunga a riva <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif;">l'
interno duol, che ' l cuor lasso sostiene; <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif;">s'
io ' l feci, che perduta ogni mia spene <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif;">in
guerra eterna de vostr' occhi viva; <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif;"> s' io ' l feci, ch' ogni dì resti più priva <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif;">de
la grazia, onde nasce ogni mio bene; <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif;">s'
io ' l feci, che di tante e cotai pene, <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif;">non
m' apporti alcun mai tranquilla oliva;</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif;"> s' io ' l feci, ch' in voi manchi ogni
pietade, <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif;">e
cresca doglia in me, pianto e martìre <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif;">distruggendomi
pur come far sogllo; <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif;"> ma s' io no ' l feci, il duro vostro orgoglio <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif;">in
amor si converta: e lunga etade <o:p></o:p></span></div>
<span style="font-family: Helvetica Neue, Arial, Helvetica, sans-serif;">sia dolce il frutto del mio
bel disire.</span>Unknownnoreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-2090640574200719675.post-36757048645782152232014-07-29T17:37:00.000+02:002014-07-30T10:13:13.281+02:00Efímera, imperfecta<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">La Roma eterna es sólo un
decorado, un poco más duradero y con cambios más lentos, de la sublime y
sensacional Roma: esta es la causa eterna y efímera que mueve todo. Es una
ciudad construida para sentir, sensacional en el profundo valor del término.
Las épocas de su crecimiento, sus lugares eran importantes en cuanto esenario
de eventos, lugares de sorpresa, de conmoción, de devoción, de fiesta, de
orgullo, de crueldad y gratitud. Lo estable de sus piedras, del arte que dura
en mármoles, pinturas, textos... está en función de los fluidos momentos de la
vida que se muestra, que se siente viva y se consuma, sonando con mil acordes
que resuenan en una cávea gigante de siglos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Desde hace relativamente muy muy
poco tiempo, también en Roma, en vez de vivir los momentos muchas veces nos
preocupamos porque duren, por atraparlos y mantenerlos gracias a una nueva
ansia de poder. Esa ansia curiosamente deja como elementos duraderos en muchos
casos basura, escorias que forman una huella demasiado permanente ante la
belleza de un placer, de un uso que siempre y en todo caso es efímero. Ya no se
apela a la memoria con una imagen evocadora, sino que es el mismo instante el
que se atrapa en mil imágenes, comentarios, todo un banco de información atrapado
en redes sociales de arrastre. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">En muchos casos no se comparten
las sensaciones, viviéndolas juntos, sino la efervescente sensación de
contarlas. Es más, se llegan a vivir sensaciones para compartirlas como
información o lo que es peor, la única sensación es el placer de pensar en cómo
compartir una experiencia cuando ésta ya ha pasado. Sin abandonarnos a lo
inaferrable e inenarrable nos perdemos en el cachibache que tenemos entre
manos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Demasiadas veces lo importante es
tener 140 caracteres para construir un recinto de realidad, un evento, lo
perfecto, concluido como una esfera sin osmosis.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Sin embargo, viviendo en Roma creo
que lo perfecto y acabado no es de quí, o no lo era, al menos. Roma es
imperfecta e imperfecto: el tiempo del contar, de lo que siempre está en
devenir, de lo que se experimenta, de las historias y no pasa nunca a ser un punto
definido, cerrado, de la Historia. Incluso las grandes obras maestras insuperables
y testigos de la perfección parecen estar sumergidas en una corriente que no se
para: no son islas sino cimas en un sendero. Quizás por todo ello los romanos
se han olvidado de usar el pasado remoto, aoristo o pretérito indefinido,
dejando todo en un pasado próximo que contiene la debilidad del recién nacido. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Recorriendo este sendero
imperfecto y tortuoso, me encontré con un compañero de camino y sus historias. Algunas
de esas palabras de quien ahora llamo mi querido amigo valenciano, Pablo González
Tornel, las he descubierto en los libros <i>La
fiesta Barroca</i> y <i>Santo Tomás de
Villanueva. Culto, historia y arte</i>. Me senté a la vera del camino para
contemplar y disfrutar con su trabajo. Su
voz primero y luego su pluma me mostraban el encanto y belleza de lo efímero,
paradójicamente la condición primordial a la hora de considerar la historia:
revivir lo que era con lo que nos queda.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">De sus palabras nace esta
reflexión y un estímulo para seguir mi camino. En Roma hay pocos lugares,
aunque significativos, donde encontrar testimonios relativos a Tomás García
Martínez, santo Tomás de Villanueva. No creo que muchos conozcan ni a este
personaje –podría ser un don cualquiera con ese nombre- ni estos lugares, pero
os invito con estas líneas a recoger estas huellas y encontrar todo un derroche
de energías, sentimientos, bellezas que lo acompañaron produciendo momentos
efímeros profundamente sentidos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;"> <table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiMBEcMOWA6DAbsY0RjEi95SiVapzQ7ywHU0oYjt5MCa2IWFmhtV5orylrCuCEin9RUq1on9t3X3_rMRabj9V1j5auAN8_XTRgK-jyUoGw0dideyF-pzG-RB_p7SA0UiDPDKQNYwI9iawo/s1600/tomas-de-villanueva-roma-san-agostino.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiMBEcMOWA6DAbsY0RjEi95SiVapzQ7ywHU0oYjt5MCa2IWFmhtV5orylrCuCEin9RUq1on9t3X3_rMRabj9V1j5auAN8_XTRgK-jyUoGw0dideyF-pzG-RB_p7SA0UiDPDKQNYwI9iawo/s1600/tomas-de-villanueva-roma-san-agostino.jpg" height="318" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Capilla de S. Tomás de Villanueva de Giovan Maria Baratta, Ercole Ferrata y Andrea Bergondi. Iglesia de Sant'Agostino, Roma.</td></tr>
</tbody></table>
</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Su canonización el 1 de noviembre
de 1658 no fue de las más sonadas pero estaba llena de ese espíritu de fiesta y
sentimientos. Era una nueva representación colectiva en la que durante 8 días
se montaba un gran espectáculo, un auténtico teatro en Roma con todo tipo de
decoraciones pensadas para asombrar, hacer disfrutar, conmover, sorprender...
No se trataba sólo de informar sobre este Tomás: agustino, confesor de Carlos
I, arzobispo de Valencia, gran orador y famoso por su generosidad en ayuda de
los más necesitados. Estos eran los datos, pero podrían ser otros, podrían ser
más espectaculares o menos, lo importante es que se celebraba y, además, en una
canonización, se celebraba Roma como representación de todo el mundo, incluido
el ultraterreno de la Jerusalem celestial. Nada más y nada menos. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">El evento era sentir y celebrar un
triunfo al estilo de la antigua Roma: la victoria de cada hombre, aunque fuera
el simple seguir vivo, era la victoria de Roma. El evento era sentir la belleza
de compartir la alegría en una boda gigantesca, mientras Giovanni Maria da
Bitonto, el encargado de la gran coreografía, iba vistiendo la basílica y la
ciudad con la misma expectativa y sensualidad con la que antiguamente se
preparaba a la esposa: paratam sicut sponsam ornatam viro suo. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Y así, en toda esta fiesta, en
este sentir y consentir se gastaban fortunas, tiempo, obras de arte que luego
se desmontarían, efímeras flores, todo ¿para qué? ¿Para celebrar un santo
famoso por dar limosnas? Lo mismo que el frasco con el perfume caro, toda esta
parafernalia, pompa, dispendio y aparato ¿no se podría invertir para dar a los
más pobres? Un eterno dilema para el que no hay recetas. El placer de un
perfume, una melodía, el gusto especial de un plato delicioso, un buen vino,
una carcajada, un vestido especial ¿cuándo lo efímero es injusto? ¿Qué
convierte su aroma en un daño que entristece en vez de producir placer? ¿Ante
los dolores propios y de los demás cabe la ligereza de una danza?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Es la locura de la vida que se
derrocha, que no deja de consumirse dando a cambio sólo el vivir, ojalá
sintiéndolo y compartiéndolo. La gratuidad del arte, inconsciente y quizás por
eso generoso como un fruto de amor, es como una música que llora o ríe pero que
va más allá de la mera sobrevivencia para con-vivir, con-mover. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Ante el gran teatro y adornos, en
la Roma de Alejandro VII, pienso que vale la pena todo el esfuerzo, trabajo,
arte e historia que producen los placeres efímeros. Me asombro, los admiro y
con placer los descubro con mis ojos convertidos en manos. Esa belleza efímera
es una medida de la vida: no segundos, sino momentos, sensaciones. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Cuando el vino no es sabor y aroma
sino sólo una mercancía, cuando un cuadro no es una fuente de deleite cada vez
que se ve sino sólo una inversión, cuando una fiesta no es compartir emociones y
vida sino un escaparate del propio poder... Entonces, en vez del placer que nos
une en el tiempo y que en él se acaba, lo usamos para abusar y mostrar
que es sólo de unos pocos que se lo pueden permitir. Cuando el placer es igual
al lujo sólo los lujos producen placer. En ese momento el deleite no llega como
un regalo, fruto de mi relación con las cosas, sino que está encerrado en mí,
en la satisfacción de estar a mi disposición. Cuando dejan de ser efímeras para ser
una posesión, cuando dejan de ser un regalo que la vida ofrece para ser un
deber que exijo, la belleza, las más hermosas sensaciones, el arte que sublima
lo vanal, todas, se hacen moneda, se estancan... y paso a vivir para contarlas en vez de
vivir para disfrutarlas. En cierta manera, al intentar poseer, soy poseído,
realmente enajenado, no con el éxtasis efímero que me hace superar los límites,
sublime, sino con la limitación y pérdida de mi única propiedad, de
mí.<o:p></o:p></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhJap9Ee-fRlcmmt2Pqoi2BD3NfNQStmbzd7184C3f6JNx21zX7EkjchfPYjlig7MHovFQUgnSjlc6xEra0l3l3CLu29_soJXq2J1Zbk3z8yrrC0wlzX_9Lw5hx00T5hyphenhyphen0V8aKFg89utCU/s1600/santo-tomas-villanueva-roma.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhJap9Ee-fRlcmmt2Pqoi2BD3NfNQStmbzd7184C3f6JNx21zX7EkjchfPYjlig7MHovFQUgnSjlc6xEra0l3l3CLu29_soJXq2J1Zbk3z8yrrC0wlzX_9Lw5hx00T5hyphenhyphen0V8aKFg89utCU/s1600/santo-tomas-villanueva-roma.jpg" height="400" width="266" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: xx-small;">Capilla de S. Tomás de Villanueva en la iglesia de Sant'Agostino. Curación de un poseído.</span></td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Cuanto más individuales son
nuestros placeres más cerca estamos de querer encerrarlos como una posesión
nuestra, como una satis-facción. Basta, medida colmada. Y así construimos sólo hórreos en vez de plazas. La alegría multitudinaria,
democrática – de todos aunque hubiera jerarquías muy definidas-, transversal
que en Roma explotaba por los </span><span style="font-family: Calibri, sans-serif;">motivos </span><span style="font-family: Calibri, sans-serif;">más diversos, lista siempre a aflorar y a
desbocarse, ha construido tantos espacios: necesitaba el teatro de una ciudad.</span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Ahora, casi todas las funciones se
han suspendido y, un poco nostálgicamente, la función primordial pasa a ser
contemplar el mismísimo escenario, pasear por él, imaginarse otros actores,
otras historias y actuar lo cotidiano como si nada fuera.<o:p></o:p></span></div>
Unknownnoreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-2090640574200719675.post-15169277797412775302014-07-09T18:48:00.000+02:002015-03-24T16:40:42.531+01:00Buriel<!--[if gte mso 9]><xml>
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<![endif]--><span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">El fuego no se puede contar y
tampoco sus sombras. El fuego que estudiamos no nos calienta y es imposible
imaginar el calor sin sentirlo. </span><br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Si hablamos de fuego enseguida me
vienen a la mente conceptos como luz, intimidad, fiesta, compartir, calor; pero
poco después surgen otros como incendio, cenizas, quemaduras, desolación.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Una potencia siempre compleja,
ambigua o al menos paradójica: amorosa y destructora, cálida y vital o destructora
y torturante que reduce todo a escombros carbonizados de donde se ha escapado
la vida consumida en humo y violento crepitar. Estos dos aspectos son los que
se dieron cita en mi imaginación al contemplar recientemente el arte del
Baciccia en la iglesia del Gesù.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">¿Por qué el Baciccia me quemaba y
atraía al mismo tiempo?¿Qué concepto, con qué palabras, podría expresar estas
dos caras de la realidad? Por casualidad inicial y búsqueda después, me
encontré con el italiano ‘buio’. El ‘buio’ no es la oscuridad, no es una
negación, sino un color y una situación existencial. Para desentrañar el
contenido que encierran estas simples 4 letras me ayudó entrar en su historia,
en su familia, seguir un hilo que salvando el laberinto del uso secular, fuera
una mano a la que asirme para iniciar el camino sin volverme. Y qué alegría al
encontrarme con papá ‘burius’ y mamá ‘urere’. Burius designa un color rojo oscuro,
intenso pero apagado, un rescoldo, en el que se muestra la energía luminosa que
fue en lo que que queda: los residuos de la combustión. Es siempre ‘burius’ el
que está detrás del brown inglés y del braun alemán, designando en origen una
extraña mezcla entre naranja y negro. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Entre los parientes del ‘buio’
italiano han quedado, como hermano pobre y casi desconocido en nuestros días,
el español ‘buriel’ y la pequeña hermanita italiana ‘burella’ que da nombre
tanto a un tipo de vaca lechera –bien morena para diferenciarla de las
trabajadoras vacas blancas- como a una ‘oscura’ calle del centro de la bella
Florencia.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">En mi imaginación todo empezó
cuando vestido con un paño buriel –ahora lo puedo decir- iba capeando los
empellones del viento que se empeñaba en hacerme rodar hacia la plaza junto al
palazzo Altieri. Buscando refugio del viento endemoniado me imaginé con los
pies descalzos de los peregrinos caravagescos, uno más sin más, en la gran aula
del Gesù, abierta, sin columnas: una plaza pero sin viento a inicios del s. XVI.
Antes del gran Colegio Romano, antes de las universidades, antes de esa plaza
cubierta de glorias en frescos, estuvo la gruta en la colina que hoy es Trinità
dei Monti, los hospitales de fortuna, la casa de Santa Marta delle Mal-maritate.
Brasas que han dado luz y se han consumido por un calor que no va más allá del
conctacto, que no se puede fijar, que es un derroche de energías, que no
produce intereses pero que se propaga y sin el que la vida sería un frío
aburrimiento de muerte.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjBFtVVOLwN77_Zvluqk8EnP2HD1gbUYlf3h0avXnj2rEFTzBHaJi8azNASLlDJkPCuXVcuMhyZYxffmp7so47jEgTpp0jZ944eChBZb8RseXfz5owiGO_1JJzkmzumuLlClJb8KSg3oS4/s1600/Baciccia-Gesu-Roma.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjBFtVVOLwN77_Zvluqk8EnP2HD1gbUYlf3h0avXnj2rEFTzBHaJi8azNASLlDJkPCuXVcuMhyZYxffmp7so47jEgTpp0jZ944eChBZb8RseXfz5owiGO_1JJzkmzumuLlClJb8KSg3oS4/s1600/Baciccia-Gesu-Roma.jpg" height="265" width="400" /></a></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">El Baciccia –siempre me hace
sonreír el sonido de este apodo de Giovanni Battista Gaulli- no pinta la luz,
incendia; su oscuridad son carbones, sus sombras tienen un cuerpo que danza. La
maldad es un frío fuego fatuo y la gloria una pasión coral de llamas y cuerpos
que se pasan destellos del incandescente blanco al tibio anaranjado. Los
personajes son un pardo y contradictorio buriel: un paño de humilde humanidad
contradictoria, capaz de alimentar la luminosa gloria acercándose a ella y
quedarse como ennegrecido tizón al alejarse de la fuente de luz y calor. Enciendo
una vela para tener cerca una luz de verdad, que se siente, baila, calienta. Frágil
y voraz.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">También buriel podría ser el color
más apropiado a la hora de definir los vestidos de Ignacio conservados en su
pequeñísima celda engullida por un laberito de pasillos y nuevas construcciones
que a drede no la han digerido. También de buriel está vestido Ignacio en los
frescos de Pozzo, y burieles han sido las vidas de José Pignatelli y Arrupe,
separados por un centenar de años para no coincidir en vida y sólo por un metro
para acercarles en la memoria de sus sepulcros. Por cierto, si José Pignatelli
pasa desapercibido en su sepulcro, tiene un busto maravilloso del escultor Solá
en el presbiterio: en su sepulcro, las cenizas; en el altar, la gloria luminosa.
Parece que en la dura piedra se encarne el espíritu de sobrevivencia de la
orden de los jesuitas: reducida a huesos, pero siempre determinada. Este
aragonés, cuando ser aragonés podía significar tener raíces napolitanas,
mantuvo vivo el rescoldo, oscuro pero cálido, de esta paradójica Compañía
cuando se la había declarado difunta pero no acababa de morir. Y quizás la
alegría y el razonado asentimiento que muchos experimentaban viéndola en su
triste final se frustró con la descabellada ilusión de este aragonés por ser
jesuita a pesar de la edad, de la familia, de su enfermedad, de la lejanía e
incluso a pesar de que oficialmente los jesuitas ya no podían ser y no quedaba
ninguno por estos lares tras la bula del mismísimo papa Clemente XIV. Grandes
de linaje y recursos, como el delgado Pignatelli que nos muestra el mármol, que
se queman ardiendo como ascuas en oscuras historias y luego dan a luz una gran
hoguera. Tan sólo huesos, pero huesos de locura o enamorados, que en su nada
descarnada tienen el paradójico poder de acercar, de congregar, de saltar más
allá del poco tiempo en que eran auto-móviles para luego ser velas empujadas
por un soplo de viento, divino para unos o endemoniado para otros, en ambos
casos igualmente incomprensibles, como lo ardiente y oscuro, buriel.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
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plaza y me encuentro con el anaranjado atardecer que va apagándose: el
‘imbrunire’ italiano que tanto me gusta. Un tiempo que como nuestra alba, se
viste de un color tan especial que le da nombre propio.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Una ‘apetta’, una de esas motos
con remolque que parecen zumbar en el equilibrio inestable y juguetón de sus
tres ruedas, pasó a mi lado. En su toldo de tela franciscana, escrito con
letras blancas: Cavalier G. Zazzaretta, legnami (maderas). Me imaginé a
Petronio haciendo entrar a esta hora del atardecer en su cena de Trimalcione al
Cavalier Zazzaretta, jovial y mordaz, siempre listo a una buena salida irónica.
Un auténtico nombre hablante, digno de una ocasión tan especial. Hay nombres
que hablan, que suenan y resuenan, sugiriendo significados, jugando con otras
palabras, trayendo a la mente imágenes. Nombres contradictorios, muy humanos, en una mezcla bien saturada de alturas gloriosas y lodos que cubren en las caídas.</span></div>
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: IT;">Caminando
ahora ya en la oscuridad que en <a href="http://www.enroma.com/" target="_blank">Roma</a> es ‘buio’, subo por via IV Novembre y paso
junto a los Mercados de Trajano. Una torre inclinada, como de puntillas sobre
el Foro de Trajano, se asoma para ver la ciudad en sus incendios apagados y
sopla memorias para reavivar las llamas de la ilusión. A ver si vemos lo que
será.</span>Unknownnoreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-2090640574200719675.post-48078668436332504382014-05-31T13:06:00.000+02:002014-05-31T13:09:54.158+02:00Despiadada<!--[if gte mso 9]><xml>
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<![endif]--><span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">En Via della Gatta, saludando al
felino de piedra que tranquilamente dormita en la cornisa de la parte posterior
de palazzo Grazioli, nos paramos un rato para tomar un café en un precioso bar
al otro lado de la calle. Parece que el bar participa de la elegante
suntuosidad, para nada afectada sino cuidada y elaborada por los siglos, de la
Galleria Doria-Pamphilj que está situada en los pisos superiores. Milagros,
bibliotecaria del Instituto Cervantes, con su mirada pilla y atenta, me habla de
su vida romana a pocos meses de regresar a su querida Zaragoza. Y me dice: “Roma
es una ciudad despiadada”. Luego, seguimos nuestro itinerario disfrutando de
otros lugares de la cultura española en Roma, pero su frase se me ha quedado
grabada.</span><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhPjNV2-YX4FbiGDlI2_4Tl69rxiVK4NlN2zYSoZHCpvd88zvmt1dUTmg328w_VgKlun0GgXLFdh5Qunn8zfFjnwMN3JFN0AnJio6ymQjppgjiKrzkkWQTyCK2JF-fJTU9187-dWWF__W8/s1600/gatta-roma.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhPjNV2-YX4FbiGDlI2_4Tl69rxiVK4NlN2zYSoZHCpvd88zvmt1dUTmg328w_VgKlun0GgXLFdh5Qunn8zfFjnwMN3JFN0AnJio6ymQjppgjiKrzkkWQTyCK2JF-fJTU9187-dWWF__W8/s1600/gatta-roma.jpg" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Yo siempre he pensado que Roma es
una ciudad de ‘piedad’, como escribí hace poco refiriéndome a mi última visita
a la Galleria Borghese. Sus contradicciones, sus miserias, hacen comprensibles
e incluso disculpables las nuestras y nos ponen ante esa ‘pietas’, esa aceptación
de la historia y de la propia historia. Y no entendía cómo Roma podía ser despiadada.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Pocos días después, en el patio de
S. Carlo alle Quattro Fontane esperando a Vicente, un joven cura vasco superior
de los trinitarios que allí tienen desde hace siglos su casa, su patio, su
iglesia, sentado a la sombra de los naranjos mientras varios gatos ronroneaban
al sol rodeados de pequeñas fresas silvestres seguía pareciéndome increíble y
exagerado calificar a Roma como ‘despiadada’. ¡Qué bien se estaba allí! Y, sin
embargo, la Roma de Milagros era de otra forma, y quizás había visto un rostro
que yo desconocía ¿Cuál era? Recordé que ella me hablaba de los muchos lugares,
propuestas, itinerarios, historias que la ciudad contenía como un mundo
inabarcable y que tenía que abandonar. Ciudad despiadada, </span><span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;"><span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">ilimitada, titánica</span> porque no te permite
ni el reposo ni el conocimiento que siempre es com-prender. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Un piano tiene 88 teclas y, a
parte de la similitud entre el 8 y el símbolo del infinito, no hay nada de más
concreto, limitado y a mano, que las teclas de un piano. Gracias a su
limitación podemos disfrutar con una infinita variedad de posibilidades que
nacen del arte, de esa genialidad llamada música. Notas y teclas limitadas que
permiten infinidad de composiciones. Pienso entonces que Roma es un piano con
cientos, miles de teclas, un abecedario incalculable... y la veo, ahora sí, despiadada. En la tranquilidad
del patio, pensando en la increíble variedad de lugares-teclas de Roma, me
siento incapaz de abarcarla, de abrazarla como quisiera, de componer una pieza
con inicio y fin, condenado a la impiedad que destila lo que no podemos
com-prender. En ese sentido nada hay más despiadado de la Piedad de Michelangelo,
piedra de toque de la muerte que no conseguimos dominar y queda siempre como el
límite tangible de nuestros anhelos.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Esa ciudad que como compañera está
tendida a mi lado desde hace 15 años, por primera vez se me presenta como una mujer
fatal que esconde una historia y un cuerpo que seguirá celando misterios.
Nunca seremos conquistadores sino conquistados. Esquiva y despiadada, juega
como los gatos, concediéndose y apartándose.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Absorto con mis pensamientos, mis
ojos ven sin mirar. Están fijos en un pequeño muro que delimita el sendero entre
los naranjos. De repente, me doy cuenta de lo que está pasando ante mi mirada. Una
pequeña araña da vueltas rapidísima entorno a una hormiga dejando, como una
estela invisible, hilos que la atrapan. La hormiga intenta salir de ese círculo
invisible luchando contra su destino. Yo permanezco en mi trono olímpico
contemplando la tragedia vital de esos seres en una lucha heroica por
sobrevivir: mors tua, vita mea, también en Roma.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Gira, gira, gira la araña
conquistando su presa que ya casi no tiene espacio. De una grieta en el muro
salen otras 2, luego 3, 4 hormigas que con movimientos nerviosos se acercan
hasta el campo de batalla. Empiezan a dar fastidio a la araña que se distrae de
su fiebre danzarina. Al final, la araña, hastiada de tanto incordio y quizás ya
dudando de si su pequeña presa vale la pena, se va de puntillas, casi volando,
araña de pies alados. La hormiga prisionera, viendo su prisión sin guardián, se
anima y las otras desde fuera contribuyen a destruir con pequeños mordiscos la
invisible prisión de sutiles hilos. Al final, como una explosión de júbilo se
reunen y empiezan una danza goliárdica de puro placer vital mientras la
acompañan hasta su grieta-refugio, en una muda alegría que me conmueve.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Roma también es capaz de atraparte
y devorarte, inmovilizándote con sutiles hilos. Roma, teclado de interminables
blancas y negras, danzarina de mil vueltas que embriagan hasta un éxtasis que
te agota, derviche que mendiga ante ti conduciéndote en cada vuelta a un mareo
de sensaciones.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Poco después, siguiendo a Vicente,
subo por la escalera elicoidal del Borromini hasta la maravillosa biblioteca de
los trinitarios. Curvas que van ascendiendo y que parecen no tener fin. San
Carlino, tan pequeño y con tantos secretos en sus juegos de cóncavos y convexos,
un rincón donde descubrir también la despiadada realidad que va más allá de la
línea recta. Curvas y arco que mantienen incluso ese cuerpo lineal de maderas y libros que parece contener todos los intentos por entender algo de lo que somos, de lo que Roma es.</span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjuwZmynAbzFMHD4IV7ZzgX905Cb411krQJg9kiyf9tPs0SRNhS3wREpWVWOnFQU8QzcO3Zk83bFlh4ux6sLpNB7PJ-ON2ayy9uotL7GVohywuzlfQ2GJe3fTjgPDM92OL2CKOPWry8Uv0/s1600/biblioteca-san-carlo-roma.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjuwZmynAbzFMHD4IV7ZzgX905Cb411krQJg9kiyf9tPs0SRNhS3wREpWVWOnFQU8QzcO3Zk83bFlh4ux6sLpNB7PJ-ON2ayy9uotL7GVohywuzlfQ2GJe3fTjgPDM92OL2CKOPWry8Uv0/s1600/biblioteca-san-carlo-roma.JPG" height="248" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ansi-language: ES;">Acepto mi poquedad y el juego de
esta Roma, sabiendo que durante este tiempo mío me encontraré con Vicente, Javier,
Milagros, Aarón, Isabel... entrando gracias a ellos, con ellos, en tantas grietas
abiertas en la historia, como esta borrominiana, en donde encontrar refugio.</span></div>
Unknownnoreply@blogger.com2